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Hallan en Laos los parientes más cercanos conocidos del virus de la COVID-19

Los científicos han encontrado tres virus en murciélagos de Laos que son más similares al SARS-CoV-2 que cualquier otro virus conocido. Los investigadores dicen que partes de su código genético refuerzan las afirmaciones de que el virus detrás de la COVID-19 tiene un origen natural. Pero su descubrimiento también genera temores de que existen numerosos coronavirus con el potencial de infectar a las personas.

David Robertson, virólogo de la Universidad de Glasgow, califica el hallazgo de «fascinante y bastante aterrador».

Los resultados, que aún no han sido revisados ​​por pares, se publicaron en el servidor de artículo en preimpresión Research Square. Particularmente preocupante es que los nuevos virus contienen regiones de unión al receptor (RBD, por sus siglas en inglés) que son casi idénticos a los del SARS-CoV-2 y, por lo tanto, pueden infectar células humanas. La región de unión al receptor permite que el SARS-CoV-2 se una a un receptor llamado ACE2 en la superficie de las células humanas para ingresar a ellas.

Para hacer el descubrimiento, Marc Eloit, virólogo del Instituto Pasteur de París y sus colegas en Francia y Laos, tomaron muestras de saliva, heces y orina de 645 murciélagos en cuevas en el norte de Laos. En tres especies de murciélagos de herradura (Rhinolophus), encontraron virus que son cada uno más del 95% idénticos al SARS-CoV-2, a los que llamaron BANAL-52, BANAL-103 y BANAL-236.

Origen natural

«Cuando se secuenció el SARS-CoV-2 por primera vez, la región de unión al receptor no se parecía a nada que habíamos visto antes», explica Edward Holmes, virólogo de la Universidad de Sídney. Esto hizo que algunas personas especularan que el virus se había creado en un laboratorio. Pero los coronavirus de Laos confirman que estas partes del SARS-CoV-2 existen en la naturaleza, dice.

«Estoy más convencida que nunca de que el SARS-CoV-2 tiene un origen natural», coincide Linfa Wang, viróloga de la Escuela de Medicina de Duke-NUS en Singapur.

Junto a parientes del SARS-CoV-2 descubiertos en Tailandia, Camboya y Yunnan en el sur de China, el estudio demuestra que el sudeste de Asia es un «punto caliente de diversidad para los virus relacionados con el SARS-CoV-2», dice Alice Latinne, bióloga evolutiva en la Wildlife Conservation Society en Hanoi, Vietnam.

En un paso adicional en su estudio, Eloit y su equipo demostraron en el laboratorio que la región de unión al receptor de estos virus podría unirse al receptor ACE2 en células humanas tan eficientemente como algunas variantes tempranas de SARS-CoV-2. Los investigadores también cultivaron BANAL-236 en células, que Eloit dice que ahora usarán para estudiar qué tan patógeno es el virus en modelos animales.

El año pasado, investigadores describieron otro pariente cercano del SARS-CoV-2, llamado RaTG13, que fue hallado en murciélagos de Yunnan. Este es un 96,1% idéntico al SARS-CoV-2 y los dos virus probablemente compartieron un ancestro común hace 40-70 años. BANAL-52 es un 96,8% idéntico al SARS-CoV-2, dice Eloit –y los tres virus recién descubiertos tienen secciones individuales que son más similares a secciones del SARS-CoV-2 que las que se ven en cualquier otro virus—.

Los virus intercambian trozos de ARN entre sí a través de un proceso llamado recombinación, y una sección en BANAL-103 y BANAL-52 podría haber compartido un ancestro con secciones de SARS-CoV-2 hace menos de una década, dice Spyros Lytras, virólogo evolutivo de la Universidad de Glasgow. «Estos virus se recombinan tanto que diferentes partes del genoma tienen diferentes historias evolutivas», explica.

Eslabones perdidos

El estudio de Laos ofrece información sobre los orígenes de la pandemia, pero todavía hay eslabones perdidos, dicen los investigadores. Por ejemplo, los virus de Laos no contienen el llamado sitio de escisión de la furina en la proteína en forma de espiga que ayuda aún más a la entrada de SARS-CoV-2 y otros coronavirus en las células humanas.

El estudio tampoco aclara cómo un progenitor del virus pudo haber viajado a Wuhan, en el centro de China, donde se identificaron los primeros casos conocidos de la COVID-19 –o si el virus viajó hasta allá en un animal intermedio—.

Las respuestas podrían llegar a través del muestreo de más murciélagos  y otros animales salvajes en el sudeste asiático, lo que muchos grupos científicos ya están haciendo.

Otro estudio en pre-impresión, también publicado en Research Square y aún no revisado por pares, arroja luz sobre el trabajo en curso en China. Para ese estudio, los investigadores tomaron muestras de unos 13.000 murciélagos entre 2016 y 2021 en China. Pero no encontraron parientes cercanos del SARS-CoV-2 y concluyeron que estos virus son «extremadamente raros en los murciélagos en China».

Pero otros investigadores cuestionan esta afirmación. «Estoy totalmente en desacuerdo con la sugerencia de que parientes del SARS-CoV-2 podrían no estar circulando en los murciélagos chinos, ya que estos virus ya se han descrito en Yunnan», señala Holmes.

El autor correspondiente del estudio se negó a responder a las preguntas de Nature sobre los hallazgos, porque el documento aún está en revisión.

Wang dice que ambos estudios destacan la importancia de aumentar el muestreo en regiones fuera de China para ayudar a descubrir los orígenes de la pandemia.

Smriti Mallapaty/Nature News

Artículo traducido y adaptado por Investigación y Ciencia con permiso de Nature Resarch Group.

Referencia: «Coronaviruses with a SARS-CoV-2-like receptor-binding domain allowing ACE2-mediated entry into human cells isolated from bats of Indochinese peninsula». S. Temmam et al. en el repositorio de preimpresión Research Square, 2021.

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