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Grupo opositor a armas nucleares recibe Nobel de la Paz

La Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN por sus siglas en inglés) ganó este viernes el  Nobel de la Paz  por su labor en favor de la prohibición de armas de destrucción masiva en un contexto de tensiones con Corea del Norte e Irán.

La designación reviste de particular interés para Costa Rica porque lideró, entre más de 120 países, la definición del texto final de un tratado firmado el 7 de julio que prohibe el uso de armas atómicas en el planeta.

La negociación la condujo la embajadora Elayne Whyte Gómez, quien representa al país ante los organismos de la ONU con sede en Ginebra, Suiza. 

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«La organización recibe el premio por su trabajo para llamar la atención sobre las consecuencias humanitarias catastróficas del uso de armas nucleares y por sus esfuerzos pioneros para lograr un tratado de prohibición de esas armas», manifestó la presidente del Comité Noruego del Nobel, Berit Reiss-Andersen.

El tratado entraría en vigor 90 días después de que 50 Estados miembros de las Naciones Unidas lo hayan ratificado formalmente. Hasta este viernes, solo tres (Guyana, el Vaticano y Tailandia) lo habían hecho.

En virtud del acuerdo, se prohíbe el uso de armas nucleares, la amenaza de uso, las pruebas, el desarrollo, la producción, la posesión, la transferencia y el estacionamiento en un país diferente.

Para las naciones con armas nucleares que eligen unirse, el tratado esboza un proceso para destruir los arsenales y hacer cumplir la promesa de los países de mantenerse libres de armas nucleares.

La embajadora de Costa Rica, Elayne Whyte Gómez, reacciona con alegría después de una votación para adoptar un tratado para prohibir las armas nucleares. Whyte preside la Conferencia de Naciones Unidas para Negociar un Instrumento Jurídicamente Vinculante para Prohibir las Armas Nucleares.

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ICAN expresó en un comunicado sentirse honrado por reconocimiento a nuestro papel en la consecución del Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares.

«Este acuerdo histórico, aprobado el 7 de julio con el respaldo de 122 naciones, ofrece una poderosa y muy necesaria alternativa a un mundo en el que las amenazas de destrucción masiva pueden prevalecer y, de hecho, están aumentando», afirmó el grupo.

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Este premio, afirma la organización, es un homenaje a los esfuerzos «incansables» de muchos millones de activistas y ciudadanos preocupados en todo el mundo que, desde el comienzo de la era atómica, han protestado enérgicamente contra las armas nucleares, insistiendo en que no pueden servir a ningún propósito legítimo y deben ser cara de nuestra tierra.

«Es un homenaje también a los supervivientes de los atentados atómicos de Hiroshima y Nagasaki – los hibakusha – y víctimas de las explosiones nucleares en todo el mundo, cuyos testimonios atrevidos y su incansable defensa fueron fundamentales para asegurar este acuerdo histórico», expresó el grupo.

Más de 70 años después del lanzamiento de bombas atómicas estadounidenses sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, el Comité del Nobel quiso resaltar los incansables esfuerzos de la ICAN para librar al mundo de las armas nucleares.

Antes del anuncio, se esperaba que el Nobel recompensara este año los esfuerzos para eliminar las armas nucleares o impedir su proliferación. El número de candidatos al Nobel de la Paz era de 318 este año.

La ICAN desarrolla un activismo incansablemente desde hace casi 10 años tendiente a la supresión del armamento nuclear.

Esta organización, fue la principal impulsora del tratado histórico de prohibición de las armas nucleares que 122 países adoptaron en julio durante las negociaciones que lideró la embajadora costarricense Whyte.

Si bien el alcance del texto es sobre todo simbólico, dada la ausencia de las nueve potencias nucleares entre los firmantes, su peso público es enorme.

La costarricense destacó del grupo servir como símbolo de los esfuerzos de la sociedad civil por acercarse a los Gobiernos del mundo y mantener el ritmo de la negociaciones en marcha.

Con motivo de la conmemoración del 70 aniversario del bombardeo de Hiroshima y Nagasaki, esta misma organización lanzó 6 de agosto de 2015 un sonoro llamado para decir basta a las armas nucleares.

«íNo más Hiroshimas, no más Nagasakis! íProhibamos las armas nucleares!», reclamó entonces la ICAN.

Fundada en 2007 en Viena, durante una conferencia internacional sobre el tratado de no proliferación nuclear, la ICAN tiene su sede en Ginebra; en las instalaciones del Consejo Ecuménico de las Iglesias, otra organización internacional.

La organización, que cuenta con un presupuesto anual de $1,2 millones, funciona gracias a las ayudas financieras aportadas por varios gobiernos, como los de Noruega, Suiza, Holanda, Alemania o la Santa Sede, así como por donantes privados, la Unión Europea y fundaciones.

La ICAN cuenta con 424 organizaciones no gubernamentales asociadas en 95 países.

El grupo trabaja a todos los niveles -nacional, regional e internacional- para alcanzar sus objetivos. Entre las numerosas personalidades la apoyan, hay dos premios nobel de la Paz: el arzobispo sudafricano Desmond Tutu (1984) y Jody Williams, quien lo recibió en 1997 por la Campaña Internacional para la Prohibición de las Minas Antipersona.

La ICAN también cuenta con la simpatía de numerosos artistas, como Yoko Ono o el actor estadounidense Martin Sheen, quien no duda en afirmar que «si Gandhi y Martin Luther King estuvieran vivos, apoyarían la ICAN».

Recibirá el premio, que consiste en una medalla de oro, un diploma y un cheque de nueve millones de coronas suecas (1,1 millones de dólares, 945.000 euros) durante una ceremonia en Oslo el 10 de diciembre, aniversario de la muerte en 1896 del creador de los premios, el filántropo sueco e inventor de la dinamita, Alfred Nobel.

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Fría recepción

La noticia de este premio Nobel de la paz tuvo una fría acogida entre algunos políticos y otras organizaciones.

El Kremlin, en Moscú, se limitó a declarar en una breve reacción  que «respeta» la atribución del premio y reafirmó que Rusia sigue fiel a su política de no proliferación.

La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) dijo también celebrar el otorgamiento del premio pero advirtió que el tratado aprobado recientemente en Naciones Unidas para prohibirlas podría «socavar» los progresos en la no proliferación.

«La OTAN está comprometida en preservar la paz y crear las condiciones para un mundo sin armas nucleares», indicó la Alianza Atlántica en un comunicado.