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El Supremo brasileño confía el ‘caso Petrobras’ a uno de sus jueces menos políticos

El Tribunal Supremo brasileño ha nombrado a quien se considera uno de sus jueces más técnicos y menos políticos para proseguir las investigaciones del caso Petrobras en la última instancia. Edson Fachin, miembro del Supremo desde que la entonces presidenta Dilma Rousseff le nominara para el cargo en 2015, fue elegido este jueves para suceder al difunto Teori Zavascki, fallecido en un accidente de avión a finales de enero, y seguir revelando la corrupción de las élites políticas del gigante sudamericano.

Del hombre que desde ahora es capaz de sumir a Brasil en el caos político se sabe que hizo campaña a favor de la expresidenta Dilma Rousseff en 2010, cuando él era director del Instituto Brasileño de Derechos de la Familia y defendía derechos de minorías sociales. Pero aparte de eso, Edson Fachin es alguien conocido principalmente como un hombre discreto, más de pasar horas extra en el trabajo y acudir a misa los domingos con su mujer que de irse de cena o vacaciones con algún diputado. Quienes le conocen insisten en que como magistrado tiene espíritu democrático y prefiere escuchar a todo su gabinete (asesores y dos jueces federales) y no a su ideología antes de tomar una decisión.

Esa neutralidad puede ser la mayor arma de este gaucho de 57 años en los meses que se le vienen encima. El caso Petrobras, la megainvestigación que lleva más de dos años destapando la corrupción del poder brasileño —ramificada a muchas élites políticas y económicas de América Latina—, se encuentra en una de sus etapas más cruciales: a finales del año pasado, 77 ejecutivos de la multinacional Odebrecht entregaron a la policía una confesión en la que detallaban los sobornos que hacían por sistema a toda la clase política. Si lo que se ha filtrado de esos documentos es cierto, se trata de una bomba jurídica capaz de desestabilizar al actual Gobierno y a casi todos los que se están postulando para reemplazarlo en las elecciones de 2018, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva incluido.

Credibilidad del Gobierno

El anterior responsable de la investigación, Teori Zavascki, se fue de vacaciones antes de decidir si admitía o no ese grupo de declaraciones, conocido como la Confesión del fin del mundo, en sus pesquisas. Su opinión no llegó a conocerse. Murió hace tres semanas, cuando el avión en el que viajaba se estrelló en el mar de Paraty (Río de Janeiro) en un accidente rodeado de interrogantes. Fue la presidenta del Supremo, Cármen Lúcia, quien dio validez a la delación de Odebrecht este pasado lunes, lo que abrió la caja de los truenos.

De ahí que el país aguardase en vilo al anuncio de quién iba a heredar el delicado caso Petrobras. En un país donde los intereses de la política lo tocan todo, a Zavascki se le aplaudía por cultivar una distancia inquebrantable con el poder ejecutivo. Fachin sigue en esa línea.

También es un pequeño triunfo estratégico para el presidente del Gobierno, Michel Temer, a quien los rumores apuntan como principal perjudicado de la Confesión del fin del mundo. Suya es la potestad de nominar al juez que ocupara la plaza de difunto Zavascki en el Supremo, lo cual abría una posibilidad demoledora: que el juez que él nombre acabase heredando el caso Petrobras.

Los comentaristas llevan semanas lamentando el golpe que esto supondría a la credibilidad tanto del Gobierno como del Supremo. En ese sentido se ha celebrado que Temer le haya dado al Tribunal todo el tiempo necesario para dejar el caso Petrobras a buen recaudo antes de que anunciar él su candidato a magistrado. A pocos se le escapa, también, que, tras esta maniobra, ha ganado margen para nombrar a alguien más cercano: si lo previsto por los entresijos de Brasilia se llega a cumplir, ese alguien será el ministro de Justicia Alexandre de Moraes.