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Nuevo avance para mejorar la eficacia de las vacunas

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  • 02/12/2016

MEDICINA

Descubren una nueva función de una proteína que podría mejorar la inmunización ante infecciones bacterianas graves.

Journal of Experimental Medicine

Las células B participan en la respuesta inmunitaria adaptativa mediante la producción de anticuerpos. La proteína pentraxina 3 (PTX3), secretada por los neutrófilos, favorece esta acción de los linfocitos B. Esta nueva función podría resultar clave para el desarrollo de vacunas más eficaces. (Micrografía obtenida por microscopia electrónica de barrido.) [NIAID/Creative Commons 2.0]

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La pentraxina 3 (PTX3), una proteína que participa en la respuesta inmunitaria innata, podría ser la clave para el diseño de vacunas más eficaces contra enfermedades como la neumonía y la meningitis. Así lo indica un estudio publicado por investigadores del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) en la revista Journal of Experimental Medicine. El grupo liderado por Andrea Cerutti, profesor investigador ICREA, ha colaborado con científicos de la Escuela de Medicina Icahn del Hospital Monte Sinaí de Nueva York y el Instituto de Investigación de Ciencias de la Vida y la Salud de Braga.

El sistema inmunitario adaptativo o adquirido elabora una respuesta específica para cada agente infeccioso y guarda memoria de él con el fin de evitar la reinfección. Los linfocitos B, un componente esencial de este sistema, son las células responsables de la producción de anticuerpos. Este tipo de leucocitos se forma en la medula ósea, pero el proceso de maduración tiene lugar principalmente en el bazo, desde donde poblarán todos los órganos linfáticos periféricos. Sin embargo, un subconjunto de linfocitos B, alojados en la zona marginal del bazo, difiere de la mayoría y se especializa en responder rápidamente a los patógenos transportados por la sangre. Cerutti y su equipo han estudiado ampliamente la función de este grupo de linfocitos, pues su acción es poco eficiente en niños, que carecen de ellos en la zona marginal del bazo, y en personas con una función del bazo deteriorada. Así, infecciones como la sepsis, la neumonía y la meningitis, causadas respectivamente por Haemophilus influenzae, Streptococcus pneumoniae y Neisseria meningitidis son responsables de una elevada mortalidad en estos grupos de población. Estos patógenos son bacterias encapsuladas, protegidas por una capa externa de polímeros de azúcar que les proporciona mayor resistencia frente a las células del sistema inmunitario.

Los estudios realizados in vitro con células de bazo humano e in vivo con diferentes modelos de ratón muestran una nueva función de la proteína PTX3, secretada por los neutrófilos, que podría mejorar la respuesta ante bacterias encapsuladas. Hasta ahora, se creía que PTX3 se limitaba a reconocer moléculas presentes en bacterias y hongos, con el fin de activar la respuesta inmunitaria y promover su eliminación. Sin embargo, los resultados obtenidos indican que también favorece la producción de anticuerpos en los linfocitos B de la zona marginal del bazo. Esta actividad dual puede ser utilizada para mejorar la efectividad de las vacunas contra estos patógenos. «Hay una necesidad urgente de nuevas formulaciones de vacunas capaces de inducir inmunidad contra las bacterias encapsuladas. La capacidad de PTX3 para impulsar la creación de anticuerpos por parte de los linfocitos B puede resultar útil en el diseño de nuevos adyuvantes y vacunas. Sobre todo, en el caso de patógenos que inducen una menor respuesta del sistema inmunitario», explica Cerutti.

Como en la mayoría de los trabajos realizados con animales de experimentación, estos resultados requieren una fase estudio de seguridad biológica y efectividad antes de su uso en ensayos clínicos en humanos. Sin embargo, los científicos se muestran optimistas después de analizar muestras de pacientes con mutaciones en el gen que codifica PTX3. En estos casos la función de la proteína está deteriorada, hecho que da lugar a una menor producción de anticuerpos. Así pues, estos experimentos parecen confirmar el nuevo papel de PTX3 también en humanos.

Más información en Journal of Experimental Medicine 

Fuente: IMIM