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Crónica de ‘Dios tiene vagina’: tres aburridas horas de ofensas a España y al cristianismo

La obra teatral de la temporada. Un nuevo intento del Ayuntamiento de Manuela Carmena de herir los sentimientos religiosos. Tras el asalto a la capilla de la Universidad Complutense de la concejal Rita Maestre y los títeres proetarras con monjas golpeando con crucifijos a niños, el Gobierno local no quería terminar el mandato sin una guinda final.

Muchos comentan sin haber visto la pieza, pero OKDIARIO se traslada hasta las Naves de Matadero Madrid para comprobar en primera persona cómo es ‘Dios tiene vagina’.

El resultado: tres largas horas con intentos de llamar la atención cuya única parte buena es cuando termina y la compañía teatral invita al respetable a una cerveza y a picotear jamón y queso. 15 euros por un pobre aperitivo.

En la entrada no hay ningún aviso para prohibir el acceso a menores o al menos avisar de que la obra contiene desnudos

La obra se divide en dos partes separadas por un descanso de 20 minutos. La primera es ‘Jura de bandera’ que trata de reflexionar sin mucho éxito sobre la idea de la patria. La gente salió escandalizada. Hombres jubilados que acuden al teatro gracias a su pase de tercera edad a la salida comentan: “Lo más bochornoso que he visto en mi vida”. 

Primera parte

En primer lugar aparece en escena la escritora catalana Brigitte Vasallo que se presenta así: “Hola, soy una lesbiana machirulo y botifler, eso ya son muchas traiciones a la patria de golpe”. Tras 15 minutos de monólogo sin gracia comienza la supuesta performance: una impresora colgada del techo va imprimiendo una kilométrica bandera de España que acaba arrugaba en el suelo como una montaña de basura. Mientras, aparece una pantalla en la que van apareciendo preguntas: “¿Existe relación entre su voto y sus prácticas sexuales?”, es es la pregunta más suave. Pornografía, pedofilia, nacionalismo… son alguno de los conceptos tratados en casi una hora de preguntas.

Llega el momento álgido: “¿Utilizas el ano para tu placer sexual? Sí: en pie – No: sentado”. El público, entre desconcertado y escandalizado, entra en el juego. De vez en cuando, sin razón alguna, las preguntas se interrumpen por anuncios de televisión: restaurantes de comida rápida, aerolíneas, bancos, marcas de ropa… ¿Habrá pedido Carmena permiso para mezclar estas marcas con esta supuesta obra de arte?

Escena con capirotes de Semana Santa en la obra Dios tiene vagina.

Antes de terminar la primera parte aparece en el escenario la segunda y única actriz de esta mitad: una mujer de piel negra sin ropa fumando y encendiendo botes de humo. Finalmente, las acomodadoras muy amables indican al estupefacto público que la primera parte ha terminado. Empieza el descanso de 10 minutos (que al final son 20 realmente) para hacer el cambio de decorado.

Segunda parte

Tras la decepcionante primera parte de ‘Díptico por la Identidad’ llega la segunda, la esperada ‘Dios tiene vagina’. Una hora y media después del comienzo de la obra, a las siete y media de la tarde, muchos ya no aguantan y aprovechan para marcharse. El patio de butacas pasa de estar tres cuartos lleno a quedarse a la mitad aproximadamente. Gran parte de los presentes hacen gala de su vanguardismo, lo más moderno y cosmopolita de Madrid se da cita en la célebre sala de teatro de Matadero a la que Celia Mayer antes de ser cesada quitó el nombre de ‘Fernando Arrabal’.

Sucesión de ofensas a la religión católica, a las costumbres andaluzas y al folclore español

La segunda parte de la obra decepciona aún más que la primera. Una vez visto el tráiler que avanzó este periódico, vista toda la obra. Una sucesión de ofensas a la religión católica, a las costumbres andaluzas y al folclore español.

Dos actores y una actriz completamente desnudos encadenan escenas cada cual más ofensiva. Pasan de ridiculizar a los penitentes de Semana Santa llevando un capirote y haciendo bailes ridículos a los costaleros poniendo sobre sus cabezas “500 kilos” de caballetes de madera mientras dan vueltas. De ahí pasan a colocarse sombreros cordobeses para caricaturizar los tablados flamencos. “Afuera están pasando cosas pero aquí seguiremos con la fiesta”, apunta un actor. Abogados cristianos han pedido la retirada de la obra pero la Fiscalía lo ha rechazado porque la obra terminó este fin de semana.

La traca final

Cuando ya parece que termina la tortuosa exhibición, los bostezos y las miradas al móvil ya aparecen en la sala, llega la traca final. Uno de los actores se mete agua por donde la espalda pierde su nombre como si de Camilo José Cela se tratase, se pone en posición de parto y riega un geranio. Aplausos en el público. Ver para creer. 

El líder de la oposición, José Luis Martínez-Almeida, ha apuntado: “Si la obra abordara cuestiones como el feminismo o la temática LGTBI la reacción de Carmena hubiera sido furibunda, pero como se mete con la religión cristiana, todo es admisible”. “Si se quiere representar en un recinto privado será problema de aquellos que quieran acudir, pero no con soporte público”, ha señalado.

Este martes la propia Carmena ha querido correr un tupido velo. Preguntada por la polémica, la primera edil ha señalado que ya no tiene que retirar la obra y ha zanjado: “La obra ya no está en cartel”.