Inicio Internacional El Everest está lleno de cadáveres: unos 200 continúan allí

El Everest está lleno de cadáveres: unos 200 continúan allí

El

El Everest está lleno de cadáveres. Más de 300 personas han muerto en él durante el siglo transcurrido desde que se iniciaron los intentos por alcanzar su cima, por ahí de 1922.

Se calcula que unos 200 cuerpos siguen en la montaña, la mayoría ocultos en grietas profundas o cubiertos por nieve y hielo, pero algunos son visibles para quienes pasan cerca.

Este año se sumaban 10 decesos oficiales hasta el domingo, si bien el costarricense Warner Rojas fue testigo de un caso más este martes. Tres son sherpas fallecidos a principios de mayo en una avalancha, mientras preparaban el camino colocando cuerdas para los casi 500 montañistas que intentarían el ascenso en esta temporada. Tres guías más perdieron la vida intentando auxiliar a un montañista. Los retantes cuatro son extranjeros que perecieron en su intento de lograr la cumbre o bien en el regreso.

Warner Rojas sacado del Everest en helicóptero hacia un hospital

Los cuerpos que se quedan en la montaña se han vuelto hitos, con todo y sus botas pesadas de alpinismo y abrigos cuyos colores se han desteñido con el tiempo.

Los cadáveres más famosos hasta tienen nombres reconocidos –Botas Verdes, Bella Durmiente, El Alemán – y se han convertido en advertencias de los peligros en el ascenso de la montaña de 8.848 metros.

Ningún alpinista aspira a convertirse en un cadáver con apodo. Ninguna familia doliente quiere que su ser querido se vuelva así famoso, pero en uno de los lugares más implacables de la Tierra, donde la falta de oxígeno, las temperaturas gélidas y vientos fuertes significan que cada esfuerzo parezca imposible, rescatar los cadáveres no es algo simple.

“Para los familiares de los muertos en el Everest, el esfuerzo vale la pena”, manifestó Ben Jones, un guía de Jackson, Wyoming, quien contabiliza cuatro ascensos. Pero no es simple.

“Es extremadamente difícil y extremadamente peligroso”, destacó Arnold Coster, líder de expedición de la empresa Seven Summit Treks, quien en 2016 perdió dos alpinistas en el monte Everest y tardó días para traerlos desde la montaña.

“El terreno es empinado y las condiciones del tiempo son malas. Las nevadas y el viento lo hacen casi imposible. Para bajar un cuerpo se debe contratar entre cuatro y cinco sherpas, y dependiendo de las condiciones no todos están dispuestos a intentarlo por lo peligroso.

Complejo operativo

Otro problema es el costo de bajar el cuerpo de uno de los fallecidos. No todos están en condiciones de pagar esa suma.

Bajar los restos de la montaña puede costar entre $40.000 (₡ 22 millones) y $80.000 (₡44 millones), según expertos.

“En el 2019 uno de los operativos más complejos que enfrentamos fue retirar un cuerpo que estaba a 8.700 metros, cerca de la cumbre. El cuerpo estaba totalmente congelado y pesaba 150 kilos”, recordó el sherpa Ang Tshering.

Unos diez rescatistas pueden tomar más de tres días para llevar un solo cuerpo de 8.000 msnm al Campo 2, una sección rocosa a unos 6.400 msnm, donde algunos helicópteros pueden aterrizar. Es un proceso doloroso y agotador el cargar los cadáveres, transportados en bolsas de dormir, mucho más pesados por el hielo que absorben.

Dados los riesgos de pasar tanto tiempo en esas altitudes, muchos equipos de montañistas deciden no bajar a sus muertos, a veces colocándolos en grietas o cubriéndoles con rocas para que nadie los vea.

A veces, la montaña devuelve los cadáveres, con cambios en los glaciares y el derretimiento de nieve, revelando cuerpos desaparecidos durante décadas.

El cuerpo de George Mallory, el montañista inglés que desapareció en el Everest en 1924, no fue hallado hasta 1999. El de un guía que había caído en una grieta en el 2005 emergió cerca del Campo Base en el 2013.