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Plantas invasoras que portan el legado del colonialismo

En 1860, una expedición británica se internó en los bosques de las tierras altas de Sudamérica, en busca de un producto de moda: las semillas de quino (Cinchona officinalis). La corteza de estos árboles «de la fiebre» produce el compuesto antipalúdico conocido como quinina, y el Imperio británico buscaba una fuente estable de este producto para sus soldados y funcionarios destinados a la India. Tras su cultivo en el Reino Unido, los árboles jóvenes de quina se plantaron en el sur de la India y en lo que hoy es Sri Lanka.

El plan británico para producir quinina fracasó. En cambio, los holandeses se hicieron con el control del mercado mundial gracias a una especie que introdujeron en Java, actualmente perteneciente a Indonesia. Aun así, los árboles de quino siguen siendo comunes en algunas partes de la India.

Según un estudio publicado el 17 de octubre en Nature Ecology & Evolution, estos legados botánicos dejados por los imperios son muy comunes. Las regiones que en su día fueron ocupadas por la misma potencia colonial europea (como es el caso de la India y Sri Lanka) suelen tener especies similares de plantas alóctonas e invasoras. Según esta investigación, cuanto más tiempo estuvieron ocupadas las regiones, más se parecen sus poblaciones de especies invasoras.

Flora extranjera

La relación entre el colonialismo europeo y las especies invasoras es solo intuitiva y según Bernd Lenzner, macroecólogo de la Universidad de Viena que dirigió el estudio, otros investigadores también se han percatado de su existencia. Para comprobar que esta relación es real, su equipo recurrió a la base de datos Global Naturalized Alien Flora, que recoge la distribución de casi 14.000 especies de plantas invasoras.

Al examinar los datos de más de 1100 regiones, incluidas 404 islas, descubrieron que aquellas que en su día fueron ocupadas por el Imperio británico presentaban más similitudes en su flora invasora que los imperios «artificiales» que el equipo creó juntando regiones al azar. Lo mismo ocurría con las regiones que habían formado parte de la Corona neerlandesa (las antiguas colonias españolas y portuguesas tenían composiciones de plantas exóticas similares a las de los imperios artificiales creados por el equipo de Lenzner).

Según los modelos del equipo de Lenzner, el clima y la geografía desempeñan un papel importante a la hora de explicar el solapamiento de la diversidad de las especies invasoras, pero también lo hace el tiempo que las regiones estuvieron ocupadas por una potencia imperial. Las regiones que fueron fundamentales para el comercio de esos imperios, como el sur de la India para el británico e Indonesia para el holandés, poseen una flora invasora bastante similar.

El estudio no analizó cuándo se introdujeron las distintas especies de plantas ni por qué se hizo. Sin embargo, como dato anecdótico, cabe decir que muchas de las plantas que se llevaban a los antiguos imperios tenían un valor económico y sus poblaciones se establecieron allí a propósito, señala Lenzner.

Impactos del comercio global

Puede parecer que las conclusiones del estudio son demasiado obvias, pero tienen importantes implicaciones para la conservación, afirma Nussaïbah Raja, paleontóloga de la Universidad de Erlangen-Núremberg. «Deberíamos tener en cuenta esta historia cuando pensamos en la gestión de las especies.» Apreciar la historia de las plantas introducidas y el lugar que ocupan en los ecosistemas actuales ayudaría a los conservacionistas a gestionar futuros cambios en la biodiversidad, como los provocados por el cambio climático, añade Raja.

El comercio mundial ha empezado a sobrescribir el legado colonial de las plantas introducidas. Por ejemplo, el análisis mostró similitudes entre las poblaciones de plantas invasoras de Fujian (China) y algunas partes de Australia. Aunque ambos lugares estuvieron conectados en su día por el Imperio británico, el comercio mundial de las últimas décadas también fue responsable de la superposición.

«Todavía vemos las huellas de los legados de los imperios coloniales de hace siglos», comenta Lenzner. «Así que lo que hacemos, y las especies que redistribuimos actualmente gracias al comercio global, dejará señales visibles en el futuro.»

Ewen Callaway/Nature News

Artículo traducido y adaptado por Investigación y Ciencia con el permiso de Nature Research Group.

Referencia: «Naturalized alien floras still carry the legacy of European colonialism»; Bernd Lenzner et al. en Nature ecology & evolution, 17 de octubre de 2022.