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Señor presidente, una súplica a nombre de los Dreamers

Sr. presidente:

Después de la inauguración presidencial, usted se comprometió a tratar a los Soñadores (Dreamers) con “gran corazón”.

Tal vez escuchó el suspiro de alivio que sus palabras desde la Casa Blanca suscitaron por todo el país. Pero, apenas un mes más tarde, ya usted estaba dando confusas señales.

“DACA es un asunto muy difícil para mí”, dijo. “Es uno de los asuntos más difíciles que tengo porque son muchachos fantásticos, en muchos casos, no en todos los casos. Algunos tienen el DACA y son pandilleros y narcotraficantes, también. Pero hay algunos que son muchachos absolutamente increíbles, yo diría que la mayoría”.

Y de nuevo, en abril, usted le declaró a la Associated Press que los Dreamers podían “estar tranquilos”. No “andamos detrás de Dreamers, si no de criminales,” dijo.

Hablemos sobre eso.

Ken Paxton, fiscal general de Texas y el hombre que dirige la lucha enconada y equivocada contra los Dreamers, está acusado por el delito grave de estafa de valores y en diciembre deberá ir a juicio. Seguramente usted habrá oído sobre su caso. Entonces, la pregunta válida es: ¿quién es realmente el delincuente al que hay que vigilar?

No hay duda alguna de que el titulito de delincuente a quien le cuadra más es a Paxton. A menos que esté contando que usted también a él le otorgará otro vil perdón.

Paxton le pidió que persiguiera a estos jóvenes norteamericanos que no tienen estatus legal, sin tener la menor compasión por los que estudian en nuestras escuelas, juegan con nuestros hijos, y contribuyen en sus respectivas comunidades con sus distintas labores, además de pagar impuestos pues la mayoría de los Dreamers trabajan y estudian.

Si usted no los despoja de sus protecciones legales, Paxton ha amenazado con encabezar una demanda judicial de 10 estados para exigir que el gobierno federal elimine el plan migratorio que hace cinco años ejecutó el entonces presidente Barack Obama y que se conoce como DACA (Deferred Action for Childhood Arrivals). Este respiro para no ser deportados, en vigor luego que la reforma de inmigración una y otra vez dejó de aprobarse en el Congreso, protege a 800,000 jóvenes y les permite tener una licencia de conducción y un permiso de trabajo, de modo que puedan vivir dentro de las leyes. No es una solución permanente pero al menos es un estatus legal.

Paxton –que no es precisamente un pilar de la legalidad– le dio a usted una fecha límite: el 5 de septiembre. A usted no le gustan las presiones, esta parece ser la excepción pues perseguir a los inmigrantes ha sido una de sus obsesiones desde que inició su campaña presidencial con un plan calculado para aprovecharse de la ola de paranoia que vive el país después del 9-11. Y así es que altos funcionarios del Departamento de Seguridad Territorial de inmediato comenzaron a revisar el DACA, y según informes noticiosos, usted está a punto de revocarlo y destrozar vidas.

¿Qué ha pasado con el “gran corazón” con que veía a estos jóvenes traídos al país por padres que tuvieron que cruzar fronteras o se quedaron tras expirar sus visas por temor de regresar a sus países de origen, o simplemente, en busca de una vida mejor?

No tiene que temerle a los Dreamers. Cuando agrega veneno diciendo que entre ellos hay delincuentes, lo que es hace es retomar el estereotipo pandillero hollywoodense que estos chicos no se merecen, pero parecen no poder quitarse de encima. Un blanco supremacista lleno de tatuajes es un norteamericano, pero un niño hispano que se escribe con tinta en un brazo su amor por su mami, en su mente se convierte automáticamente en un criminal.

Busque ayuda por su adicción a Fox News, Sr. presidente. Venga al Miami Dade College y a la Universidad Internacional de la Florida (FIU) para que vea la realidad con sus propios ojos. El éxito académico y participación en la comunidad escolar de los Dreamers es algo de veras impresionante. Hable con cualquier maestro y le dirá que estudian con más dedicación y dan su máximo esfuerzo porque saben lo que se están jugando. ¿Hay acaso algunos descarriados? Por supuesto que los hay. Hace poco, una maestra me contó los problemas que tiene con un jovencito centroamericano que presenció el asesinato de su padre delante de sus propios ojos. Sin embargo, la maestra está decidida a ayudarlo, incluso inspirada por la posibilidad de hacer que su vida cambie de una forma significativa. Necesitamos no tener miedo, sino respaldar a estos niños que empiezan a convertirse en adultos entre nosotros.

Este es un país de inmigrantes, y sin que importe cuántas generaciones hayan pasado desde la primera ola, eso es algo que sigue siendo su parte esencial. La suerte de los emprendedores Dreamers no debe dejarse en manos de un caprichoso fiscal general que tiene mucha ropa sucia que lavar.

No permita que el Sueño Americano de estos muchachos termine con la deportación y tengan que vivir en un país extranjero.