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Cómo podría una supercivilización contrarrestar los efectos de la energía oscura

Una esfera de Dyson seguramente no podría ser una estructura sólida; más bien consistiría en un enjambre de colectores de la energía radiada por la estrella, en órbita alrededor de esta [Vedexent].

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Universo oscuro Universo oscuro Abr/Jun 2016 Nº 84

¿De qué está hecho el 95 por ciento del cosmos?Hace años que los físicos saben que todos los átomos y toda la luz que existen el universo apenas dan cuenta del 5 por ciento de su contenido total de materia y energía. El 95 por ciento restante se compone de dos misteriosos agentes que, a falta de un nombre mejor, han dado en llamarse «materia oscura» y «energía oscura». Dominan el cosmos, pero ¿cuál es su naturaleza? En este número podrás encontrar una panorámica clara y rigurosa del estado actual de dos líneas de investigación que, casi como ninguna otra, evidencian lo mucho que aún nos queda por aprender sobre el universo y las leyes fundamentales que lo rigen.

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Puede que un día se esté muy solo en el universo: se supone que en unos cien mil millones de años se habrá expandido tanto que desde la Vía Láctea solo serán visibles unas cuantas galaxias vecinas. Las demás (hoy pueden observarse con telescopios del orden de cien mil millones de ellas) se habrán alejado tanto de nosotros y seguirán haciéndolo a tales velocidades que su luz ya no llegará nunca más hasta nuestra galaxia. La culpa será de la energía oscura, que contribuye a que el espacio se expanda cada vez más deprisa.

La energía oscura se convertiría en un problema para una civilización extremadamente avanzada que hubiese ocupado numerosas galaxias. Con los eones irían desapareciendo más y más partes del imperio cósmico del alcance de las otras, sin comunicación posible entre ellas en ningún plazo de tiempo. ¿Estaría condenado un imperio galáctico a perder para siempre su periferia. 

Una multitud de esferas de Dyson 

Una cuestión así podría parecer de mera ciencia ficción. Sin embargo, ejercicios mentales de este estilo son del gusto de muchos estudiosos del universo, por ejemplo Dan Hooper, de la Universidad de Chicago, renombrado cosmólogo y astrofísico, que expone en el repositorio electrónico de artículos arXiv una estrategia con la que unos seres vivos sumamente desarrollados podrían reaccionar a las consecuencias de la energía oscura. Podrían construir alrededor de sus estrellas gigantescas esferas huecas, con sus paredes internas forradas de células solares, es decir, unas esferas (o más bien unos enjambres de componentes distribuidos esféricamente) de las llamadas de Dyson (no parece haberlas en el universo cercano).

Estas construcciones aparecen también desde hace mucho en los relatos de ciencia ficción. De la energía que recogen podría valerse una civilización para acelerar las estrellas rodeadas por las esferas, junto con sus sistemas planetarios, hacia el centro el imperio. Se desplazarían así en sentido inverso a la expansión del universo y permanecerían cerca de las otras galaxias del imperio cósmico.

Pero ¿cómo podrían moverse las estrellas con una velocidad que supere a la de separación que se imparte cosmológicamente por haber energía oscura? En principio, se lograría gracias a una idea expuesta hace ya bastantes años por el ingeniero Leonid Shkadov: se colocaría a un lado de una estrella un espejo o vela gigantescos que reflejarían la luz solar. Puesto que esta solo se reflejaría por un lado de la estrella, esta se movería y a largo plazo llegaría a viajar a una fracción pequeña de la velocidad de la luz.

No bastaría con eso para contrarrestar el efecto de la energía oscura, pero una civilización muy desarrollada quizá encontrase la forma de convertir una parte de la masa de la estrella en energía cinética o en aprovechar la de otros cuerpos celestes, escribe el astrofísico estadounidense. En tal caso, esos seres vivos podrían apartar las estrellas de un horizonte cósmico cada vez más cercano. 

La búsqueda de supercivilizaciones

Hooper ha calculado también qué tipo de estrellas podrían ser aptas para el viaje. Su resultado: para unas estrellas como nuestro Sol y para las que son algo más ligeras es para las que funcionaría mejor esa técnica. Las más pesadas queman su combustible demasiado deprisa para el largo viaje hacia el centro de la civilización y las más ligeras no desprenden energía suficiente, según Hopper.

Propone incluso buscar en el universo que observamos hoy supercivilizaciones que apliquen ya esa estrategia para adelantarse a la expansión acelerada del universo. La existencia de esos extraterrestres se manifestaría en que en las galaxias que hubiesen colonizado solo se verían estrellas muy pesadas o muy ligeras. Las demás estarían rodeadas por esferas de Dyson que las propulsarían y por ello la galaxia en su conjunto emitiría una radiación con un espectro distinto al de una galaxia no manipulada. Las estrellas en tránsito, por otra parte, seguramente iría acompañadas por una señal electromagnética característica ligada a la gran energía empleada para impulsarlas

Si alguna de las cien mil millones de galaxias del universo visible emitiese radiación como la prevista por Hopper, sería un indicio de que lo imaginado por él algo tendría que ver con la realidad. En cualquier caso, seguiría siendo una idea que quizá podría aprovechar algún escritor de ciencia ficción. 

Robert Gast / spektrum.de

Artículo traducido y adaptado por Investigación y Ciencia con permiso de Spektrum der Wissenschaft.

Referencia: «Life Versus Dark Energy: How An Advanced Civilization Could Resist the Accelerating Expansion of the Universe», de Dan Hoopper en arXiv, 1806.05203 [astro-ph.CO].