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Una señal sin explicar tras la prueba nuclear de Corea del Norte

En este mapa de Corea del Norte, y parcialmente de China, Rusia y Corea del Sur, publicado por el Servicio Geológico de Estados Unidos, los tonos azules denotan una intensidad sísmica de más de dos grados, y cuanto más verde y luego amarillo es el color, mayor es, hasta llegar a una magnitud de más de seis en la estrella, que marca el lugar de la prueba nuclear norcoreana del 3 de septiembre. Una segunda sacudida apenas posterior no ha encontrado todavía una explicación del todo satisfactoria [USGS].

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Ocho minutos y medio después de que Corea del Norte hiciese estallar una bomba nuclear el 3 de septiembre, un segundo brote de energía sacudió la montaña donde se efectuó el ensayo. Tras los días transcurridos, los investigadores siguen desconcertados acerca de la causa de esa descarga adicional de energía sísmica y acerca de qué dice sobre el lugar de la prueba nuclear norcoreana o el peligro de una gran fuga radiactiva. Las estaciones de vigilancia de Corea del Sur ya han captado pequeños niveles de radiación generados por el ensayo.

Se han ideado varias teorías para explicar el segundo episodio, que van del hundimiento de un túnel o de un corrimiento de tierras a la fragmentación de la roca dentro del Monte Mantap, lugar del ensayo, pero los sismólogos no se ponen de acuerdo y dicen que no pueden reunir pruebas suficientes para precisar la causa.

«En este momento, se trata de un misterio interesante», según Göran Ekström, sismólogo de la Universidad de Columbia, en Nueva York.

La naturaleza de la primera señal sísmica está más clara, ya que concuerda con el perfil de la explosión de una bomba. El Servicio Geológico de Estados Unidos determinó que la magnitud del suceso sísmico asociado a la explosión nuclear fue de 6,3, mientras que la Organización del Tratado de Prohibición Completa de las Pruebas Nucleares (CTBTO), en Viena, le calculó un valor de 6,1 basándose en otro análisis. La explosión fue muchas veces más potente que las anteriormente realizadas por los norcoreanos, y su señal sísmica, la mayor detectada jamás por la red de estaciones sísmicas de la CTBTO.

El segundo episodio se produjo 8,5 minutos después y se le atribuyó una magnitud de 4,1, según informó el Servicio Geológico de Estados Unidos. Este organismo apuntó que estaba asociado al ensayo y que quizá se tratase de un «colapso estructural». La posibilidad de que la segunda sacudida se debiese al hundimiento de un túnel dentro del lugar del ensayo ha dominado las informaciones de los medios de comunicación. Pero Paul Earle, sismólogo del Servicio Geológico de Estados Unidos, le dijo a Nature que se trataba solo de una posibilidad en la que se pensó justo después de la explosión. El Servicio, decía, «se basaba para ello en ensayos nucleares anteriores de un tamaño comparable tras los que hubo colapsos».

En las imágenes del lugar del ensayo tomadas por satélites se aprecian posibles señales de un colapso, según un análisis publicado el 12 de septiembre por 38 North, consorcio formado por el Instituto Estados Unidos-Corea y la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados Johns Hopkins, en Washington, DC.

Pero la señal sísmica no concuerda con la que se esperaría tras un colapso, mantiene Lianxing Wen, geofísico de la Universidad del Estado de Nueva York en Stony Brook. Un colapso produciría más que nada movimientos verticales de la roca, pero un trabajo suyo, aún no publicado, indica que los indicios sísmicos apuntan hacia un gran movimiento horizontal también, algo, dice, que casa mejor con un corrimiento de tierras.

La escala del deslizamiento

Aunque los datos del satélite muestran muchos deslizamientos de tierra en Monte Mantap, otros investigadores sostienen que no podrían haber causado el suceso de magnitud 4,1. Corrimientos mucho mayores, como el de la mina de Bingham Canyon de Utah, en 2013, no produjeron señales sísmicas que se aproximasen a esa magnitud, explican Ekström.

Arguye además que las señales sísmicas que él ha visto no concuerdan con el patrón que se espera para un deslizamiento de tierras. Un suceso así ha de tener señales de más larga duración (conforme al tiempo que tardan las rocas en caer por una pendiente) que las registradas en el episodio norcoreano y menos ondas de alta frecuencia (porque la energía se libera en un deslizamiento de tierras más despacio que en los terremotos o las explosiones). Dice que no se puede descartar todavía un colapso. El cráter formado por un colapso no resulta a veces visible en la superficie sino hasta mucho después.

Otra teoría es la propuesta por un compañero de Ekström en la Universidad de Columbia, el sismólogo Won-Young Kim, que descarta el colapso, el corrimiento de tierras y la posibilidad de que hubiese un terremoto desencadenado por la explosión. Defiende que el episodio sísmico fue probablemente un estallido de rocas (una violenta fractura de la roca alrededor de uno de los muchos túneles que hay bajo el Monte Mantap). Eso explicaría la frecuencia de las ondas sísmicas, inferior a la de la ruptura correspondiente a un terremoto pero superior a la de un corrimiento de tierras, y explicaría también las demás características de la señal, sostiene.

La caracterización de los deslizamientos de tierras y los estallidos de rocas les serviría a los investigadores para evaluar la inestabilidad del Mantap. Aunque no fuera a colapsar la montaña entera, como han avisado algunos, señales más sutiles de deslizamientos o estallidos de roca podrían indicar que una sección grande de la montaña sobre los túneles se ha agrietado. Como dice Kim, si eso ocurriese podría conducir a la contaminación de la zona montañosa con materiales radiactivos. «Es difícil imaginar qué contención puede haber contra eso, dada la altitud del lugar y lo remoto que es».

Estaciones de fuera de Corea del Norte han empezado a detectar radiación del último ensayo. El 13 de septiembre, la Comisión de Seguridad Nuclear de Corea del Sur anunciaba que varias estaciones de vigilancia en tierra y en mar, viento abajo del lugar de la explosión, habían detectado el isótopo radiactivo xenón 133, un indicador de que ha habido un ensayo nuclear. Sin embargo, no se detectaron otros isótopos, lo que impide determinar qué tipo de bomba se usó. No indica tampoco si se está filtrando radiación desde el lugar del ensayo a un ritmo superior del esperado, explica Cheol-Su Kim, que dirige el departamento de evaluación de la radiactividad medioambiental en el Instituto de Seguridad Nuclear de Corea, en Daejeon, Corea del Sur.

Basándose en la red de tierra de estaciones de Corea del Sur, los niveles totales de radiación están entre los 50 y los 300 nanosieverts por hora, lo que no es mayor que los niveles de fondo del país.

David Cyranoski, con informaciones periodísticas de Mark Zastrow/Nature News

Artículo traducido y adaptado por Investigación y Ciencia con permiso de Nature Research Group.