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Kurdistán, un referendo geopolítico

Erbil

Antonio Barrios Oviedo, miembro de la Cátedra Ibn Khaldun de Estudios del Medio Oriente, de la Universidad de Costa Rica, fue el único costarricense invitado por el Gobierno del Kurdistán iraquí como observador del referendo realizado este lunes 25 de setiembre y que busca la independencia de esa región. Barrios escribió para La Nación sobre este hecho.

Desde que la Corte Suprema de Irak ordenó al Kurdistán rechazar el referendo, alegando que viola la Constitución de Irak y la «unidad de Irak», se disparó el nacionalismo kurdo y se caldearon los ánimos. Incluso,  las amenazas de países vecinos no se hicieron esperar, casi en declaratoria de guerra y movimientos de tropas hacia la frontera del Kurdistán.

Esto preocupó a la población porque, como residentes de esta región tan convulsa, sí creen posible que Irak, Irán y Turquía lleven a cabo una invasión militar al país.

Sin embargo, estas amenazas no fueron un impedimento para que la gente se movilizara y llenara los centros de votación, dejando claro que no se dejarán intimidar. «Nos robaron la independencia en 1920, ahora estamos listos para obtenerla», dijo un señor mayor. Frases similares se las escuché a los jóvenes también, así que hay un sentimiento generalizado respecto a la tan ansiada independencia.

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En el fondo, la independencia significa un quiebre de la geopolítica regional porque altera las relaciones de poder del Kurdistán con los países vecinos, unos aliados y otros no tanto, como Irak, Siria, Turquía, Irán, Israel y Arabia Saudí; más las potencias europeas, Rusia y EE. UU. y, en medio de todo, están las alianzas militares contra el Estado Islámico (EI).

Los esfuerzos de Bagdad por posponer o anular la consulta fueron vanos, y los legisladores kurdos se apresuraron a aprobar la consulta y no aplazar lo que creen que por derecho les corresponde. El presidente kurdo, Masoud Barzani, dijo que no pospondría la votación sin una garantía de independencia de Bagdad, lo cual significa que esperaba que fuera el gobierno de Heider al Abadi quien les otorgara la independencia. Pude ver un pueblo en fiesta y entusiasmado, la vestimenta eran las banderas de su país y su orgullo, ser kurdo.

Importantes ciudades, predominantemente kurdas, como Kirkuk, vivieron una explosión de sentimiento de independencia prokurdo a medida que pasaban las horas. En la capital, Erbil, desde temprano la gente salía a como fuera para no dejar pasar se momento con la historia.

Desde fuera del Kurdistan

La oposición internacional de un Kurdistán independiente es variada. Las Naciones Unidas rechazaron  a la votación y pidieron a Barzani que, en su lugar, entable negociaciones con Bagdad, deterioradas desde hace años, no solo por la guerra, sino porque en su condición de República Federal de Irak, no le volvió a pasar al Kurdistán  parte del presupuesto nacional, lo que ha afectado su economía, además de la caída de los precios del petróleo en el 2014. Occidente busca que las relaciones entre Erbil y Bagdad mejoren, principalmente por la cercanía de las elecciones generales en Irak en el 2018.

Estados Unidos se ha mostrado fuertemente en contra del referendo  e instó a los kurdos a cancelar la votación, calificándola como una distracción de la actual lucha contra el Estado islámico, cuando más se requiere unidad. Esta declaración se produjo después de que el Departamento de Estado y el Departamento de Defensa pasaron semanas tratando de disuadir al Kurdistán de celebrar la votación. Por otro parte, Estados Unidos han apoyado durante mucho tiempo a las fuerzas kurdas de Peshmerga en la lucha contra el Estado islámico, no solo en territorio kurdo iraquí, sino en ciudades de Irak como Mosul. Estas fuerzas son clave para las posiciones militares que el Kurdistán ha tomado en ciudades prominentes como Kirkuk que podrían ser esenciales para la futura independencia y la estadidad.

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La posición de Rusia es más matizada y en declaraciones anteriores había indicado que apoya la independencia kurda, aunque no había expresado claramente su postura sobre el referendo  del 25 de setiembre. El gigante energético ruso  Rosneft anunció recientemente una inversión de $1.000  en ductos de gas natural en Kurdistán, que proporcionará al Kurdistán un apoyo financiero y económico clave si decide separarse de Irak. Así que aquí ya empezamos a ver quiénes, cómo y por qué, están interesados en la independencia kurda, y por aliados que sean Rusia e Irán, Rusia piensa en sus intereses en Oriente Medio, y el Kurdistán le abre esa puerta porque la guerra en Siria es cada vez más incierta para los intereses rusos.

Además de existir una oposición regional, tendiente a la amenaza militar,  Israel es el primer país en el Medio Oriente que expresa su apoyo a un Kurdistán independiente. El apoyo a un Kurdistán independiente es fuerte entre el público israelí, e Israel y el Kurdistán tienen fuertes lazos económicos, ya que desde el 2015 exporta el 77%  de su petróleo a Israel. Así que ahí hay razón más geopolítica sobre la independencia kurda.

