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Clase política de Estados Unidos espera primera acusación por conexión rusa

Washington

Opositores y aliados del presidente estadounidense, Donald Trump, esperaban ansiosamente el domingo la confirmación oficial de la primera acusación formal en el caso de la conexión rusa, investigado por el fiscal especial, Robert Mueller.

En una serie de tuits, Trump volvió a denunciar una «caza de brujas» y refutó cualquier «colusión» con Rusia durante la campaña presidencial del año pasado.

«Toda esta historia de Rusia justo cuando los republicanos están impulsando una histórica reforma y recorte de impuestos, ¿es una coincidencia? ¡NO!», escribió.

El abogado del presidente, Ty Cobb, dijo en un mensaje a las cadenas CNN y Fox News que los tuits «no tenían nada que ver con las actividades del fiscal especial, con quien continúa cooperando».

CNN, seguida luego por otros medios, reveló el viernes que el equipo de Mueller presentará cargos y arrestará a al menos una persona el lunes.

El legislador demócrata Adam Schiff, miembro del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, dijo que no fue informado, pero mencionó a dos personas muy cercanas a Trump que a menudo aparecen en la prensa: su exjefe de campaña Paul Manafort y su efímero asesor de Seguridad Nacional Michael Flynn, quienes tenían actividades no declaradas como cabilderos  en países extranjeros.

El sitio web Buzzfeed afirmó el domingo que la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) estaba investigando una serie de transferencias de dinero relacionadas con Manafort por $3 millones   entre el 2012 y el 2013.

Calificadas de dudosas por instituciones financieras estadounidenses, algunas de estas 13 transferencias de las que Buzzfeed obtuvo los detalles tienen relación con Ucrania.

Según el sitio web, las autoridades notaron estas transferencias desde el   2012  e investigaban si Manafort estaba envuelto en algún tipo de fraude fiscal o si había ayudado al régimen ucraniano -entonces cercano a Putin- a lavar dinero.

Ty Cobb aseguró al diario The New York Times que Trump estaba confiado en que ni Flynn ni Manafort tienen ninguna información que pueda hacerle daño.

El gobernador republicano de Nueva Jersey, Chris Christie, aliado de Trump, señaló en la prensa que «el presidente no está bajo investigación, nadie le ha dicho que lo estaba».

«Pase lo que pase, esto es solo el comienzo», opinó -por su parte- el senador independiente Angus King, vinculado al grupo demócrata, en CNN.

Nueva etapa. El o los cargos del lunes marcarán una nueva etapa en las pesquisas que lleva adelante Mueller, nombrado en mayo para encabezar una investigación independiente sobre la interferencia rusa en la campaña de 2016 y establecer si hubo o no colusión con el equipo del candidato republicano. Esta investigación es distinta a las que emprendieron varias comisiones del Congreso.

Trump, secundado por muchos republicanos y parte del mundo conservador, emprendió un contraataque contra los demócratas y Hillary Clinton, a la que acusó de colusión con Rusia durante la venta de la empresa Uranium One al grupo público ruso Rosatom en el 2010.

Asimismo, la revelación de que la campaña de Clinton y el Partido Demócrata financiaron una investigación privada sobre Trump, compilada en un explosivo informe, hizo correr ríos de tinta en el campo conservador.

«Nunca he visto tanta ira y unidad republicana por la falta de investigación sobre el informe falso hecho por Clinton (…) la venta de uranio a Rusia, los 33.000 correos electrónicos que se eliminaron, el asunto de Comey, y muchas otras cosas», escribió Trump en Twitter.

«Hay tanta CULPA de los demócratas y Clinton, y ahora los hechos están hablando. íHAGAN ALGO!», agregó en otro tuit.

Algunos republicanos, por el momento aislados, incluso pidieron la renuncia de Mueller, acusado de estar demasiado cerca de James Comey. Christie advirtió el domingo de que el fiscal debería ser «muy, muy cuidadoso».

Mientras tanto, los demócratas han señalado  que si Trump despide a Mueller o emite indultos preventivos a cualquier persona atrapada en su red, estaría cruzando la línea.

Esta aceleración en las investigaciones ocurre cuando Trump se acerca al primer aniversario de su elección, que tuvo lugar un 8 de noviembre.

Él se jacta de lo bien que lo está haciendo e invoca el crecimiento de 3% en el tercer trimestre, pero su popularidad continúa en números bajos, como lo confirmó una nueva encuesta dada a conocer este domingo por NBC y The Wall Street Journal.

Un 38% de los estadounidenses aprueba su gestión, el número más bajo desde que asumió la presidencia en enero, mientras que 58% la desaprueba. Sin embargo, 81% de los republicanos sigue apoyándolo.