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Millones de personas sufren alteraciones persistentes del olfato y del gusto por la COVID-19

Aunque el olfato y el gusto se consideren sentidos secundarios, en comparación con la vista y el oído, desempeñan funciones muy importantes en la vida diaria: estimulan el apetito para la ingesta de alimentos, permiten el disfrute de las comidas, los perfumes y otros olores agradables, y también ayudan a detectar sustancias que ponen en peligro la vida (moléculas tóxicas en al aire, comida no apta para el consumo…). Por estas razones, las personas que sufren alteraciones importantes de estos sentidos pueden ver afectada su calidad de vida de forma notable (hasta el extremo de padecer malnutrición, depresión o ansiedad) o pueden ponerse en peligro de forma involuntaria al no percibir los compuestos tóxicos en el ambiente o en los alimentos.

Diversas infecciones respiratorias pueden provocar, en ocasiones, alteraciones del olfato y del gusto, en la gran mayoría de los casos de forma temporal. Sin embargo, la irrupción de la COVID-19 en el mundo, con más de 550 millones de casos confirmados en julio de 2022, ha puesto de manifiesto este fenómeno a gran escala. Gran parte de la población mundial ha sufrido una o más infecciones por el SARS-CoV-2. A menudo, la COVID-19 afecta de forma brusca al gusto y al olfato, hasta el punto de que estas alteraciones se han considerado signos diagnósticos típicos: se estima que las variantes de coronavirus anteriores a ómicron afectaban a estos sentidos en entre el 40 y el 50 por ciento de los casos. Estas alteraciones van desde la pérdida (total o parcial) del olfato o del gusto hasta la percepción de olores «fantasma» que en realidad no están presentes (fantosmia) o la sensación distorsionada de los olores (parosmia).

A pesar de que numerosas personas han sufrido diversos problemas del olfato y el gusto por la COVID-19, persisten numerosas incógnitas sobre cómo evolucionarán a largo plazo. ¿Se terminarán recuperando estos sentidos en todos ellos, o un porcentaje de los pacientes mantendrá de forma crónica esta afectación? Un estudio publicado hace poco en la revista The British Medical Journal intenta responder a estas cuestiones.

El equipo internacional de científicos, responsable del mismo, ha realizado una revisión sistemática y un metanálisis del conjunto de estudios publicados hasta octubre de 2021 que siguieron la evolución de pacientes de COVID-19 con alteraciones del gusto y del olfato. En total, se seleccionaron 18 estudios observacionales en los que se seguían a 3699 adultos de 12 países que comunicaban cómo percibían, de forma subjetiva, la evolución de estos sentidos a lo largo del tiempo. Cuatro de los estudios se realizaron en el ámbito comunitario y 14 en hospitales. A partir de estos datos, los autores han creado un modelo matemático para predecir qué porcentaje de las personas podría recuperarse y cuántas podrían sufrir esta afectación de los sentidos de forma crónica. 

Los investigadores encontraron que, a los 30 días del comienzo de la infección por el SARS-CoV-2, el 74 por ciento de los pacientes con problemas iniciales de olfato informaban de que se habían recuperado. Esta cifra era ligeramente mayor en los pacientes con alteraciones del gusto: el 79 por ciento afirmaba que este sentido había vuelto a la normalidad al cabo de un mes. Con cada día que pasaba, aumentaba poco a poco el porcentaje de las personas que recuperaban estos sentidos. A los 6 meses, la restauración del olfato se daba en el 96 por ciento de los individuos y la del gusto en el 98 por ciento.

Las cifras que arrojan los investigadores ponen de manifiesto que la recuperación del olfato y el gusto es un proceso gradual para la mayoría de pacientes de COVID-19 (aunque algunos pueden experimentarlo de forma brusca o en ciclos de mejoría y empeoramiento). Además, también se detectó que las mujeres tenían menos probabilidades de que estos sentidos volvieran a la normalidad,  en comparación con los hombres (un fenómeno cuya causa se desconoce). Por otro lado, los habitantes de países asiáticos recuperaban el sentido del gusto más rápido, y aquellos que sufrieron congestión nasal o una mayor gravedad en la afectación del olfato tenían mayor riesgo de sufrir alteraciones persistentes de este sentido.

A partir del conjunto de datos, los autores establecen un modelo que predice (con cierto margen de error) que el 5,6 por ciento y el 4,4 por ciento de los pacientes de COVID-19 podrían no recuperar el sentido del olfato y del gusto, respectivamente. En total, esto significa que 15 millones de pacientes en el mundo estarían afectados por alteraciones crónicas del olfato y 12 millones por alteraciones persistente del gusto si se considera la cifra mundial de casos confirmados de COVID-19 en julio de 2022.

Sin embargo, las estimaciones del estudio deben tomarse con cautela por múltiples limitaciones importantes. Entre ellas destaca que muchas de las infecciones se han producido por la variante ómicron, que provoca una menor afectación de estos sentidos. Por otra parte, el registro subjetivo del olfato y del gusto suele subestimar la magnitud real de las alteraciones en estos sentidos en comparación con las pruebas objetivas en los que se dan a oler o a probar muestras diferentes.

En cualquier caso, las cifras que arroja este estudio indican que existe una cantidad importante de personas con afectación crónica del gusto y del olfato, dentro de la variable sintomatología asociada a la COVID persistente. Por ahora, el entrenamiento olfativo es la única intervención médica que cuenta con respaldo científico para tratar estas alteraciones de los sentidos tras una infección respiratoria. El paso de los años determinará qué eficacia tiene este enfoque para los pacientes afectados por la COVID-19 y cuántos podrán finalmente recuperar los sentidos del olfato y del gusto.

Esther Samper

Referencia: «Prognosis and persistence of smell and taste dysfunction in patients with covid-19: meta-analysis with parametric cure modelling of recovery curves»; Benjamin Tan et al. en The British Medical Journal, vol. 378:e069503, 27 de julio de 2022.