Inicio Intelectualidad Mientras que algunos gusanos causarían cáncer, otros podrían combatirlo

Mientras que algunos gusanos causarían cáncer, otros podrían combatirlo

Los parásitos intestinales, además de provocar malnutrición, también se relacionan con el desarrollo de ciertos tipos de cáncer. No obstante, algunos gusanos podrían constituir una herramienta para combatir los tumores. En la imagen, huevos de varias especies de parásitos. [Wikimedia Commons]

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El cáncer tiene la capacidad de engañar al sistema inmunitario del organismo de modo que este no reconoce como un peligro las células tumorales y, por lo tanto, no las destruye. En las últimas décadas, el conocimiento acerca del funcionamiento y los errores de la inmunidad en esta enfermedad ha progresado de tal modo que ha permitido a los oncólogos renovar su arsenal con armas más potentes. Así, han nacido una serie de inmunoterapias que buscan anular o vencer las variadas tretas que emplean los tumores para zafarse del sistema inmunitario. Descubre en este monográfico algunas de las estrategias más destacadas: entre ellas, las vacunas, los tratamientos con linfocitos T-CAR y la eliminación de los mecanismos que frenan el sistema inmunitario, por la cual James Allison y Tasuku Honjo han merecido el premio Nobel de medicina o fisiología 2018.

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La infección por parásitos intestinales afecta a millones de personas, en su mayoría ciudadanos de países del conocido como tercer mundo. Asimismo, resulta sorprendente la relación de estos gusanos con la aparición de varios tipos de cáncer.

Ahora, un número especial de la revista Frontiers in Medicine recoge 8 trabajos que ahondan en esta cuestión, junto con la prevención del contagio o las distintas estrategias terapéuticas para eliminar estos molestos inquilinos.

Aunque pueden afectar múltiples órganos y tejidos, en humanos, los parásitos acostumbran a colonizar el tracto urinario, el sistema digestivo o el torrente sanguíneo. A modo de ejemplo, Schistosoma haematobium se halla en la vejiga, Opisthorchis viverrini y Clonorchis sinensis se establecen en el hígado, mientras que otros gusanos del género Schistosoma prefieren la sangre.

Todos ellos, además de originar desde malnutrición a fallos multiorgánicos, dañan de forma sistemática el organismo huésped cuando se alimentan, anidan o reproducen. Para los científicos, las múltiples heridas inducirían un estado de inflamación crónico. Además, las numerosas divisiones celulares acaecidas durante el proceso de cicatrización favorecerían la acumulación de mutaciones y la aparición del cáncer. Algunos gusanos, como Opisthorchis viverrini, también promueven la formación de nuevos vasos sanguíneos que alimentan a la neoplasia en desarrollo.

Sin embargo, no todo son malas noticias, pues, al parecer, algunas especies podrían ayudar en la lucha contra los tumores. Echinococcus granulosus, también conocido como la tenia del perro, secreta ciertas moléculas capaces de frenar el crecimiento del cáncer. Concretamente, la proteína inhibidora de la proteasa de tipo Kunitz (EgKI-1, por sus siglas en inglés) impediría la reproducción de las células y ocasionaría su muerte.

La acción antitumoral de Echinococcus granulosus también podría ser indirecta. Según los datos, este tipo de gusano podría activar el sistema inmunitario para que reconociera y atacara las células cancerosas. En particular, favorecería la función de las células asesinas o NK.

De confirmarse este sorprendente hallazgo, este parásito constituiría una cura potencial para algunos tipos de cáncer. Asimismo, los investigadores trabajan en el desarrollo de estrategias que minimicen el riesgo de infección. La reducción del número de enfermedades parasitarias y la inflamación asociada a ellas también podría ayudar disminuir los casos de cáncer asociados a los gusanos. Sobre todo en países en vías de desarrollo.

Marta Pulido Salgado

Referencia: «Parasites and Cancer», número monográfico de la revista Frontiers in Medicine, publicado el 22 de marzo de 2019.