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Piñera y Guillier pelean voto a voto su pase a La Moneda

Actualizado 17/12/2017 8:39:22 CET

El ex presidente parte con una ligera ventaja pero necesitará el voto del centro para volver al cargo

SANTIAGO, 17 Dic. (EUROPA PRESS) –

El conservador Sebastián Piñera y el izquierdista Alejandro Guillier se medirán en las urnas este domingo para conquistar La Moneda, en una segunda vuelta en la que los candidatos descartados en la primera ronda serán clave porque los dos competidores se encuentran en una situación de empate técnico en la que cada voto cuenta.

Piñera ganó las elecciones presidenciales del 19 noviembre, pero no con la holgura que habían pronosticado todos los sondeos. Confiaba en ganar con en torno a un 40 por ciento de los votos y 20 puntos por encima de su rival más cercano, y finalmente se quedó con un 36 por ciento y 14 puntos de ventaja sobre Guillier. «Fue un remezón», ha confesado.

Guillier tampoco obtuvo el resultado esperado. Obtuvo el segundo lugar al que aspiraba, aunque con la también izquierdista Beatriz Sánchez muy cerca. El candidato de la Nueva Mayoría sumó un 22 por ciento y la abanderada del Frente Amplio un 20 por ciento, por lo que la periodista se ha convertido en una de las bazas para triunfar este 17 de diciembre.

Los dos acuden a la cita electoral conscientes de que un puñado de votos decidirá la victoria. La última encuesta publicada, de Cadem, augura que Piñera se impondrá con un 40 por ciento, mientras que Guillier se quedaría a las puertas de La Moneda con un 38,6 por ciento. Sin embargo, se trata de una distancia tan corta que cae en el margen de error del sondeo.

«Es una elección bastante justa (…) Todo indica que será un triunfo ajustado», ha dicho Guillermo Holzmann, analista político, a la agencia de noticias Reuters.

Por eso, los dos candidatos se han esforzado en esta recta final en movilizar al electorado. «Hay que votar. Chile nos necesita», dijo Guillier el jueves, en su cierre de campaña. «No ir a votar es permitir que gane la derecha conservadora y volver atrás», advirtió.

LA PELEA POR EL VOTO

En esta reñida pugna ambos han apostado por arañar sufragios de los candidatos que cayeron el 19 de noviembre y próximos a su corriente ideológica.

Piñera ha sumado al ultraconservador José Antonio Kast, que se adjudicó un ocho por ciento de los votos en primera vuelta. Esto le permite acercarse al mundo militar sin entrar en polémicas relacionadas con la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990).

El ‘think tank’ Teneo Intelligence opina que Kast no será suficiente para catapultar a Piñera. «El desafío para Piñera será asegurar los votos de Kast en su flanco derecho y al mismo tiempo ganar los votantes de centro», ha indicado en un informe reciente.

En su giro hacia el centro, el candidato de Chile Vamos ha abandonado el discurso de derecha ‘versus’ izquierda y ha incorporado algunas medidas que rechazó firmemente durante su Gobierno (2010-2014), como garantizar la gratuidad de la educación pública en ciertos niveles y crear un plan de pensiones estatal.

«Hemos aprendido que los chilenos queremos cambios profundos basados en el diálogo y los acuerdos, no en la confrontación ni en la retroexcavadora», afirmó en su cierre de campaña. En la misma línea, el viernes invitó a Guillier a «dejar atrás el lado oscuro de la fuerza» en el debate político.

MISIÓN: UNIR A LA IZQUIERDA

Guillier se encuentra en la misma tesitura, pero en su caso el objetivo es unir a toda la izquierda chilena –más dividida que nunca– en torno a sus aspiraciones presidenciales.

Se trata, en parte, de deshacer el camino recorrido en primera vuelta, cuando Guillier trató de marcar diferencias con los otros cinco candidatos de la izquierda. La dispersión en este sector del espectro político llegó a tal punto que, por primera vez desde la restauración democrática en Chile, la coalición progresista Nueva Mayoría acudió dividida: postuló a Guillier y a Carolina Goic.

El también periodista ha intentado seducir al Frente Amplio porque el 20 por ciento que Sánchez consiguió en primera vuelta prácticamente le garantizaría la victoria. En un principio el partido se negó a pedir el voto para Guillier, reclamando «mayor claridad» sobre temas nucleares como la gratuidad de la educación pública, el sistema de pensiones y la reforma constitucional.

Sin embargo, en la última semana, y paradojicamente gracias a Piñera, ha logrado persuadir a Sánchez. La jefa del Frente Amplio ha anunciado que votará por Guillier como revulsivo. El ex presidente ha enfurecido a la izquierda chilena al denunciar que, si no ganó con más diferencia en primera vuelta, fue porque había papeletas marcadas con los nombres de Guillier y Sánchez. «Esto es inaceptable (…) No todo vale», ha criticado ella.

Como guiño, el candidato oficialista enfocó su último mitin hacia el votante ‘frenteamplista’. Su cierre de campaña fue el jueves por la noche en Valparaíso, la única ciudad gobernada por la formación política, y en él estuvo arropado por el ex presidente uruguayo José Mujica, referente del Frente Amplio uruguayo y de la izquierda latinoamericana.

UN CAMBIO SEGURO

Lo que está garantizado es que gane quien gane este 17 diciembre imprimirá un nuevo rumbo al Gobierno, algo que los chilenos han demandado claramente, tras cuatro años de hartazgo por la corrupción y la debilidad de una economía que llegó a contarse entre las más pujantes de la región.

Piñera, doctor en Economía por la Universidad de Harvard, ha prometido romper con el legado de Michelle Bachelet –que le precedió y sucedió en el cargo– y recuperar la bonanza económica hasta crear 600.000 empleos y erradicar la pobreza en 2025, lo que convertiría a Chile en el primer país de América Latina en conquistar la meta del desarrollo.

Aunque es visto como el líder indiscutible de la derecha chilena, que ha pasado estos cuatro años a la busca y captura de alguien que le sustituyera, la candidatura de Piñera no ha estado exenta de polémica. La Justicia le ha investigado por financiación ilegal de su primera campaña presidencial y por fraude fiscal.

Uno de los escándalos más sonados de Piñera, el tercer hombre más rico de la nación suramericana, ha sido por la inversión que hizo siendo presidente en una pesquera peruana que se benefició del fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) que concede 22 kilómetros de mar a Perú a costa de Chile.

Guillier, por su parte, posee la ventaja de que no tiene cuentas pendientes. Se presenta como la única opción para la regeneración política, en general, y de la izquierda, en particular. Ha prometido «perfeccionar» los tímidos logros de la Administración Bachelet y rematar las reformas que ha dejado inconclusas.

ADIÓS A BACHELET

Este domingo será además la despedida definitiva de Bachelet. En 2010 abandonó La Moneda con un 80 por ciento de popularidad y en 2014 renunció a una exitosa carrera internacional para repetir un segundo mandato que termina con un escaso 20 por ciento.

Los avances obrados –la legalización de las uniones civiles entre homosexuales y del aborto en tres supuestos, así como acabar con las reminiscencias ‘pinochetistas’ del sistema electoral– han quedado eclipsados por los escándalos de su Gobierno y su propio hijo.

Bachelet volverá ahora a la arena internacional para cosechar los frutos de su paso por ONU Mujeres y lo hará como miembro de una junta consultiva de Naciones Unidas sobre mediación. Con esta trayectoria agridulce se espera que, salvo sorpresa, este sea el final de su etapa en La Moneda.