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Los ataques del régimen sirio amenazan con partir en dos el enclave rebelde de Ghuta

Actualizado 07/03/2018 16:50:10 CET

El Gobierno de Al Assad envía refuerzos para recuperar el control de la localidad de Mesraba

BEIRUT, 7 (Reuters/EP)

Las fuerzas leales al Gobierno sirio han intensificado este miércoles sus bombardeos en la localidad de Mesraba, lo que amenaza con partir en dos el enclave de Ghuta Oriental, situado a las afueras de Damasco y controlado por los rebeldes, y aislar aún más a la población local.

Unidades del Ejército sirio han empezado a atacar este miércoles las defensas de los grupos de milicianos rebeldes en la localidad de Mesraba, en la región de Ghuta Oriental, para preparar el despliegue de unidades de infantería, según ha informado la cadena de televisión estatal siria.

La cadena ha mostrado imágenes de las afueras de Mesraba, cuya captura supondría dividir en dos las posiciones rebeldes. En las imágenes se ven grandes columnas de humo saliendo de un grupo de edificios mientras se escucha el sonido de los cazas y de las explosiones.

«Mesraba sufre hoy un fuerte ataque», ha advertido Jalil Aybour, miembro de un consejo opositor de Ghuta. El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos también ha confirmado el envío de refuerzos por parte del régimen, que comenzó su ofensiva en este enclave hace dos semanas

Un medio controlado por el grupo libanés Hezbolá ha asegurado que el Ejército sirio ya se ha hecho con el control de la localidad de Beit Sawa en el marco de esta ofensiva, que habría permitido al régimen recuperar un 40 por ciento del territorio perdido.

VIVIR EN SÓTANOS

Unas 400.000 personas están atrapadas en las localidades que conforman Ghuta Oriental, asediadas durante años por el régimen de Al Assad y donde apenas quedan ya alimentos o medicinas. Los civiles han comenzado a escapar de las áreas más cercanas al frente para adentrarse en Duma, mientras que muchos han optado por ocultarse donde pueden.

«Se está mal en el sótano, pero es mejor que los bombardeos», ha afirmado Adnan, un vecino de Duma de 30 años que permanece bajo tierra junto a su mujer y sus dos hijos. Junto a ellos también están otras diez familias, ha explicado Adnan en declaraciones a la agencia Reuters.

Un convoy de ayuda de la ONU y el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) pudo entrar esta semana en la zona, pero lo hizo sin gran parte de los suministros médicos que transportaba y tuvo que abandonar antes de tiempo por los riesgos de seguridad derivados de los incesantes combates.

El coordinador humanitario de la ONU en Siria, Alí al Zaatari, ha pedido por carta al viceministro de Exteriores, Faisal Mekdad, que el Gobierno acate un alto el fuego el jueves para permitir la entrada de un segundo convoy, según una copia del texto al que ha tenido acceso Reuters.

Al Zaatari ha recordado también los problemas sufridos por el anterior envío y ha denunciado registros tanto de los vehículos como de los efectos personales de los trabajadores, así como los problemas de seguridad. Una fuente diplomática ha advertido de que «había 83 cooperantes a bordo».

CIENTOS DE VÍCTIMAS

El Observatorio calcula que unos 800 civiles han perdido la vida desde el inicio de los bombardeos, que han proseguido pese a que el Consejo de Seguridad de la ONU reclamó en una resolución una tregua de días en todo el país. Damasco y Moscú alegan que sus objetivos en el caso de Ghuta Oriental son grupos terroristas, un argumento que ha puesto en duda el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Raad al Hussein.

«Cuando estás preparado para matar a tu propio pueblo, mentir es fácil. Las alegaciones del Gobierno de Siria de que está tomando todas las medidas posibles para proteger a la población civil son, francamente, ridículas», ha afirmado el Alto Comisionado, que ha presentado su informe anual ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra.

En este sentido, ha considerado «insostenibles», tanto «legal» como «moralmente», los intentos del régimen de Bashar al Assad para «justificar los ataques indiscriminados y brutales» lanzados sobre Ghuta Oriental.

El Ministerio de Defensa de Rusia ha afirmado que algunos rebeldes están dispuestos a aceptar la propuesta para evacuar la zona, pero en público la insurgencia niega este tipo de concesiones.

«Las facciones de Ghuta Oriental y su pueblo mantienen la tierra y la defenderán», ha alegado un miembro de Jaish al Islam, Hamza Birqdar. La oposición alega que este tipo de acuerdos forman parte de un plan de Al Assad para forzar el desplazamiento de sus detractores.

Un coronel sirio, sin embargo, ha expresado este miércoles en declaraciones a la televisión estatal su confianza de que Ghuta Oriental habrá caído «muy, muy, muy pronto» en manos del régimen. El propio Al Assad defendió esta semana que la mayoría de la población local quiere volver a estar bajo control del Gobierno.

La derrota en Ghuta supondría para los rebeldes el mayor golpe militar desde que perdieron la zona este de Alepo a finales de 2016. Entonces, el régimen también empleó una táctica similar de asedio, ataques aéreos y asaltos terrestres para salirse con la suya, a costa de llevar al límite a decenas de miles de personas.