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El Prado reúne a Velázquez, Rembrandt o Vermeer como manifiesto «por la cultura europea» frente al «exceso nacionalista»

Publicado 21/06/2019 16:37:21CET

   MADRID, 21 Jun. (EUROPA PRESS) –

   El Museo del Prado ha inaugurado la exposición ‘Velázquez, Rembrandt, Vermeer. Miradas afines’, una muestra que reúne a 72 obras de grandes maestros del siglo XVII que sirve de «convincente y encendido manifiesto a favor de la cultura europea«, según ha explicado el director de la pinacoteca, Miguel Falomir.

   El punto de vista por el que ha optado el Prado ha sido el de cuestionar el relato que ha existido en los últimos dos siglos en torno a la teoría de la pintura, donde ha permeado un «exceso nacionalista» que ha «contaminado la historia del arte», en palabras de Alejandro Vergara, Jefe de Conservación de Pintura Flamenca y comisario de la muestra patrocinada por Fundación AXA y que ha contado con la colaboración del Rijksmuseum.

   «No negamos que existan diferencias entre estos pintores de distintos lugares, pero sí que se han exagerado mucho y se ha prestado poca atención a lo que nos une. Llevan dos siglos diciéndonos lo contrario, últimamente ha habido una conciencia del exceso nacionalista pero inconscientemente se cae en él», ha lamentado Vergara.

   En este sentido, ha alertado de que el relato nacionalista pictórico es «muy poderoso» porque «una pintura con bandera tiene algo de mística y el sentimiento de pertenecer a una tribu es grande». «No se suelen colgar cuadros de distintos lugares juntos, pero ahora el mensaje es que se puede ser escéptico al mito«, ha apuntado.

   El punto de partida de la exposición –y del propio Vergara– es «una intuición»: las sorprendentes similitudes entre la ‘Vista del jardín de la Villa Medici en Roma’ de Velázquez con ‘La callejuela’, de Vermeer. Pintadas con apenas diez años de diferencia, las coincidencias resultan aún más insólitas si se tiene en cuenta que ninguno de los dos se conocía ni había oído hablar el uno del otro.

   Ambos pintores retratan un paisaje arquitectónico de frente, con un volumen parecido, «interesados en pintar una porción de la realidad y enfatizar la geometría«. No obstante, este solo es el comienzo de una serie de coincidencias que se dieron a lo largo de este periodo, en especial entre la pintura flamenca y la española.

LA MODA DE NEGRO

   Por ejemplo, entre el cuadro ‘Los síndicos de los pañeros’ y las propias ‘Meninas’ de Velázquez, donde «se hace evidente el recurso compartido» de los autores de interrumpir lo que estaban haciendo para fijar la mirada y prestar atención al espectador.

   En esas primeras salas también hay una práctica igualdad en los ropajes de los retratados. «Hay una moda que viene de los duques de Borgoña y que impone Carlos V, que al final se repite entre ciudadanos europeos: la de vestir de negro cuando querían ser presentados«, ha explicado Vergara, quien también ha aludido a otros complementos que se repiten, como los cuellos de lechuguilla.

   La muestra, que estará hasta el próximo 29 de septiembre– enfrenta en varias salas a autores a priori dispares, como ocurre con las obras de Hendrick ter Brugghen y José de Ribera, por ejemplo. De otros pintores menos conocidos, como Carel Fabritius –discípulo de Rembrandt y del que cuelga un ‘Autorretrato’ en la exposición–, se recuerda que ya en el siglo XIX los expertos hablaban de una similitud con Ribera y Murillo antes que con su maestro.

EXPOSICIONES TEMPORALES Y TURISMO MASIVO

   ‘Velázquez, Rembrandt, Vermeer. Miradas afines’ cuenta con quince prestadores –incluido el Rijksmuseum de Ámsterdam–, lo que ha vuelto a poner sobre la mesa tanto el tamaño de las exposiciones en la actualidad como la capacidad de los museos para albergar grandes flujos de visitantes. Para Falomir, «debe haber un replanteamiento del modelo expositivo».

   «Las exposiciones temporales tienen un problema y es que son cada vez más pequeñas por dos motivos: los museos se resisten a dejar sus obras y los costes se han disparado exponencialmente. Vamos hacia un modelo de sostenibilidad, un museo es sobre todo su colección permanente y lo ideal es que las exposiciones temporales sirvan de acicate para investigar», ha indicado.

   Para esta exposición los visitantes entrarán en grupos de quince cada 20-30 minutos, una medida que el Prado ha venido aplicando a varias muestras en los últimos años –la más reciente, la de Fra Angelico–. «No es una medida excepcional ni una política restrictiva, son las pautas que se toman siempre para evitar grandes aglomeraciones«, ha concluido.