Inicio Intelectualidad ¿Cómo perdió la cubierta vegetal el Sáhara hace unos 5000 años

¿Cómo perdió la cubierta vegetal el Sáhara hace unos 5000 años

Hace entre 5500 y 11.000 años, el Sáhara estaba cubierto por abundante vegetación y era atravesado por ríos. [Bashar Shglila, Wikimedia Commons CC BY-SA 4.0]

También te puede interesar

La ciencia ante el cambio climático La ciencia ante el cambio climático Oct/Dic 2015 Nº 82

Entender el clima globalDescubre en este monográfico las lecciones climáticas que nos ofrece el pasado, los fenómenos meteorológicos extremos que están azotando el planeta, las premisas que están guiando las políticas climáticas actuales y otras claves científicas del debate en torno al cambio global.

Más información

A mediados del siglo XIX, durante un viaje entre Trípoli y Tombuctú, el explorador alemán Heinrich Barth descubrió pinturas y grabados sobre rocas que representaban escenas de caza y animales. Estos indicios, datados en entre 5500 y 11.000 años de antigüedad, atestiguan un tiempo en el que el Sáhara presentaba un aspecto muy distinto al de hoy. De hecho, el desierto actual se hallaba cubierto de vegetación tropical y ríos: el Sáhara era «verde». Sin embargo, hace unos 5500 años, la región experimentó una aridificación extraordinariamente rápida, lo que dio origen al desierto tal como lo conocemos hoy. Un equipo internacional, con la participación de Thibaut Caley, del laboratorio Ambientes y Paleoambientes Oceánicos y Continentales (EPOC, centro mixto del CNRS y la Universidad de Burdeos), ha demostrado que a ese cambio contribuyó un descenso de las temperaturas en las altas latitudes del hemisferio norte.

Precedido y seguido por condiciones climáticas áridas, este período húmedo en África, que duró unos 6000 años, resultó excepcional. Sin embargo, se sabe poco sobre cómo terminó, especialmente la velocidad y la sincronía de la aridificación en toda la región del Sáhara y del Sahel. Para aclarar esta cuestión, Caley y sus colaboradores analizaron primero los sedimentos marinos en el Golfo de Guinea. Estaban interesados en la cera que recubre las hojas de las plantas, cuyos restos se acumulan en los depósitos sedimentarios. En estas ceras, la composición de los isótopos estables del hidrógeno permite reconstruir la intensidad del ciclo hidrológico (esta composición puede guardar relación con la del agua de lluvia absorbida por las plantas). Con este indicador, los investigadores han demostrado que la precipitación cayó bruscamente hace entre 4800 y 5800 años en la región de Camerún y del Sahel-Sáhara central. En el noreste de África se ha hecho una observación similar, lo que refleja un fenómeno general. Además, el descenso de cien metros en el nivel del lago Chad hace 5200 años y el aumento de polvo en el noroeste de África hace unos 5500 años también son signos de una gran sequía.

Para entender lo que sucedió, los investigadores estudiaron los fenómenos atmosféricos que contribuyen al aporte de humedad en la región. Las fuentes de humedad del Sahel y del Sáhara son, por un lado, el océano Atlántico y, por otro, el monzón procedente de África Central. Los volúmenes de precipitación y su estacionalidad están modulados por dos corrientes atmosféricas, la corriente en chorro del este tropical (CCET) y la del este africana (CCEA). La primera se desarrolla a gran altura y cerca del ecuador, mientras que la segunda se sitúa a cotas más bajas pero más al norte. Si la CCET se ralentiza, las condiciones son más áridas y, a la inversa, una CCEA más fuerte causa condiciones secas.

Pero ¿qué fenómeno pudo haber alterado ambas corrientes en chorro para provocar la aridificación del Sáhara? La respuesta podría hallarse en las altas latitudes del hemisferio norte. De hecho, muchos indicadores muestran que las temperaturas de verano en la región que se extiende desde Groenlandia hasta el mar de Noruega habrían descendido hace entre 5000 y 6000 años. Ello podría deberse a la desaceleración de las corrientes del océano Atlántico que traen agua caliente y salada desde bajas latitudes hacia el norte (conocida como circulación termohalina) o a una expansión del vórtice polar del hemisferio norte, que trae viento frío más al sur.

Para entender cómo este fenómeno pudo haber influido en las condiciones climáticas del Sáhara, los investigadores usaron un modelo numérico del clima que reproduce las condiciones de la época con un enfriamiento de entre 0,5 y 2,5 °C del Atlántico Norte. Los investigadores han demostrado que las anomalías de temperatura debió de manifestarse hasta el norte de África, lo que tendría por efecto una ralentización de la CCET y, como consecuencia, una reducción de la precipitación. Además, la caída de las temperaturas del suelo en el Sáhara también impediría el ascenso del monzón hacia el norte, lo que llevaría a una disminución de las precipitaciones en el Sahel. Los investigadores también han demostrado que estas condiciones debieron de reforzar la CCEA, lo que acentuaría aún más la aridificación de la región.

Por lo tanto, un cambio en la temperatura en latitudes altas del hemisferio norte pudo haber desencadenado un efecto de cascada que al final llevaron a la desaparición desertización del Sáhara. En términos más generales, como señala Caley, «este trabajo también respalda la hipótesis de que los cambios futuros de temperatura en las altas latitudes del hemisferio norte podrían tener importantes repercusiones en el ciclo hidrológico del Sáhara y, en consecuencia, en la gente de esa región».

Sean Bailly/Pour la Science

Artículo traducido y adaptado por Investigación y Ciencia con permiso de Pour la Science.

Referencia: «Rapid termination of the African humid period triggered by northern high-latitude cooling». J. A. Collins et al. en Nature Communications, vol. 8, n.º 1372, 2017.