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Tener un perro reduce el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares

Científicos de la Universidad de Uppsala han demostrado que convivir con perros reduce la probabilidad de padecer infartos de miocardio, ictus o insuficiencias cardíacas. [Wikimedia Commons]

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La obstrucción de un vaso sanguíneo es el origen más común del ictus, si bien también puede deberse a la hemorragia causada por la rotura de una arteria. Sería el equivalente a un infarto de miocardio, pero en el cerebro. Ante un ictus, cada minuto cuenta. Es la primera causa de incapacidad en el mundo y, según los expertos, se convertirá en la epidemia del futuro. A pesar de su elevada prevalencia, muchas personas aún no saben qué es el ictus ni cuáles son sus causas o consecuencias. En este monográfico digital (en PDF) hemos reunido nuestros mejores artículos sobre esta patología, también conocida como accidente cerebrovascular, embolia, derrame cerebral, o apoplejía. Descubre cómo reconocer sus síntomas, los avances farmacológicos centrados en disolver los coágulos que impiden la circulación sanguínea o las nuevas terapias sensoriales diseñadas para reducir sus secuelas.

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Las enfermedades cardiovasculares son una de las principales causas de mortalidad en el mundo. Se calcula que en el año 2016 provocaron el fallecimiento de cuatro millones de personas en Europa. Por ello, existe un gran interés en estudiar factores que reduzcan su incidencia sobre la población. Ahora, investigadores de la Universidad de Uppsala, en Suecia, han demostrado que las personas que conviven con perros tienen menor riesgo de sufrir estas afecciones. La revista Scientific Reports publica su trabajo.

El equipo de científicos analizó los datos recogidos durante doce años en el registro nacional de Suecia. Este incluye información de toda la población del país, como fechas de nacimiento y muerte, antecedentes médicos, estado civil o la posesión de animales. En total, el estudio incluyó a más de tres millones de personas, de entre 40 y 80 años de edad, sin problemas cardiovasculares previos.

Los resultados fueron los siguientes: los dueños de perros mostraron menor probabilidad de padecer infartos de miocardio, ictus o insuficiencias cardíacas. Además, el efecto protector fue mayor en el caso de personas solteras que vivían solas, un grupo poblacional propenso a sufrir este tipo de patologías. Otro dato interesante fue la influencia de la raza del can. Según el análisis, la convivencia con perros de caza como terriers, cobradores o retrievers y sabuesos, se asocia con un menor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, en comparación con otras razas o animales mestizos.

¿Cómo explican los científicos sus observaciones? Es un hecho conocido que tener un perro reduce el sentimiento de aislamiento social, la depresión y la soledad. Estos factores influyen negativamente en la salud, pues favorecen la aparición de patologías cardíacas y aumentan la mortalidad. La presencia de un can en casa también promueve la actividad física de su dueño mediante caminatas o la realización de actividades al aire libre. Estos efectos positivos son especialmente relevantes en el caso de los hogares unipersonales. Las personas solteras muestran mayor interacción con su mascota, a la vez que acostumbran a pasearla con mayor frecuencia. Así pues, los perros proporcionan apoyo social y motivación para realizar actividades físicas, hecho que reduciría el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares de sus propietarios.

Aunque los datos analizados solo representen a la población sueca, los investigadores creen que las conclusiones de su estudio pueden aplicarse a otros países europeos con una demografía y una cultura parecidas.

Marta Pulido Salgado

Referencia: «Dog ownership and the risk of cardiovascular disease and death, a nationwide cohort study», de M. Mubanga et al. en Scientific Reports, 7:15821, 17 de noviembre de 2017.