Inicio Intelectualidad El Gobi abona las secuoyas de California

El Gobi abona las secuoyas de California

El polvo del desierto del Gobi contribuye al crecimiento de las inmensas secuoyas californianas [Pgiam].

General Sherman es un árbol gigante, una secuoya (Sequoiadendron giganteum) de la Sierra Nevada californiana. Es uno de los árboles más majestuosos del mundo: el tronco mide 83,8 metros de alto y un diámetro de 8,25 metros; su volumen es de 1500 metros cúbicos, el mayor que se conoce. Pero sus impresionantes dimensiones no se las debe a solo a sus buenos genes, sino a una especial importación desde el este de Asias, como Emma Aronson, de la Universidad de California en Riverside y sus colegas escriben en Nature Communications.

Esa secuoya, sus congéneres y muchas otras plantas de las montañas se benefician del polvo que llega desde el desierto del Gobi y se queda en las laderas.
Los aerosoles, transportados sobre el Pacífico por los vientos del oeste o procedentes de Cantral Valley californiano, ofrecen al ecosistema más fósforo que la meteorización de la roca del suelo. El fósforo es uno de los principales nutrientes de las plantas. «En los últimos años nos hemos estado preguntando cómo sobreviven todos esos árboles gigantescos, ya que la roca que tienen debajo no les ofrece nutrientes», dice Aronson. Para su trabajo, los científicos recogieron polvo depositado y aerosoles para analizar su cantidad y procedencia. Compararon esos valores con el ritmo de erosión del lugar y el contenido en nutrientes. El polvo del oriente asiático aporta, según la altitud, entre el 20 y el 45 por ciento de los aerosoles; el porcentaje crece hacia la cima, ya que el material viaja alrededor de la Tierra con vientos altos y, por lo tanto, abunda más en las partes más elevadas de las montañas. En cotas más bajas predomina claramente el material fino del Central Valley.

La Sierra Nevada de California es sobre todo granito, una roca que no contiene compuestos de fósforo. El ecosistema del oeste de Sierra Nevada puede considerarse pues una zona con carencias a la que las plantas tienen que adaptarse. Esa limitación se compensa en parte, según este estudio, gracias al transporte de polvo lejano y cercano. «El polvo es quizá decisivo en que medre allí una comunidad vegetal tan productiva», asevera Stepen Hart, que participó en el estudio, de la Universidad de California en Merced. «En el futuro puede que venga más polvo, cuando la agricultura del Central Valley sea más intensiva y el clima, más cálido», según Hart.

El estudio podría valer como ejemplo para otras regiones, dice Aronson. Es conocido lo importante que es el polvo del Sahara para la selva húmeda amazónica: las tormentas levantan enormes cantidades de polvo en el cielo sobre Bodélé-Senke, en el norte de Chad, la mayor fuente de polvo del mundo. Los alisios y otros vientos las propulsan sobre el Atlántico y abonan por igual el océano y la selva húmeda del Amazonas. El polvo consiste en gran medida en el mineral apatita, procedente de peces fósiles: durante milenios, un inmenso lago cubrió Bodélé-Senke; al secarse, murieron millones de peces, que hoy alimentan el Amazonas.

Más información en Nature Communications.

Fuente: spektrum.de/Daniel Lingenhöhl