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Un ambiente laboral hostil es contagioso. Así afecta a los empleados y al bolsillo de las compañías

Voltear los ojos en señal de desagrado; no prestar atención cuando un colega presenta una idea, lee una ponencia o explica su punto de vista; cortar la frase de una persona en medio de una conversación o excluirla de proyectos o actividades en conjunto del lugar de trabajo.

Estas son algunas de las actitudes que provocan, que al llegar a la casa luego de la jornada, uno se quite los zapatos, se mire al espejo y piense que le ha salido una nueva cana porque ha tenido “un mal día”.

Estudios recientes indican que un ambiente laboral tóxico, en el que hay lugar para la falta de respeto y las groserías, afecta no solo el bienestar, la creatividad y productividad de los empleados sino las ganancias de la compañía.

Estos comportamientos, que no necesariamente son agresivos, ni abusivos y que, por lo general, no ameritan que se reporten a Recursos Humanos (HR) como sería el caso, por ejemplo, del acoso sexual, sí afectan el respeto mutuo, afirmó Nathan Hiller, profesor de la escuela de Negocios de Florida International University.

El académico, director de The Center for Leadership de la Universidad, ha hecho un resumen de varios estudios recientes sobre la incivilidad en el lugar de trabajo publicados en Journal of Applied Psychology.

“La incivilidad es la violación de las normas de respeto mutuo”, dijo a el Nuevo Herald.

El costo de menospreciar o ningunear a un compañero –otro ejemplo de incivilidad–, es bastante alto y afecta a muchas personas. No solo hiere a la víctima, sino que también deja huella en el que comete el acto de incivilidad y en los que lo presencian.

Es sencillamente contagioso, indica uno de los estudios abordados por Hiller, que compara la falta de respeto a las normas sociales entre compañeros de trabajo con un “catarro”. Este se extiende por toda la organización y tendrá consecuencias en la futura interacción entre empleados, porque lo más probable es que los testigos de este tipo de actos, los repitan posteriormente.

“Otro estudio indica que esta situación no es solo contagiosa sino contaminante”, precisó el académico.

Una encuesta realizada entre 81 empleados durante 10 días, a quienes se les proyectaron videos con comportamientos neutros o groseros, arrojó que quienes presenciaban al comienzo de la jornada una actitud incivil eran propensos a repetirla en algún momento del día.

Una tercera investigación indica que la incivilidad tiene un efecto boomerang en quien la practica. Por ejemplo, si un jefe trata a sus empleados de una manera irrespetuosa, se verán afectados su bienestar fuera del trabajo, su habilidad para relajarse en el medio familiar o para “desconectar” de lo que se supone no debe traer a casa.

Los empleados que se desempeñan en un ambiente de trabajo donde se permiten estos comportamientos son menos productivos. No se sienten motivados a dar lo mejor de sí, y pueden incluso mantener una actitud contraproducente para el desarrollo de la compañía. Hay más posibilidades de que dejen el empleo, lo que resultará en costos de reclutamiento y entrenamiento de nuevos trabajadores para la compañía.

“Una ofensa, por pequeña que parezca, no se debe permitir en un centro de trabajo”, alertó Hiller.

El académico también señaló que, como muchas veces estas actitudes están sujetas a interpretación, son más difíciles de detectar, y por lo tanto, de evitar. El componente cultural juega un papel fundamental en la manera en que un individuo percibe un gesto como ofensivo, lo que podría resolverse con una mejor comunicación. Algo tan simple como: si le molesta, no se quede callado.

Como recomendaciones para gerentes y líderes empresariales, Hiller indica:

Establecer el respeto como norma de comunicación. Dejar muy en claro qué tipo de comportamiento se espera de los empleados y a la misma vez predicar con el ejemplo. El equipo recibirá el mensaje y cambiará la manera de interactuar, si es necesario.

El jefe debe contar con una persona de confianza que le haga un señalamiento en caso de que sea él quien muestre una actitud incivil con sus subordinados.

Siga a Sarah Moreno en Twitter: @SarahMorenoENH.