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La paradoja de la obesidad y el cáncer

A pesar de su efecto negativo sobre la función del sistema inmunitario, paradójicamente, la obesidad aumentaría la eficacia de los tratamientos de inmunoterapia. En la imagen, cáncer de piel de células escamosas en expansión. [Flickr/NIH]

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El cáncer tiene la capacidad de engañar al sistema inmunitario del organismo de modo que este no reconoce como un peligro las células tumorales y, por lo tanto, no las destruye. En las últimas décadas, el conocimiento acerca del funcionamiento y los errores de la inmunidad en esta enfermedad ha progresado de tal modo que ha permitido a los oncólogos renovar su arsenal con armas más potentes. Así, han nacido una serie de inmunoterapias que buscan anular o vencer las variadas tretas que emplean los tumores para zafarse del sistema inmunitario. Descubre en este monográfico algunas de las estrategias más destacadas: entre ellas, las vacunas, los tratamientos con linfocitos T-CAR y la eliminación de los mecanismos que frenan el sistema inmunitario, por la cual James Allison y Tasuku Honjo han merecido el premio Nobel de medicina o fisiología 2018.

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Que el exceso de peso altera la salud, no sorprenderá al lector. La obesidad, y en concreto, la inflamación crónica asociada a ella, puede influir en el desarrollo del cáncer.

En tiempo reciente, los avances en inmunoterapia han permitido el desarrollo de nuevos tratamientos para luchar contra las células tumorales. Sin embargo, no todos los pacientes responden de igual modo ante esta estrategia terapéutica, hecho que limita su éxito.

Ahora, Arta M. Monjazeb y su equipo, de la Escuela de Medicina Davis de la Universidad de California, en colaboración con otros científicos de otros centros de investigación estadounidenses, han dado con una observación sorprendente: la obesidad podría aumentar la eficacia de la inmunoterapia contra el cáncer.

El estudio, publicado por la revista Nature Communications, muestra que, en ratones y humanos obesos, la función de los linfocitos T se desregula. Estas células del sistema inmunitario envejecen, se agotan y pierden la capacidad de combatir al tumor. Además, el exceso de grasa aumenta la secreción de la hormona leptina, responsable de «avisar» al cerebro cuando el organismo no requiere ingerir más comida, que a su vez, incrementa la expresión del receptor de muerte programada tipo 1 (PD-1, por sus siglas en inglés). Ello resultaría en la inhibición de la respuesta anticancerígena de las células T.

El bloqueo de PD-1 constituye uno de los principales objetivos de la inmunoterapia, pues en ausencia de esta proteína, los linfocitos T se activan y actúan contra la neoplasia. En su investigación, Monjazeb y sus colaboradores observaron que la administración de este tipo de terapia resultaba más eficaz en animales con sobrepeso. Resultados parecidos se obtuvieron en pacientes obesos.

Para los científicos, este resultado sugiere que cuanto mayor es la expresión de PD-1 en los linfocitos T, mayor es la respuesta de estas células a los inhibidores del receptor. Así pues, los «frenos» del sistema inmunitario que impiden su acción contra las células cancerosas desaparecerían.

En conclusión, nos hallaríamos ante una paradoja. Por un lado, la obesidad impactaría de forma negativa sobre la función del sistema inmunitario. El aumento de PD-1 bloquearía su acción antitumoral. Por el otro, no obstante, incrementaría la sensibilidad de las células T al tratamiento inmunoterapéutico contra PD-1, hecho que favorecería la eliminación de las células cancerosas.

Marta Pulido Salgado

Referencia: «Paradoxical effects of obesity on T cell function during tumor progression and PD-1 checkpoint blockade», de Z. Wang et al. en Nature Communications, publicación avanzada en internet el 12 de noviembre de 2018.