Inicio EEUU Wall Street está de fiesta: Dow Jones conquista los 22,000 puntos

Wall Street está de fiesta: Dow Jones conquista los 22,000 puntos

`El Dow Jones de Industriales, el principal indicador de Wall Street, rompió el miércoles un nuevo techo, superando por primera vez los 22,000 puntos gracias a los buenos resultados de las grandes empresas estadounidenses.

Tras cinco jornadas consecutivas de récords, el Dow Jones rompió la barrera de los 22,000 al inicio de la sesión y fijó un nuevo máximo intradía de 22,036,10 enteros.

Lo hizo sobre todo gracias a Apple, la mayor compañía del mercado por capitalización bursátil y cuyas acciones se dispararon en la apertura en respuesta a las cuentas trimestrales que había dado a conocer horas antes, mucho mejores de lo esperado.

La empresa de Cupertino (California) dio al Dow Jones el último empujón, pero el índice venía ya avanzando con paso firme hacia los 22,000 puntos desde hace semanas, en medio de una oleada de resultados empresariales de lo más positivo y una mejora de la coyuntura económica a escala global.

APTOPIX Financial Markets Wall Street

El corredor de bolsa, Peter Tuchman (cen.), usa una gorra con el lema “Dow 22,000” en la Bolsa de Valores de Nueva York el miércoles.

Richard Drew AP

Más de un 70 % de las compañías importantes de Wall Street que han dado a conocer sus cuentas recientemente han batido las previsiones de los analistas y bastantes de ellas han registrado beneficios récord.

Pese a los vaivenes en la Casa Blanca, los inversores continúan su luna de miel con la Administración de Donald Trump y por ahora no hay indicaciones de que las subidas vayan a detenerse a corto plazo.

Aunque ya heredó un mercado optimista, desde su victoria electoral Trump ha sido testigo de una fuerte aceleración en los principales índices de Nueva York, una baza que ha utilizado repetidamente para defender su gestión.

En el caso del Dow Jones, que sigue la evolución de treinta grandes empresas, el índice ha subido aproximadamente un 20 % desde las elecciones del pasado noviembre.

Entonces, el Dow Jones se situaba aún lejos de los 19,000 puntos, una barrera que apenas tardó un par de semanas en superar.

Cinco días después de que Trump llegase oficialmente a la Casa Blanca, el 25 de enero, el índice cerró ya por encima de los 20.000 puntos y necesitó poco más de un mes para conquistar los 21,000.

Como contraste, la escalada de los 18,000 a los 19,000 enteros había llevado casi dos años.

Según los analistas, la buena salud de las empresas estadounidenses es lo que está alimentando principalmente a Wall Street.

Los mejor parados están siendo los grandes valores del mercado, como muestra el hecho de que el Dow Jones está avanzando mucho más que otros indicadores más generales como el selectivo S&P 500.

También ayudan al optimismo de los inversores la bajada de impuestos, la reducción de regulaciones y los grandes proyectos de infraestructuras prometidos por Trump, a pesar de que en su mayoría siguen sin concretarse.

Históricamente, la bolsa suele ver subidas claras durante los primeros meses de una nueva Administración y, en este caso, la evolución futura del mercado puede depender en buena medida de lo que ocurra con los tipos de interés.

El propio Trump, durante la campaña electoral, ya advertía de que la buena marcha de Wall Street durante los últimos meses de la presidencia de Barack Obama respondía a una “burbuja” y podía terminar bruscamente con tan sólo una leve subida del precio del dinero.

En su reunión del pasado julio, la Reserva Federal (Fed) mantuvo sin cambios las tasas de interés de referencia entre el 1 % y el 1,25 % y la expectativa es que la próxima subida pueda retrasarse hasta diciembre.

La euforia en los mercados de valores contrasta -y en buena parte también tiene mucho que ver- con el rumbo que ha vivido el dólar durante los últimos meses.

En lo que va de año, la divisa estadounidense ha perdido cerca de un 10 % de su valor con respecto a otras monedas importantes, lo que ha beneficiado los resultados de empresas de EEUU en el exterior y la compra de acciones, pero cuyos efectos a largo plazo aún están por ver.