La mancha roja en el polo norte de Caronte, fotografiada por la sonda New Horizons en 2015; parece proceder de Plutón, del que Caronte es el mayor satélite [NASA/Johns Hopkins University Applied Physics Laboratory/Southwest Research Institute].
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El nuevo sistema solar Abr/Jun 2017 Nº 88
Nuestra imagen del sistema solar ha sufrido un cambio considerable en los últimos años. Misiones como Cassini-Huygens, MSL, New Horizons o Rosetta han obtenido infinidad de detalles sobre numerosos mundos, desde Saturno y sus sorprendentes lunas hasta Marte o Plutón. Se han descubierto nuevos objetos más allá de Neptuno, el pasado de nuestro sistema planetario se ha revelado mucho más tumultuoso de lo que se pensaba y el hallazgo de miles de exoplanetas ha mostrado que, contra todo pronóstico, nuestro pequeño entorno galáctico parece ser excepcional en muchos aspectos. Este monográfico te presenta el estado actual de una de las exploraciones científicas que más han fascinado siempre a la humanidad.
El mayor de los compañeros del planeta enano Plutón, Caronte (uno de los mayores objetos del cinturón de Kuiper), es un mundo con personalidad propia, como se deduce de los datos reunidos sobre él por la sonda New Horizons a su paso ante Plutón. Por ejemplo, sobre el polo de invierno de ese satélite se precipita desde Plutón una oscura escarcha de nitrógeno y metano; mientras, la gravitación del cercano planeta enano induce espectaculares fenómenos geológicos en Caronte. La consecuencia de todo ello es que hay en este mucho más que ver que los típicos cráteres lunares de impacto: hay acantilados, montañas y cañones que se merecen un nombre propio. El departamento de la Unión Astronómica Internacional (IAU) que asigna denominaciones ha bautizado oficialmente a doce estructuras notables de la superficie de Queronte.
Como es habitual, la IAU ha propuesto nombres que fueron sugeridos por los investigadores de la misión. Destacan los homenajes a la navegación y la mitología: el «súper gran cañón» de Queronte se llama ahora oficialmente Argo (el barco de Jasón y los argonautas); el cañón Mandjet se llama así por una de las barcas del dios solar egipcio Ra (no dejaba de ser una especie de nave espacial de la antigüedad), y el cañón Caleuche le debe ese nombre a un amistoso (en algunas versiones al menos) barco fantasma de la mitología de Chiloé, en el sur de Chile. Otras denominaciones honran a escritores y artistas: el director de cine Stanley Kubrick y la escritora de ciencia ficción Octavia E. Butler son ahora montañas. Un cráter lleva el nombre de Dorothy, por la juvenil heroína de El mago de Oz.
Se ha honrado con un pedazo de tierra de Queronte al pope de la ciencia ficción Arthur C. Clarke (con una cadena montañosa, en concreto), y también a un surtido de personajes literarios internacionales, del folclórico (y filósofo popular real) Nasreddin al Nemo de Julio Verne, el Pirx de Stanislaw Lem, el aventurero Sadko, que en un poema épico medieval ruso viaja al fondo del mar, y a Revati (héroe del Mahabharata), según informa la NASA.
Jan Osterkamp / spektrum.news
Artículo traducido y adapatado pro Investigación y Ciencia con permiso de Spektrum der Wissenschaft.
Más información en el sitio en Internet de New Horizons.