Por otra parte, Turquía se ha opuesto desde hace tiempo a un Kurdistán independiente y considera al partido nacionalista kurdo dentro de Turquía, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), una organización terrorista. De hecho, Turquía organizó simulacros de tanques en su frontera con el Kurdistán iraquí antes del referendo  como muestra de matonismo militar en señal a su oposición. Sin embargo, Turquía ha tenido largas relaciones con el Kurdistán, especialmente cuando se trata de petróleo. Casi todo el petróleo del norte de Irak va a los puertos de Turquía en Ceyhan, a través de un oleoducto gestionado por Turquía. El Kurdistán, incluso ofreció vender a Turquía una participación en sus campos de petróleo por $5.000 millones. A pesar de que la cuestión kurda ha sido durante mucho tiempo un punto de inflamación de la política turca, el creciente papel de Turquía en la industria petrolera kurda ha sido lucrativo para Ankara, lo que complica la posición turca respecto de la independencia kurda.

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Arabia Saudí y otros países del Golfo están tomando una posición diplomática y han ofrecido mediar entre el Kurdistán y el Gobierno iraquí en Bagdad. Una delegación saudí ya se reunió con Barzani, quien agradeció a los saudíes su participación. Arabia Saudí ha tenido relaciones diplomáticas directas con el Kurdistán desde enero del 2016, cuando abrió un consulado en Erbil.

El factor petróleo

La independencia kurda bien podría agitar los mercados petroleros, ya que actualmente, el Kurdistán controla el 20%  de los recursos petroleros iraquíes, al norte y noreste de Irak, antiguas zonas de ocupación militar del EI; de ahí la importancia de desalojar al Estado Islámico de esas ciudades y campos petroleros. Si los kurdos declaran y mantienen la independencia dentro de las fronteras de su territorio, su industria petrolera estaría entre las 15 más grandes de la OPEP.

La independencia kurda implicaría que el Kurdistán sea un actor clave en el mundo del petróleo. El Kurdistán ya ha demostrado su deseo de utilizar sus recursos petrolíferos para construir alianzas con sus vecinos y actores internacionales. Sin embargo, hay muchas incertidumbres cuando se trata del mercado de petróleo. Un Kurdistán independiente aumentaría la producción de petróleo para financiar a su incipiente gobierno. ¿Sería capaz Turquía de aplastar los ímpetus de un Kurdistán independiente, interrumpiendo el oleoducto de Ceyhan, a través del cual  fluyen la mayoría de las exportaciones de petróleo kurdas? ¡Podría la OPEP invitar a un Kurdistán independiente a unirse al cartel y desatar la ira de Bagdad? Todo esto podría justificar una invasión de países vecinos al Kurdistán, independiente o no independiente, lo que desataría una nueva guerra en el  Oriente Medio.

Israelíes y kurdos han estado enfrentados a los árabes y  al apoyo  de Arabia Saudí  a la insurgencia que mata  kurdos en Siria. Además, los kurdos se han enfrentado a los islamistas violentos del EI y suponen un colchón frente a Irán, convertido en archienemigo de Israel desde la revolución de 1979. Pero hay también una historia de relaciones entre ambos pueblos que precede a los sucesos más recientes. Los kurdos ayudaron a huir de Irak a los judíos iraquíes cuando, tras la llegada al poder del partido Baaz en 1968, empezaron a ser víctimas de acoso en las ciudades donde vivían. Incluso desde antes, Israel ha mantenido con los kurdos una discreta relación militar, comercial y de espionaje.

El juego de las alianzas

Todos los juegos de alianzas, los entretejidos de las relaciones entre los países en el Oriente Medio, que parecen que todos fueran enemigos, pero amigos en temas que les son común,  dejan en entredicho  hasta dónde será posible acabar con la independencia del Kurdistán.

El Kurdistán está jugando el todo por el todo, todo o nada; por lo que vi, los kurdos están dispuestos a morir en el intento. Me parece que tienen muy claro que no cuentan con nadie en caso de guerra y estarán solos, las alianzas no se estiran tanto como para que otras potencias se arriesguen a proteger a su aliado «recién nacido» a la independencia cinco mil años después. La independencia tendrá inevitablemente sus impactos sobre la geopolítica, no solo por la escrito en el Acuerdo Sykes-Picot de 1916, sino en Sevres en 1920 donde se anuló la autonomía kurda, y que dejó a  30 millones kurdos bajo el dominio de Estados vasallos de los restos que quedaron del Imperio otomano en los inicios del rediseño del Medio Oriente. Viven en países como Siria, Irak, Irán y Turquía, donde están las regiones más ricas en recursos naturales, principalmente agua y petróleo.

El temor de un estallido o contagio independentista de los kurdos de Irán, Siria y Turquía, este último con 15 millones de kurdos, podría significar el resquebrajamiento de la tierra del Sultán Mehmet II. ¿Será eso lo que buscan los kurdos iraquíes con la independencia? ¿Será el pueblo kurdo la carne de cañón en caso de una nueva guerra, frente a intereses geopolíticos más fuertes y de altura?

Podríamos decir que los términos en cómo fue suscrito Sykes-Picot se encuentra el germen que hoy hace que los kurdos de Irak se independicen y habrá que esperar, quién sabe cuánto tiempo tomará para que los kurdos de los otros países se lancen  a la independencia. O, más bien, eso podría implicar que los gobiernos de estos países tomen medidas extremas para evitar a tiempo que dichos ímpetus se conviertan en nacionalismos separatistas.

Quizá los kurdos vayan a reescribir Sykes-Picot;  solo el tiempo los dirá, porque en el tiempo del Oriente Medio todo es posible, donde el conflicto es perenne, hará que cualquier aproximación de una escenario cambie repentinamente. Las alianzas no se sostienen con facilidad en el Oriente Medio. Una señora me dijo ayer:  «Tenemos siglos de esperar esta independencia, y mi presidente Barzani lo hizo posible».