Inicio Intelectualidad Las emisiones de carbono alcanzan un nuevo máximo

Las emisiones de carbono alcanzan un nuevo máximo

Se estima que las emisiones globales de dióxido de carbono (CO2) procedentes de los combustibles fósiles aumentarán un 1 por ciento en 2022 y alcanzarán un nuevo récord de 37.500 millones de toneladas, según anunciaron los científicos en la Conferencia de las Partes de la ONU sobre el Cambio Climático (COP27), que acaba de concluir en Egipto. De seguir así, la humanidad podría introducir suficiente dióxido de carbono en la atmósfera como para calentar la Tierra 1,5 grados Celsius por encima de las temperaturas preindustriales en tan solo nueve años. Ese es el incremento máximo de temperatura que se recomendaba en el acuerdo climático de París de 2015 a fin de evitar las consecuencias más graves para el planeta.

«Nueve años no es mucho», advierte Corinne Le Quéré, climatóloga de la Universidad de Anglia Oriental y miembro del Proyecto Global del Carbono, la organización que llevó a cabo el análisis. No hay indicios del descenso necesario para alcanzar los objetivos internacionales, afirma, e incluso si se tomaran medidas drásticas, los modelos climáticos sugieren que es probable que el mundo cruce la barrera de los 1,5 grados Celsius en algún momento de la década de 2030, al menos temporalmente.

El incremento de las emisiones llega cuando el planeta está lidiando con la crisis energética provocada por la guerra en Ucrania, a la vez que continúa recuperándose de la pandemia de COVID-19. Los científicos explican que un factor que contribuye al aumento es el repunte en el consumo del carbón, motivado en parte por los esfuerzos europeos para compensar la pérdida de gas natural proveniente de Rusia. El uso del petróleo también ha subido con la recuperación del tráfico aéreo, a medida que los Gobiernos levantan las restricciones. El aumento del 1 por ciento en las emisiones de CO2 derivadas de los combustibles fósiles que se espera para este año representa una rebaja sustancial respecto a los incrementos anuales del 3 por ciento registrados a principios de siglo. Aun así, es más del doble del ritmo de crecimiento medio de la última década.

El aumento de emisiones más abrupto corresponde a la India, donde se estima que el consumo del carbón y petróleo ha subido un 6 por ciento en comparación con 2021. Cabe destacar que se espera que las emisiones de China, el país que más contamina del mundo, caigan casi un 1 por ciento; sin embargo, no se esperan cambios en su uso del carbón, puesto que los estrictos confinamientos por la COVID-19 han limitado su desarrollo económico. A escala mundial, no obstante, los científicos calculan que las emisiones provenientes del carbón aumentarán alrededor de un 1 por ciento y podrían batir un récord, propiciado en gran parte por la renovada dependencia de las centrales eléctricas de carbón que se está experimentando en la India y en Europa.

Actuar más deprisa

A pesar de ser alarmantes, estas cifras no han sorprendido en la COP27, señala Richard Newell, quien dirige Recursos para el Futuro, un laboratorio de ideas ambientalista de Washington. Un 80 por ciento de la energía mundial todavía depende de los combustibles fósiles, explica Newell, y «no hace falta ser un experto para comprender que, si una economía está en desarrollo y depende de los combustibles fósiles, va a registrar un aumento de emisiones».

Sin embargo, se vislumbran los primeros signos de la transición a la energía limpia. En especial, el sector energético se está volviendo más ecológico en muchos países, en parte por la creciente disponibilidad de recursos eólicos y solares cada vez más asequibles, así como por la sustitución del carbón (el más contaminante de los combustibles fósiles) por gas natural. Es probable que el repunte de emisiones procedentes del carbón en Europa este año sea «un bache momentáneo», afirma Newell. «A largo plazo, la crisis energética ha acelerado la transición a la energía limpia.»

El análisis del Proyecto Global del Carbono sugiere que para alcanzar los objetivos marcados en el acuerdo de París habría que reducir las emisiones de carbono en 1400 millones de toneladas (casi un 4 por ciento) al año, lo que llevaría a las cero emisiones a mitad de siglo. Es un descenso similar al que se produjo en 2020, cuando los Gobiernos de todo el mundo impusieron el confinamiento a causa de la pandemia de la COVID-19, destaca Le Quéré. «Eso evidencia la magnitud de las acciones conjuntas necesarias para lidiar con el cambio climático.»

Pero, con un sistema energético cada año más «verde», no está todo perdido, argumenta Glen Peters, experto en políticas climáticas del Centro para la Investigación Internacional del Clima, ubicado en Oslo, y miembro del Proyecto Global del Carbono. Las políticas climáticas que aplican los Gobiernos funcionan hasta cierto punto, explica, «pero hay que acelerar mucho más el proceso».

Jeff Tollefson

Artículo traducido y adaptado por Investigación y Ciencia con permiso de Nature Research Group.