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El hombre más peligroso de Europa para Winston Churchill

Winston Churchill




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The most dangerous man in Europe, «El hombre más peligroso de Europa», según el líder de los Aliados Winston Churchill, apareció en la prensa mundial el 12 de septiembre de 1943 al haber rescatado al dictador italiano conocido como el «Duce».

La operación que liberó al Duce era de la Luftwaffe y Skorzeny iba en ella de mero observador pero, como oficial de mayor graduación, insistió en acompañar a Mussolini en la avioneta que lo llevó a Alemania, proclamándose héroe del día y ganando de esta manera la confianza de Hitler.

El ingeniero y coronel de las WaffenSS de origen austríaco, Otto Skorzeny, que hasta entonces había pasado desapercibido, se ocupó de dirigir entonces las tropas de operaciones especiales, la unidad Friedentahler, durante la Segunda Guerra Mundial.

De todas sus operaciones sólo tuvo éxito la Panzerfaust, el secuestro del hijo del dictador húngaro Horthy. El resto de sus misiones (Greif, la captura de Tito, el asesinato de los Tres Grandes en Teherán, armar a la resistencia en Irán, volar el puente de Remagen…) fracasaron, se anularon durante la planificación o simplemente surgieron de la fantasía de sus enemigos.

Tras la guerra, fue juzgado en Nuremberg, donde fue declarado inocente de todos los cargos, y en 1948 el considerado héroe nacionalsocialista se escapo del campo de internamiento de desnazificación y puso rumbo a España. En Madrid siguió trabajando de ingeniero representando a prosperas compañías acereras alemanas. En España fue bien tratado por el régimen franquista: gozó de gran prestigio y popularidad debido a sus hazañas en la guerra.

Su estancia en la capital española se vio manchada por la sospecha de que ayudó a presuntos criminales de guerra a escapar a Málaga y Alicante a través de la organización ODESSA, creada por antiguos miembros de las SS.

Publicó unas memorias que, según él mismo, eran lectura obligada del Mossad, los Rangers y otros cuerpos de élite.

Su libro autobiográfico fue criticado por parecerse a una especie de novela del Oeste y es dudoso que tengan ninguna utilidad más allá del entretenimiento, así que tras la figura del audaz jefe de comandos sólo parece haber oportunismo, suerte y muchas cortinas de humo.

Skorzeny demostró su valor en muchas ocasiones pero, más allá de entregar algunos informes al Mossad en los 60, en lo que a la guerra secreta se refiere nunca fue muy profesional, si no más bien un caradura.