Inicio Intelectualidad La pandemia de COVID-19 da pistas sobre la misteriosa enfermedad de Kawasaki

La pandemia de COVID-19 da pistas sobre la misteriosa enfermedad de Kawasaki

La enfermedad de Kawasaki, caracterizada por la inflamación autolimitada de los vasos sanguíneos (vasculitis), está rodeada de incógnitas. La hipótesis principal es que se trata de una dolencia autoinmunitaria, pero tanto el desencadenante como el mecanismo por el cual la respuesta inmunitaria provoca daños en el cuerpo humano son desconocidos.

Algunos estudios apuntan a que diferentes microorganismos (como virus o bacterias) o sustancias contaminantes podrían ser responsables del inicio de la enfermedad en individuos predispuestos por su genética y edad. En ese sentido, los niños menores de cinco años y de familias asiáticas tienen un riesgo mucho mayor de padecerla. En Japón, donde la incidencia es mayor, cada año se diagnostican 330 casos por cada 100.000 niños menores de cinco años. Se desconoce la incidencia general en España, pero la registrada en Cataluña entre los años 2004 y 2013 es de 8 casos por cada 100.000 niños menores de cinco años.

La pandemia de COVID-19, que ha causado grandes cambios en el comportamiento de los niños y ha disminuido la exposición a diferentes agentes, tanto infecciosos como contaminantes, arroja pistas valiosas sobre la posible causa de la enfermedad de Kawasaki. Un reciente estudio, cuyos resultados se han publicado en la revista JAMA Network Open, ha evaluado la variación de esta dolencia en Estados Unidos (EE.UU.) debido a las condiciones excepcionales de esta gran crisis sanitaria.

La investigación constaba de dos partes. Por un lado, se ejecutó un estudio epidemiológico con 3922 pacientes afectados por la enfermedad de Kawasaki que se diagnosticaron en 28 centros pediátricos de EE.UU. entre los años 2018 y 2020. Los autores tuvieron en cuenta múltiples factores como la movilidad en el sur de California, los datos demográficos de los pacientes, los registros de contaminación ambiental y la circulación de virus respiratorios. Por otro, se realizó un estudio clínico detallado de pacientes diagnosticados entre el año 2002 y el 2021 en el hospital infantil de San Diego Rady.

En él se registraban los signos y síntomas propios de esta dolencia como fiebre, conjuntivitis, erupciones cutáneas de color rosáceo, alteraciones en la boca, agrandamiento de los nódulos linfáticos en el cuello, lengua de fresa (lengua hinchada, roja, con apariencia de fresa)… En la amplia mayoría de los casos, la enfermedad se resuelve sin problemas. Sin embargo, en torno a un 25 % de los pacientes que no reciben tratamiento pueden sufrir alteraciones en los vasos sanguíneos que nutren el corazón. Esto incrementa el riesgo de fallo cardíaco y, en los peores casos, puede provocar la muerte.

El estudio ha detectado que los nuevos casos diagnosticados en 2020 cayeron un 28 %, comparado con aquellos de los años 2018 y 2019. Además, la aparición de nuevos pacientes por Kawasaki se mantuvo a niveles bajos durante el cierre de escuelas y el tiempo en el que se usaron mascarillas. El efecto de la pandemia fue más marcado en la región de San Diego, donde el descenso de nuevos diagnósticos de este tipo de vasculitis fue aún mayor entre niños varones asiáticos de entre 1 y 5 años.

En cambio, allá donde se analizó la movilidad de los niños (en el sur de California) no se observó que el grado de dureza del confinamiento influyera sobre la incidencia de la enfermedad. En su lugar, los datos de San Diego sugieren que era más probable que la exposición a agentes que desencadenan esta dolencia se diera en casa durante la pandemia, sobre todo en aquellos hogares de familias con mayor estatus socioeconómico. Los nuevos casos volvieron a repuntar en la primavera de 2021 en San Diego, coincidiendo en el tiempo con la eliminación de la obligatoriedad del uso de mascarillas.

Aunque los nuevos casos de esta dolencia descendieron de forma significativa en 2020, la magnitud de este descenso fue diferente según la edad. La disminución de casos fue más marcada entre niños de uno y 5 años. En cambio, no se observaron diferencias significativas en bebés menores de un año en 2020, probablemente porque su rutina no sufrió cambios importantes por la pandemia. Estos datos apoyan la idea de que existe más de un agente que puede desencadenar la dolencia y cada niño sufre la enfermedad al exponerse a uno de ellos a lo largo de la infancia.

En conclusión, estos resultados sugieren que los cambios en el comportamiento social y las actividades de los niños durante la pandemia influyó en una menor exposición a uno o varios agentes desencadenantes de la enfermedad de Kawasaki. Una menor contaminación ambiental (por una disminución del tráfico), el uso de mascarillas y una menor circulación de virus respiratorios podrían ser los principales factores que han influido en la disminución de la incidencia de esta dolencia. Además, la puerta de entrada a estos agentes, que mejor encaja en este contexto, serían las vías respiratorias.  

Esther Samper

Referencia: «Epidemiological and Clinical Features of Kawasaki Disease During the COVID-19 Pandemic in the United States», Jennifer A. Burney et al. en JAMA Network Open, vol. 5, n.º 6: e2217436, 17 de junio de 2022.