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Una prueba documental de que realmente abundan ahora más los plásticos grandes en los mares

 

 

Los océanos están contaminados con objetos de plástico grandes, bolsas por ejemplo, que abundan ahora más que hace sesenta años.

 

 

Se ha encontrado la primera prueba contundente de que la cantidad de plástico que contamina los mares ha aumentado mucho en los últimos decenios: en los cuadernos de bitácora de las embarcaciones con las que se ha estado observando el plancton.

Los datos registrados por unos instrumentos conocidos como #grabadoras continuas del plancton (CPR), arrastrados por los barcos a través de millones de kilómetros del océano Atlántico, muestran que desde el 2000 se han enredado en objetos grandes de plástico, como bolsas e hilos de pesca, unas tres veces más a menudo que en las décadas precedentes.

Es la primera vez que los investigadores han demostrado. por medio de un único conjunto de datos que abarcan un largo plazo, que ha ido habiendo en los océanos más plástico, dice Erik van Sebille, oceanógrafo de la Universidad de Utrecht. «Me emociona que por fin se haya hecho», añade. El análisis se publicó el 16 de abril en Nature Communications.

Aunque no es un resultado soprendente, lo cierto es que los datos sobre los plásticos oceánicos eran escasos: los estudios anteriores se basaban sobre todo en la ingestión de plástico por los animales del mar, y para escalas de tiempo menores, dicen los investigadores.

Pesca de datos

Los CRP son unos dispositivos que recuerdan a un torpedo. Se viene usándolos desde 1931 para estudiar las poblaciones de plancton: filtran los organismos presentes en el agua con unas bandas de seda. Barcos que se ofrecen como voluntarios (ferris o buques de contenedores, por ejemplo) arrastran una flota de CPR por los mares del mundo.

Pero en años recientes esos aparatos han acabado enredados en plásticos más a menudo, dice Clare Ostle, bioquímica marina de la Asociación Biológica Marina, en Plymouth, que supervisa la flota de CPR.

Cada vez que un barco arrastra un CPR, la tripulación anota en un libro de bitácora cualquier problema que haya habido con el dispositivo. Ostle y sus compañeros han revisado todos los cuadernos así correspondientes al Atlántico Norte de entre 1957 y 2016 para determinar si ese enredarse con el plástico ha ido siendo más común.

A lo largo de ese período de sesenta años se anotaron 208 de esos enredos. Unos pocos ocurrieron en las décadas de 1950 y 1960. Pero desde entonces el toparse con piezas grandes de plástico, o macroplásticos, se ha ido haciendo mucho más común. Fue aumentando su frecuencia en los años ochenta y noventa, y llegó a un máximo en la primera década de este siglo: en alrededor de un 3 por ciento de los arrastres los CPR se quedaban enredados. El material de pesca era el principal culpable: tenía que ver con el 55 por ciento de los casos.

Análisis de las pruebas

Es improbable que el incremento se deba a que se registrasen mejor los enredos; cuando el equipo analizó el número de encuentros de los CP con objetos naturales (algas, peces), no vio cambios significativos a lo largo del mismo período.

Van Sebille explica que, como el estudio se ha centrado en los objetos de plástico grandes, no dice mucho acerca de la cantidad de microplásticos (los fragmentos de menos de cinco de milímetros de largo) en los océanos. Estos contaminantes diminutos vienen de otras fuentes: de los envoltorios o envases desechables de plástico, no del material de pesca.

No obstante, añade, el estudio, que demuestra que la pesca desempeña un papel importante en la contaminación por plásticos, nos ofrecerá unos datos que servirán como contraste para establecer si las medidas que en adelante puedan tomarse afectan o no a las cantidades de plástico en el mar. «Tenemos la esperanza de ver una disminución a medida que la pesca se va volviendo más profesional, especialmente en el Mar del Norte», afirma.

Matthew Warren / Nature News

Artículo traducido y adaptado por Investigación y Ciencia con permiso de Nature Research Group.

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