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Obama pide respetar las libertades en la lucha contra el terrorismo ante la incertidumbre de Trump

En campaña, el mandatario electo defendió una política de mano dura contra el yihadismo, que incluiría el uso de la tortura y un veto a la entrada de musulmanes a Estados Unidos.

Obama sonó apagado durante buena parte del discurso. Y admitió su frustración por el hecho de que la prisión militar de Guantánamo siga abierta, en una alusión a la inacción del Congreso, o que avance el discurso del miedo alimentado por Trump.

Trump con su nominado para el Pentágono

Un par de horas después del discurso de Barack Obama, Donald Trump tiene previsto celebrar un mitin en Carolina del Norte con el general retirado James Mattis, su nominado a secretario de Defensa. Mattis sirvió como alto cargo militar del Gobierno de Obama hasta 2013. Ahora, igual que Trump, critica la estrategia antiterrorista del presidente, condicionada por el auge del Estado Islámico, y alaba a su sucesor.

Trump aboga por ser más duro y efectivo contra el yihadismo, aparcando la cautela de Obama. Pero ambos defienden un enfoque pragmático en la arena internacional y coinciden en que Estados Unidos no debe ser el policía del mundo.

En un coloquio en abril, Mattis bromeó que no sabía si una entrevista sobre política exterior que dio Obama a la revista The Atlantic correspondía en realidad a frases de Trump.

El presidente se asemejó por momentos al que criticaba en campaña algunas de las propuestas del republicano. Pero trató de mantener un difícil equilibrio: cumplir su promesa de impulsar una transición ejemplar de poder a la vez que busca blindar su legado y no oculta sus temores ante la amenaza de que Trump lo dilapide.

Obama llegó a la Casa Blanca en 2009 prometiendo acabar con las guerras de su predecesor, el republicano George W. Bush, pero EE UU sigue desplegado en Afganistán e Irak aunque con muchas menos tropas. Obama, condecorado en 2009 con el Premio Nobel de la Paz, es el presidente estadounidense que más tiempo ha estado en guerra.

En su discurso, no obvió esta realidad, pero insistió en las bondades de su enfoque: un despliegue limitado de soldados, el uso de aviones no tripulados para minimizar muertes norteamericanas, y la prevalencia de la diplomacia y de las soluciones locales.

Obama subrayó la importancia de que la primera potencia sea fiel a sus valores, en una mención implícita a Trump. Algunas de sus advertencias: la tortura no aporta datos clave, el poder del presidente proviene de los ciudadanos o hay que evitar la tentación de vulnerar derechos.

“Estigmatizar a musulmanes patrióticos refuerza el terrorismo”, destacó. “Un país no impone pruebas de religión, no es un lugar en que algunos ciudadanos afrontan más escrutinio. […] Es una sociedad en que se puede criticar al presidente sin castigo”.