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Mikel Erentxun: «Siempre me ha dado miedo el paso del tiempo, tengo cronofobia»

Publicado 16/05/2019 12:53:26CET

MADRID, 16 May. (EUROPA PRESS – David Gallardo) –

Mikel Erentxun (Caracas, 1965) cierra con El último vuelo del hombre bala (Warner Music, 2019) su trilogía del corazón, desarrollada junto al productor Paco Loco en busca de la esencia analógica de las canciones. Y por primera vez en su extensa carrera, colgándose la guitarra eléctrica y dejando totalmente de lado la acústica que tantas alegrías le ha dado en los últimos 35 años.

«Hemos dejado fuera todo lo que sonaba a Bob Dylan», asegura a Europa Press, explicando que su intención era acercarse más a los sonidos guitarreros de Lou Reed o David Bowie, el de finales de los setenta. Incluso acepta la referencia a The Clash y su rock de combate, también presente en estas nuevas trece canciones.

Cierra así Mikel el camino emprendido con Corazones (2015), un álbum motivado por un problema cardíaco que le dejó como recuerdo un stent en el corazón. «Me pasó lo mismo que a Iker Casillas», recuerda, planteando además que en aquel momento no pensaba en hacer una trilogía. Pero cuando se puso manos a la obra con El hombre sin sombra (2017) comprendió que había nexos y una senda que recorrer.

La pureza del sonido analógico, en detrimento en este siglo XXI tan electrónico, se convirtió en el estandarte para Mikel y el productor en su estudio de El Puerto de Santa María (Cádiz). Una apuesta como de otra época, porque «ahora los chavales pueden hacer un disco en su habitación con el ordenador y compartirlo al mundo».

«Se está perdiendo lo de la vieja banda de local, ahora la música se entiende de otra manera», lamenta con un cierto toque nostálgico, al tiempo que aclara que él tampoco va contra el signo de los tiempos. Pero a pesar de ello, remarca que él sigue creyendo en los discos como una obra completa que va más allá de las canciones sueltas.

Relaciona Mikel esta idea con una de las temáticas más presentes en el disco: El paso del tiempo. «Siempre me ha dado miedo el paso del tiempo, lo llevo fatal. Si me paro a pensar me digo ‘ya tienes 54, has pasado la mitad por muy bien que te vaya'», bromea, para luego reiterar: «El otro día me dijeron que eso se llama cronofobia. Pues sí, yo creo que tengo cronofobia».

Ese paso del tiempo al que tanto teme el músico ha terminado jugando a su favor, pues afirma sin dudarlo que ahora está viviendo «el mejor momento» de su carrera musical, iniciada en 1984 primero con Duncan Dhu y desde 1992 también en solitario.

«Ahora estoy en un punto muy bueno, por encima de etiquetas. En el pasado estuve en el lado más comercial, que terminó dándome la espalda. Ahora voy por libre, me siento reconocido y me siento en algún punto intermedio entre el mainstream y el indie. El otro día estuve en la Plaza Mayor de Madrid en un concierto de Los40 Classic y este disco lo presenté antes en Radio3. Eso es un lujo», reflexiona.

Este envidiable estatus ajeno a las modas se lo ha ganado, según concede, gracias a que ha seguido escribiendo nuevas canciones y no viviendo del pasado, tal y como explica: «Igual me iría mejor tocando Cien gaviotas en conciertos más nostálgicos, como hacen otros compañeros de generación. Pero el resultado hubiera sido diferente y no estaría hoy aquí de esta manera».

Recuerda, además, que hace no tanto él llegó a ir a los conciertos solo con su guitarra y conduciendo su propio coche. «Sin mánager», señala con media sonrisa, al tiempo que explica que eso fue por pura necesidad económica en un momento en el que las giras con banda completa empezaron a no ser rentables. «Se pasó de la banda al trío y del trío a ir los músicos solos», destaca.

Lo que empezó por pura necesidad, terminó convirtiéndose en una forma diferente de presentarse en vivo, a la que ahora Mikel le ha cogido el gusto. Y aunque sus planes pasan por presentar a lo grande este nuevo trabajo durante lo que queda de año, ya anticipa que también volverá a esas actuaciones acústicas e íntimas que se basan en la «conexión con tu público».

Y volviendo sobre ese punto intermedio entre el indie y el mainstream, recalca Erentxun que en esta gira con banda estará presente en una decena de festivales. «Pasar de cero a diez me parece genial. Además, son festivales de esos de corte más indie», subraya, encantado con las puertas que se le están abriendo con toda naturalidad en el presente. El último vuelo del hombre bala no ve línea en el horizonte.