Inicio Intelectualidad KELT-9b: el planeta más caliente

KELT-9b: el planeta más caliente

La gran cercanía a una estrella muy caliente no solo da temperaturas estelares al planeta KELT-9b, sino que va desgastándolo [NASA/JPL-Caltech/R. Hurt (IPAC)].

También te puede interesar

Exoplanetas Exoplanetas

Además de replantear nuestro lugar en el universo, el hallazgo del primer exoplaneta (ocurrido hace más de veinte años), sentó las bases para la búsqueda de mundos habitables, esto es, capaces de albergar vida, aunque esta fuera diferente de la que conocemos hoy en día. En este monográfico (solo en PDF) descubrirás cómo se detectan los exoplanetas, las distintas formas de Tierras que pululan el cosmos, las técnicas de búsqueda de signos de vida extraterrestre y las teorías sobre la existencia de mundos más acogedores que el nuestro.

Más información

Un planeta tan caliente como muchas estrellas: lo han descubierto los astrónomos a 600 años-luz de distancia, en la constelación de El Cisne. Este gigante gaseoso, en su cara diurna, alcanza temperaturas de más de 4300 grados. Es el más caliente de los planetas conocidos y solo está 1200 grados más frío que la superficie del Sol. La atmósfera de este infierno ardiente que lleva el nombre de KELT-9b se diferencia también claramente de las atmósferas planetarias típicas, como explican los descubridores en la revista Nature.

El descubrimiento contribuye a que conozcamos mejor cómo son los planetas que giran alrededor de estrellas calientes, de masa elevada. Se han descubierto por ahora varios miles de exoplanetas, pero solo seis alrededor de estrellas calientes, de la clase espectral A. Hasta ahora, el récord de calor planetario lo tenía WASP-33b, cuya estrella tiene una temperatura superficial de 7200 grados y él mismo llega a los 3000 grados. Todavía no se han encontrado planetas de estrellas de la clase B, aún más calientes.

Dentro del proyecto KELT (una búsqueda de planetas alrededor de estrellas brillantes), el equipo de astrónomos dirigido por Scott Gaudi, de la Universidad del Estado de Ohio, en Columbus, escogió una estrella a 10.000 grados de temperatura llamada KELT-9, que se encuentra en el borde entre las clases espectrales A y B. Encontraron pequeñas fluctuaciones periódicas en el brillo de KELT-9 causadas por un planeta interpuesto. Otras mediciones confirman el descubrimiento de KELT-9b. El gigante gaseoso tiene más o menos tres veces la masa de Júpiter y describe su órbita alrededor de la estrella a una distancia de esta de solo unos cinco millones de kilómetros, menos de una décima parte de la distancia de Mercurio al Sol.

Kelt-9b está sometido por ello a una radiación sumamente intensa, que lo calienta hasta tal punto que en su atmósfera no se forman moléculas y que va despojándolo de su gas. Los gases ligeros escaparon hace ya mucho. Solo permanece una mezcla de gases de metales, semejante a la de la atmósfera de estrellas  de la clase espectral K4, más pequeñas que la suya, según argumentan los descubridores.

Y ahora mismo KELT-9b pierde por culpa de la fuerte irradiación una buena parte de su cubierta gaseosa. Los modelos de los investigadores arrojan que en unos cientos de millones de años su núcleo rocoso, si es que lo tiene, podría quedar desnudo. Pero aunque dentro de ese tiempo todavía conservase una envoltura gaseosa, su destino sería el mismo: dentro de doscientos millones, KELT-9, agotado el hidróogeno de su núcleo, empezará a expandirse de camino a convertirse en una gigante roja, y finalmente se tragará a KELT-9b. Un final poco grato para un planeta poco grato.

Más información en Nature.

Fuente: spektrum.de/Paul Heeren.