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Principales claves del aumento de la violencia en Jerusalén y Gaza en el conflicto palestino-israelí

MADRID, 11 May. (EUROPA PRESS) –

La nueva escalada de violencia en Jerusalén y la Franja de Gaza, que más de una veintena de palestinos y dos israelíes muertos por el intercambio de bombardeos y disparos de proyectiles, se enmarca en unas tensiones al alza por la anulación de las elecciones palestinas y las órdenes de desalojo en el barrio de Sheij Jarrá, en Jerusalén Este.

Jerusalén Este ha sido durante las últimas semanas epicentro de un nuevo repunte de las tensiones entre las autoridades israelíes y palestinas de cara a la celebración de unas legislativas convocadas para el 22 de mayo, después de que el Gobierno de Israel impidiera la celebración de actos de campaña y la votación en esta zona de la ciudad.

La Autoridad Palestina, que exigía que Israel permitiera la votación, se negó a seguir adelante con unas elecciones en las que no participaran los residentes de la que considera como la capital de su futuro Estado independiente, en línea con las resoluciones internacionales, por lo que anunció un aplazamiento de los comicios, que iban a ser los primeros en cerca de 15 años.

Las tensiones fueron al alza en los días posteriores, después de que el Tribunal Supremo de Israel aprobara el desahucio de varias familias palestinas en Sheij Jarrá para que las viviendas fueran ocupadas por colonos, lo que provocó las denuncias palestinas ante lo que consideran como una violación del Derecho Internacional.

En este sentido, Naciones Unidas recordó que la expulsión de residentes en un territorio bajo ocupación y el traslado al mismo de población desde el país ocupante puede constituir un crimen de guerra, con Sheij Jarrá convirtiéndose en un foco de las protestas contra las autoridades israelíes y los colonos en Cisjordania y Jerusalén Este.

Así, las protestas derivaron en diversos enfrentamientos ante la intervención de las fuerzas de seguridad, lo que provocó su expansión a otros puntos de la ciudad, incluida la Explanada de las Mezquitas –conocida como Monte del Templo por los judíos–, en la Ciudad Vieja de Jerusalén, situada en el sector oriental de la ciudad.

El lugar, gestionado por las autoridades de Jordania, al igual que otros lugares santos musulmanes de la ciudad, ha sido escenario de numerosas disputas durante los últimos años debido a que en él se encuentran la mezquita de Al Aqsa –la tercera de más importancia para los musulmanes– y la Cúpula de la Roca, mientras que uno de los muros que la rodean es el Muro de las Lamentaciones, de gran importancia para los judíos.

INCIDENTES EN LA MEZQUITA DE AL AQSA

Las protestas en apoyo a los residentes de Sheij Jarrá terminaron por expandirse a la Explanada de las Mezquitas tras los rezos de la noche por parte de los musulmanes que acudieron al lugar, en un momento de gran importancia, dado que se trata de los últimos días de la celebración del mes de Ramadán.

Estas manifestaciones, en las que los fieles se negaron a abandonar el lugar pese a las exigencias de las autoridades israelíes, derivaron en la intervención de las fuerzas de seguridad, que han dejado cientos de heridos durante los últimos días, llegando incluso a lanzar gases lacrimógenos e irrumpir en la mezquita de Al Aqsa, lo que ha provocado una gran indignación entre los países musulmanes de la región.

Las protestas del lunes en la Explanada de las Mezquitas se saldaron con cerca de 600 palestinos heridos, que se suman a los alrededor de 300 heridos por la intervención policial durante la jornada del domingo, incluidos decenas de menores de edad que estaban en el lugar.

En este contexto, y tras varios días de advertencias y amenazas por parte de las facciones palestinas de la Franja de Gaza, entre ellas el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) –que controla el enclave–, el lunes comenzó el disparo de proyectiles desde Gaza, incluidos varios contra Jerusalén y sus alrededores, en un drástico recrudecimiento de la situación.

