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Residentes y militares informan de disparos en instalaciones del Ejército de la capital de Burkina Faso

MADRID, 23 (EUROPA PRESS)

Residentes y militares han informado de fuertes disparos a primera hora de este domingo en el aeropuerto militar y en una de las principales bases del Ejército de Burkina Faso en la capital del país, Uagadugú, un día después de una gran manifestación contra el presidente del país, Roch Marc Christian Kaboré.

Fuentes militares de Bloomberg entienden que los disparos de la capital comenzaron en torno a las 04.00 de la madrugada tanto en el aeropuerto como en la base de Sangoule Lamizana, que sirve de alojamiento ocasional para la junta de jefes del Estado Mayor del Ejército y además contiene una prisión militar.

En ella se encuentra, en particular, el general Gilbert Diendéré, exjefe de gabinete del expresidente Blaise Compaoré, condenado por un intento de golpe de Estado en 2015 y también procesado en relación con el asesinato del expresidente e icono revolucionario africano durante los años 80 Thomas Sankara.

También se han escuchado disparos en otro campamento militar de Uagadugú, el de Baba Sy, en la salida sur de la capital, y en cuarteles de las ciudades de Kaya, la quinta más grande del país, así como en Ouahigouya, en el norte de Burkina, según han informado los residentes a Radio France Internationale (RFI).

Estos incidentes tienen lugar un día después de que la Policía de Burkina interviniera este sábado para dispersar una protesta en varias partes de la capital contra el presidente Kaboré, a quien acusan de pasividad ante la violencia yihadista y criminal que sacude el país.

Algunos de los concentrados aprovecharon para expresar su solidaridad con la vecina Malí, cuyas autoridades militares golpistas están bajo sanciones internacionales por su demora en el proceso de transición democrática, así como con el Ejército burkinés que defiende a la población de los ataques terroristas.

La violencia prosigue incesante en Burkina a pesar de los esfuerzos del Ejército; un derramamiento de sangre que alcanzó un punto álgido en noviembre del año pasado, cuando fueron perpetrados dos atentados terroristas en las localidades de Inata y Foubé. El primero dejó al menos 53 fallecidos, la inmensa mayoría agentes de Policía. Otros diez civiles y nueve militares fallecieron en Foubé el 22 de noviembre, en un asalto achacado a milicias islamistas.

Casi 12.000 personas fueron desplazadas por la violencia durante dos semanas de diciembre, según la ONU, mientras que Kaboré se ha pasado las últimas semanas intentando manejar como puede una crisis que se está extendiendo a su gabinete, como demostró el mes pasado al reemplazar a todo el Gobierno y nombrar a Lassina Zerbo como nuevo primero ministro del país.

De hecho, a principios de enero, las autoridades burkinesas arrestaron a ocho militares, incluido un comandante de alto rango, en relación con un presunto complot para «desestabilizar» las instituciones del país.

El propio Zerbo admitió que Burkina atravesaba una situación de seguridad «extremadamente preocupante» y abogó por hacer de la «reconciliación nacional» uno de los ejes de acción para restaurar la paz y la seguridad, después de que esta inestabilidad haya dejado ya más de 1,5 millones de desplazados desde el golpe de 2015.