Poco frecuente, pero muy agresivo, el rabdomiosarcoma afecta principalmente a niños y jóvenes. La transformación neoplásica de las células musculares, presentes en la práctica totalidad del organismo, origina este tipo de tumor, que puede aparecer en múltiples órganos y tejidos. En la actualidad, la estrategia terapéutica incluye el uso de quimioterapia y radioterapia, así como la extirpación quirúrgica del cáncer. Sin embargo, la esperanza de vida de los pacientes de alto riesgo no ha mejorado a lo largo de las últimas décadas.
Por consiguiente, ahora, un estudio publicado por la revista Cell Death and Disease propone un nuevo método para predecir el éxito del tratamiento y mejorar su eficacia.
«Por su condición de enfermedad rara, pocos son los recursos destinados a investigar el cáncer pediátrico», comenta, a Investigación y Ciencia, Clara Alcon, investigadora del Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC) y primera autora del artículo. «Evaluar el potencial terapéutico de fármacos administrados a pacientes adultos constituye una opción. No obstante, los graves efectos secundarios que el tratamiento puede ocasionar durante el desarrollo infantil limitan los estudios», prosigue.
Favorecer la muerte de las células cancerosas resulta clave
La apoptosis, o muerte celular programada, permite la eliminación de las células dañadas. Sin embargo, en los pacientes con rabdomiosarcoma, la expresión de ciertas proteínas inhibe este mecanismo de defensa contra el cáncer. Tras dos años de trabajo colaborativo, con científicos del Instituto de Investigaciones Biomédicas de Bellvitge, de la Universidad de Barcelona, del Hospital San Juan de Dios, el Instituto de Investigación del Valle de Hebrón, de la Universidad Autónoma de Barcelona y el Instituto Catalán de Oncología, el equipo del IBEC halló el modo de predecir la capacidad de un fármaco oncológico para inducir la muerte celular por apoptosis.
«La caracterización del perfil dinámico BH3 (del inglés dynamic BH3 profiling o DBP) detecta si una célula tumoral experimentará una muerte apoptótica, incluso días antes de que esto ocurra», explica Alcon. «El método consiste en tratar las células con el fármaco de interés. En nuestro caso, utilizamos cuatro agentes de quimioterapia administrados de forma rutinaria para tratar el rabdomiosarcoma. A continuación, incubamos los cultivos celulares con un péptido pro-apoptótico, para identificar aquellas células que entrarán en apoptosis, cuantificarlas y, por consiguiente, establecer la efectividad de los compuestos.» De los cuatro evaluados, solo dos, vincristina y doxorrubicina, indujeron la muerte celular programada.
Asimismo, la técnica también permitió determinar las proteínas responsables de la resistencia al tratamiento del cáncer. En concreto, Bcl-xL y MCL-1, prótidos antiapoptóticos de la familia de BCL-2, cuya expresión inhibe la acción de vincristina. Ello llevó a los investigadores a usar nuevos fármacos, llamados miméticos de BH3, capaces de actuar contra dichas proteínas.
Mayor eficacia, menor toxicidad
«Los miméticos de BH3 son pequeñas moléculas de gran relevancia para la práctica clínica, pues limitan la acción de las proteínas de la familia de BCL-2, hecho que reduce la resistencia al tratamiento del tumor», expone el líder del estudio Joan Montero. «En la actualidad, centenares de ensayos clínicos desarrollan y evalúan estos fármacos, así que, con toda probabilidad, su uso aumentará en los próximos años.»
De forma interesante, la combinación de estos compuestos con los agentes de quimioterapia tradicionales indujo la muerte del 80 por ciento de las células tumorales en cultivo; incluso cuando los fármacos se administraron en dosis bajas, hecho que redujo de forma notable su toxicidad. «Estos resultados también los observamos en un modelo animal. Implantamos tejido tumoral procedente de un paciente con metástasis bajo la piel de los ratones y, tras el establecimiento del tumor, tratamos con vincristina y el mimético S63845, inhibidor de MCL-1. La sinergia no solo redujo el crecimiento del cáncer, sino que también lo estabilizó en el tiempo. Además, no observamos la aparición de efectos secundarios notables en los roedores», relata Alcon.
En un futuro, los científicos del grupo de nanobioingeniería del IBEC, al que pertenecen Alcon y Montero, intentarán definir nuevas estrategias terapéuticas secuenciales de tratamientos ya aprobados con miméticos de BH3 a fin de revertir la resistencia adquirida por el cáncer. «Las células tumorales intentan sobrevivir cuando un tratamiento las ataca e induce su apoptosis. Por consiguiente, postulamos que las terapias secuenciales evitaran la adaptación del cáncer y, en consecuencia, la recaída de los pacientes», concluye Alcon.
Marta Pulido Salgado
Referencia: «Sequential combinations of chemotherapeutic agents with BH3 mimetics to treat rhabdomyosarcoma and avoid resistance», de C. Alcón et al., en Cell Death and Disease; 11:634, publicado el 15 de agosto de 2020.