NUEVA YORK, 16 Dic. (Reuters/EP) –
La Defensa Civil Siria, conocida como ‘cascos blancos’, ha acusado a Rusia ante Naciones Unidas de crímenes de guerra en la localidad siria de Alepo, afirmando que sus bombardeos en la región han matado a 1.207 civiles, entre ellos 308 niños.
En documento de 39 páginas enviado a la Comisión de Investigación de la ONU para Siria, los ‘cascos blancos’, la Red Siria por los Derechos Humanos, la Asociación de Doctores Independientes y el Centro de Documentación de Violaciones han informado de 304 presuntos ataques entre julio y diciembre en la región de Alepo, agregando que hay una «alta probabilidad» de que Rusia estuviera detrás de ellos.
«Las pruebas muestran claramente que Rusia ha cometido o ha sido cómplice de crímenes de guerra en Siria», han recalcado, unas acusaciones a las que Moscú no ha respondido por el momento.
Rusia ha respaldado la ofensiva militar del Gobierno sirio contra la zona oriental de Alepo, controlada por los rebeldes desde 2012, si bien informó a mediados de octubre de que suspendía sus bombardeos.
El Gobierno y los rebeldes sirios llegaron el miércoles a un acuerdo, auspiciado por Rusia y Turquía, para sacar a los últimos civiles y combatientes de Alepo oriental.
El acuerdo llegó después de una primera tentativa el martes, cuando el Gobierno de Bashar al Assad anunció que, tras meses de una intensa ofensiva, había logrado tomar todos los barrios de Alepo este, salvo un pequeño reducto opositor de dos kilómetros cuadrados.
El pacto ha prosperado porque los rebeldes han aceptado evacuar también las localidades de Fua y Kefraya, en Idleb, dos bastiones del Gobierno que llevan meses sitiados y donde la situación humanitaria es igualmente crítica.
Naciones Unidas ha advertido de que el sufrimiento al que se ha sometido a la población civil de Alepo podría constituir un crimen de guerra y se ha mostrado seguro de que, pese a la actual parálisis del Consejo de Seguridad, sus responsables deberán rendir cuentas algún día.
