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Pelotazos financieros históricos

El duque de Lerma


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Muertes absurdas de famosos de la Historia

Francisco de Sandoval y Rojas, duque de Lerma, puede considerarse como el precursor de la corrupción urbanística. Fue un arribista que se sirvió de su amistad con Felipe III para enriquecerse. Ejerciendo como valido, repartió títulos y prebendas y creó una red de clientelismo y corrupción sin precedentes. Su gran «pelotazo» llegó en 1601: convenció al Rey de la necesidad de trasladar la Corte a Valladolid, tras meses dedicado a comprar a bajo precio solares y casas en la ciudad del Pisuerga, que se revalorizaron con la capitalidad. Los beneficios obtenidos con su reventa fueron fabulosos.

Garganta dorada

Pero el prototipo del hombre sin escrúpulos en este campo fue el militar y político romano Marco Licinio Craso (11–53 a.C.), que se vio envuelto desde joven en las sangrientas luchas por el poder en Roma. Ese ambiente cruel y competitivo lo forjó como un ser despiadado que no se detenía ante nada. Así amasó una gran fortuna durante la dictadura de Sila (81-80 a.C.), actuando como un «protomafioso»: fue tratante de esclavos, proxeneta, especulador inmobiliario y usurero, y se hizo con el control del servicio contra incendios de Roma. También su asesinato parecía propio de la Cosa Nostra: para castigar su codicia, vertieron oro fundido en su garganta.