En 1985, condenaron al estadounidense Ronald Cotton por un delito del que fue absuelto diez años más tarde gracias a los análisis de ADN. La víctima lo había identificado por error como autor del suceso. Y no solo eso: él mismo, sin saberlo, dio una coartada falsa al confundir el día en cuestión con el de la semana anterior.
«Este error no es infrecuente», escribe Elizabeth Laliberte junto con otros científicos de la Universidad de Melbourne, en la revista Psychological Science. Como en el caso de Cotton, un error de este tipo puede conllevar consecuencias graves.
Para su estudio, el equipo pidió a una cincuentena de voluntarios que usaran una aplicación de teléfono móvil con el fin de registrar su paradero a lo largo de cuatro semanas. También les solicitaron que grabaran los sonidos ambientales cada diez minutos para obtener los datos más fiables posibles. En los momentos de intimidad, podían apagar la aplicación o borrar las grabaciones a posteriori. Una semana después, pidieron a los participantes que dijeran dónde se encontraban en 72 momentos diferentes durante el período observado («jueves por la mañana a las 8 horas del 15 de agosto de 2019», por ejemplo) y cuán seguros estaban de su respuesta. Para ello, les mostraron cuatro posibles ubicaciones en Google Maps, incluida la correcta.
Según reveló la reconstrucción elaborada con los datos de GPS y el audio que habían registrado con su teléfono inteligente, los encuestados se equivocaron una media del 36 por ciento de las veces. Incluso cuando estaban subjetivamente «muy seguros» seguían eligiendo el lugar equivocado, de media, en uno de cada cinco casos.
Los errores más comunes
Los investigadores analizaron, además, qué «nublaba» los recuerdos de los participantes. Constataron que confundían con mayor frecuencia las fechas de eventos muy similares entre sí (por ejemplo, cuando habían repostado unas veces en una gasolinera y otras en otra). También confundían los lugares que habían visitado en diferentes momentos del día (como cuando habían estado en varios bares en una misma noche). Por lo general, los participantes confundían los días a lo largo de las semanas, las semanas en general y las horas al cabo de los días, concluyen los investigadores.
El trascendental error de Cotton fue que recordó el mismo día, pero de la semana anterior cuando se le preguntó por su coartada. Este tipo de confusión fue la causa de casi uno de cada cinco errores en el presente estudio. Simon Dennis, uno de los autores de la investigación, espera que los hallazgos ayuden a la hora de valorar las coartadas: «Pueden guiar a los investigadores para plantear preguntas que ayuden a encontrar errores de memoria comunes».
Christiane Gelitz
Referencia: «The fallacy of an airtight alibi: Understanding human memory for «where» using experience sampling». Elizabeth Laliberte et al. en Psychological Science, vol. 32, n.o 6, págs. 944-951, 2021.