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Aquello que comemos puede afectar a nuestros bisnietos

En ratones hembra, una dieta rica en grasas afectaría el metabolismo, a la vez que favorecería la aparición de conductas compulsivas relacionadas con el proceso de adicción en su progenie, a lo largo de tres generaciones. [Pixabay]

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Los primeros datos científicos acerca de la relación entre el peso de los progenitores y sus descendientes datan de 1986. Las conclusiones del estudio señalaban que los padres de jóvenes delgados presentaban una constitución notablemente más esbelta que aquellos con hijos corpulentos. Pero ¿y si el efecto se extendiera por varios niveles del árbol genealógico?

Según un trabajo reciente, publicado por la revista Translational Phychiatry, una dieta rica en grasas induciría conductas de adición y obesogénicas a lo largo de tres generaciones. Es decir, la alimentación de la madre, no solo repercutiría en sus hijos, sino también en sus nietos y bisnietos.

En su investigación, Daria Peleg-Raibstein y su equipo, de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, proporcionaron pienso alto en lípidos a ratones hembra durante 9 semanas, desde el apareamiento hasta el destete de las crías. En cambio, su progenie recibió comida equilibrada en todo momento.

Aunque las ratonas originales no desarrollaron obesidad, sus nietos mostraron una marcada tendencia hacia el consumo de drogas como el alcohol, la cocaína o las anfetaminas. Además presentaron características asociadas al sobrepeso: incremento del peso corporal, aumento del tejido adiposo, mayor resistencia a la insulina y alteración de los niveles de colesterol en sangre.

La tercera generación, los bisnietos, también resultaron afectados. Sin embargo, las consecuencias fueron distintas para cada sexo. Así, mientras que ellas buscaron la recompensa asociada a las sustancias adictivas, ellos desarrollaron los síntomas metabólicos asociados a la obesidad. Es decir, solo las hembras manifestaron conductas adictivas y solo los machos mostraron características propias del exceso de peso.

Alteraciones en el circuito cerebral de recompensa podrían originar la marcada conducta compulsiva asociada a la drogodependencia observada en los descendientes. En estos animales, el neurotransmisor dopamina, implicado en el proceso de obtención de placer, se halla inhibido. Ello impulsaría a los ratones hacia el consumo de drogas o comida, a fin de compensar este déficit.

Peleg-Raibstein y sus colaboradores destacan que aplicar estas conclusiones en humanos podría resultar precipitado. Aun así, el modelo resulta de utilidad para abordar el modo en que el régimen de los progenitores afecta a sus descendientes, pues en personas existen múltiples variables que dificultan la interpretación de los datos. Futuros experimentos intentarán dilucidar el mecanismo molecular responsable de la transmisión de las consecuencias de una dieta rica en grasas.

Marta Pulido Salgado

Referencia: «Transgenerational transmission of hedonic behaviors and metabolic phenotypes induced by maternal obernutrition», de G. Sarker et al. en Translational Psychiatry, 8(195), publicado el 12 de octubre de 2018.