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El asesino de Pasolini se lleva los secretos del caso a la tumba

La tarde del 17 de noviembre de 1975, Pier Paolo Pasolini recogió en la estación Termini (Roma) a un joven de 17 años. Le propuso comer algo e ir a Ostia a “magrearse” a cambio de 20.000 liras. Condujo hasta la playa y apagó el motor de su coche en un descampado. Una vez ahí, el joven rechazó tener relaciones sexuales. Salió del automóvil, Pasolini le siguió, le golpeó con un bastón y este le devolvió los golpes. A continuación se subió en el Alfa Romeo, y en la huida atropelló al cineasta, escritor e intelectual, a quien reventó el corazón y abandonó muerto en el suelo. Esta fue la primera versión que contó Giuseppe Pino Pelosi, también conocido por la Rana, el único testigo presencial de uno de los grandes misterios en la historia del crimen italiano, que ayer, a los 59 años, se llevó a la tumba todos sus secretos.

Aquella noche, una patrulla de los carabinieri le dio el alto cuando conducía a toda velocidad y en contradirección por la carretera de Ostia. Primero admitió haber robado aquel Alfa Romeo. Poco más tarde, encontraron el cadáver de Pasolini y no tuvo más remedio que confesar el crimen. Sin embargo, como relató la sentencia de 1976, siempre estuvo claro que lo había cometido “en compañía de desconocidos». En el coche había aparecido un jersey de una tercera persona, Pelosi apenas tenía manchas de sangre y era difícil pensar que hubiera podido propinarle una paliza de aquel calibre solo. Pero, al fin y al cabo, era un asunto entre homosexuales, como vino a justificar la democracia cristiana que reinaba en Italia en aquel periodo. Así que el presunto asesino cumplió solo cinco años de cárcel, pero en 2005 decidió cambiar su versión.

El nuevo relato, construido ya por un Pelosi enganchado a las drogas y que entraba y salía de los centros penitenciarios por robos de todo tipo, señaló que aquella noche habían practicado sexo oral en el interior del coche. Luego, Pelosi se bajó «para orinar» y aparecieron tres desconocidos, «de 45 o 46 años, con acento del sur, calabrés o siciliano». «Uno de ellos, con barba, me golpeó y me amenazó a mí y a mi familia si hablaba; los otros dos sacaron al señor Pasolini del coche y empezaron a golpearle con una violencia inaudita». Según su versión, le insultaban gritándole «fetillo», «cerdo comunista» y «maricón». «El pobre gritaba mientras le masacraban», dijo Pelosi. Luego desaparecieron en la noche y Pelosi, asustado, arrancó el coche y atropelló sin querer a Pasolini. Pero la versión nunca convenció ni a la familia ni a sus allegados.

¿Por qué cambió su historia? Pelosi adujo que había mentido inicialmente por miedo a las represalias. Su familia también confirmó que vivía aterrado por lo que poría sucederles si hablaba. Pero al cabo de poco las sospechas apuntaron también a un conocido criminal apodado Johny el Gitano y a los hermanos Borsellino, dos militantes sicilianos de extrema derecha a quienes un infiltrado de la policía oyó jactarse de aquel crimen. Ambos murieron en los años 90 enfermos de Sida.

Servicios secretos, una brigada fascista o un crimen común. Hay distintas teorías. Pero la única persona que conocía la verdad de lo que sucedió aquella noche de hace 42 años ya no podrá hablar . El abogado de la familia Pasolini, Nino Marazzita, lo ha querido recordar hoy. «Pino Pelosi nunca quiso contribuir para que se llegara a la verdad sobre la muerte de Pier Paolo Pasolini. Se llevó desgraciadamente el secreto a la tumba».