Por su parte, tanto la Autoridad Palestina como los países de la región –con Arabia Saudí e Irán a la cabeza– han condenado la represión policial de las protestas y, especialmente, los incidentes en la mezquita de Al Aqsa, mientras que Naciones Unidas ha hecho un llamamiento a la contención a las partes para evitar una nueva escalada en la zona.

BOMBARDEOS CONTRA GAZA

Sin embargo, el Gobierno israelí respondió rápidamente al disparo de proyectiles contra Jerusalén aprobando una campaña de bombardeos contra Gaza que ha dejado por ahora más de 25 muertos, entre ellos nueve niños, según los datos facilitados por las autoridades gazacíes.

Israel, que ha recalcado que no tolerará el disparo de proyectiles contra su territorio –que han dejado al menos dos muertos y ocho heridos tras el impacto de varios de ellos contra las ciudades de Ascalón y Ashdod (sur)–, ha descartado por ahora una incursión terrestre, si bien el Ejército ha hecho hincapié en que no es una opción que esté fuera de la mesa.

Los bombardeos han sido además aprobados por un Ejecutivo que se encuentra en funciones y en medio de las conversaciones entre los partidos para intentar ensamblar un nuevo Gobierno tras las legislativas de marzo, que dejaron nuevamente una Knesset fragmentada y sin mayorías claras.

En este contexto, el primer ministro, Benjamin Netanyahu, tuvo que devolver la semana pasada el mandato al presidente, Reuven Rivlin, tras no conseguir sacar adelante un acuerdo durante los 28 días que tenía de plazo, tras lo que éste le fue entregado al opositor Yair Lapid, líder de Yesh Atid, quien está sumido en una ronda de contactos para intentar llevar sus esfuerzos a buen puerto.

Por otra parte, los enfrentamientos y disturbios se han extendido también a otras zonas de Cisjordania e Israel, con al menos un palestino muerto tras ser tiroteado en la ciudad israelí de Lod, según han confirmado las autoridades, que han afirmado además que un israelí sospechoso ha sido detenido tras los incidentes.

Según las informaciones recogidas por el diario ‘The Times of Israel’, los manifestantes, que portaron banderas palestinas y del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), atacaron una escuela, una sinagoga y varios edificios públicos.

Rivlin ha hecho durante la jornada de este martes un llamamiento a los líderes árabe-israelíes para que se pronuncien contra la violencia. «No debemos permitir que estas situaciones se repitan», ha señalado, en un mensaje enviado al presidente del Comité de Consejos de Alcaldes Árabes, Mudar Tunes.

«No debemos convertirnos en rehenes de los terroristas asesinos de Hamás y Yihad Islámica, que disparan contra ciudadanos israelíes de forma indiscriminada», ha manifestado, después de que el Ejército israelí haya denunciado que las milicias palestinas han disparado más de 300 proyectiles durante el último día contra territorio israelí.

ALTO EL FUEGO DE 2014

Los enfrentamientos son los de mayor envergadura desde la operación ‘Margen Protector’, lanzada por Israel entre julio y agosto de 2014, después de la operación ‘Pilar Defensivo’, que tuvo lugar durante una semana en noviembre de 2012.

La operación ‘Margen Protector’, que se saldó con la muerte de 66 soldados y cinco soldados israelíes, así como más de 2.000 palestinos, la mayoría de ellos civiles, según los datos recogidos por Naciones Unidas, concluyó con un acuerdo de alto el fuego pactado con la mediación de Egipto.

El jefe del Ejército de Israel, Aviv Kohavi, ha resaltado este mismo martes que las Fuerzas Armadas «seguirán actuando de forma decidida para devolver la seguridad a los residentes del sur» y ha advertido de que es necesario «prepararse para un conflicto más amplio, sin límite temporal».

Las autoridades israelíes han anunciado la movilización de cerca de 5.000 reservistas y el envío de refuerzos a la frontera con la Franja de Gaza, ante la posibilidad de una incursión terrestre que llevaría probablemente a un nuevo recrudecimiento de los combates en la zona.