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¿Cuánto sabes sobre inventos?
En un cortejo del Carnaval de Milán, los participantes de tal celebración vieron unos papelitos circulares que al mínimo soplo de viento se levantaban en el aire dando un aspecto más festivo a lo que ya era un festejo anual ineludible en la Italia del siglo XIX.
El invento fue obra del ingeniero italiano Enrico Mangili, quien utilizó para ello el descarte de las hojas de papel usadas como lechos para la cría de los gusanos de seda.
El mismo Mangili, según algunas versiones, se inspiró en las cintas de papel en las que se imprimían los mensajes del telégrafo para inventar también le stelle filanti, las serpentinas.
No obstante, los franceses reclaman asimismo la paternidad de la creación del papel picado en la persona del director del Casino de París, Lué, a finales del XIX.
Los Grandes Bulevares parisinos eran un lugar de cita ineludible durante el gran Carnaval de París: se veían invadidos por la multitud hasta el punto de que, en torno a 1900, durante los tres grandes días festivos se desviaba la circulación de los vehículos y se interrumpía el paso del célebre ómnibus Madeleine-Bastille.
París se había convertido en una gran capital de la fiesta y el confeti y las serpentinas no faltaban en los Grandes Bulevares.
No era el confeti italiano, que no se vio nunca en París, sino otro más moderno, hecho de papel de colores, presentado mundialmente en el Carnaval de París de 1891. Ya en 1892, en Niza, se le dio el nombre de «confeti de París».
A principios de esa década, también las serpentinas hicieron acto de presencia en los Grandes Bulevares, volviendo los árboles «peludos y multicolores».
Entre 1892 y 1914, tenían lugar allí gigantescas batallas de confeti, vendido en vasos o al peso.
Hasta los hermanos Lumière captaron en una de sus cintas cinematográficas de 1899 un momento de la celebración de la batalla de confeti en los Grandes Bulevares.
