Inicio Internacional Rusia asume la hoja de la ruta de la paz en Siria

Rusia asume la hoja de la ruta de la paz en Siria

Publicado 16/12/2017 8:22:41CET

Fuentes de la oposición confirman que todos siguen los pasos de Moscú y que el acuerdo de paz final dependerá su capacidad de liderazgo

BEIRUT, 16 Dic. (Reuters/EP) –

La intervención rusa en la guerra de Siria ha causado un vuelco de la situación tan favorable para su aliado, el presidente Bashar al Assad, que Moscú está preparándose para asumir de una vez por todas un papel de actor esencial en el futuro político de Siria gracias a las conversaciones independientes de paz que auspicia en Astaná (Kazajistán) y que, probablemente, y en contra de los deseos de Estados Unidos y sus aliados, mantendrá a Al Assad en el poder.

Así lo creen prominentes figuras de la oposición siria que creen que «todos parecen haberse rendido a la visión de Rusia» para terminar con la guerra, Washington entre ellos, después de que una vez defendieran que el único camino para acabar con el conflicto pasaba por la expulsión del poder del presidente sirio.

Desde Damasco las sensaciones no pueden ser más positivas. «Está claro que hay un camino, que los rusos lo están supervisando, y que está ocurriendo un cambio a mejor en la ruta hacia la paz», según fuentes del Gobierno.

UN PLAN CON MUCHOS PROBLEMAS

Los analistas no terminan de entender cómo la diplomacia rusa puede llevar la paz a Siria, garantizar el dinero (que no tiene) para reconstruir el país o animar al retorno de los millones de refugiados. Además, no hay indicios de que Al Assad vaya a reconciliarse con sus oponentes e Irán, el otro gran valedor del presidente ruso, no parece que vaya a tolerar un acuerdo de compromiso con la oposición.

«La Guardia Revolucionaria de Irán está convencida de que ha ganado esta guerra y no tiene ni la más mínima intención de firmar nada que no sea de su gusto ni el de Al Assad», ha explicado a Reuters el ex embajador danés en Siria Rolf Homboe, quien ha añadido que ahora mismo se da la circunstancia de que es tal el avance militar obtenido en los últimos meses, que Damasco no tiene especial necesidad de firmar término alguno.

Al Assad y sus aliados controlan ahora el sector más grande de Sira, más extenso que el que dominan las milicias kurdas respaldadas por Estados Unidos en el norte y en el este del país, y que ahora están más preocupadas por consolidar su dominio — y su autonomía — que en combatir contra Damasco. Los rebeldes antiassadistas todavía se agarran a retazos de territorio, como Ghuta Oriental, que ahora mismo están en disputa.

«Al Assad no va a tolerar ningún tipo de solución política que pase por compartir el poder, pero sí que podría vivir con la situación exacta que ahora mismo tenemos en el terreno», ha añadido el embajador.

AGOTAMIENTO

Desde el comienzo de la intervención rusa en 2015 todo parece haber salido a pedir de boca para Al Assad. Desde entonces, Moscú ha cerrado acuerdos con Estados Unidos, Turquía y Jordania para contener el conflicto en el oeste y contribuir al avance oriental del Ejército sirio, mientras que Estados Unidos ha restringido la ayuda militar a los rebeldes.

Al Assad parece imbatible pero algunos gobiernos esperan usar los fondos de ayuda a la reconstrucción para convencer al mandatario de que abandone el poder a cambio de la entrega de esta ayuda. Rusia mantiene que solo tiene intención de engrasar la maquinaria de la paz, y garantiza que el único acuerdo válido será aquel que ratifique Naciones Unidas pero está claro que pretende figurar como organizadora de su propio proceso de paz.

«Y ahí lo han entendido todos: los americanos, los franceses, los saudíes, todos los estados. El plan ruso es el plan a seguir y no se va a oponer nadie, porque todos están hartos de esta crisis», según fuentes de la oposición.

«Lo único pendiente es el plazo de tiempo: seis meses, dos años, tres… todo depende de lo que acuerden los rusos y los americanos», han explicado estas mismas fuentes. El temor reside en que Rusia no está acostumbrada a actuar de «guía» internacional, y al Kremlin se le escapen los matices, como la situación de los kurdos.

DIVISIÓN

«No estoy muy seguro de que Rusia sepa cómo alcanzar estos objetivos y es posible que entren en desacuerdo con algunos de sus aliados», según el analista del International Crisis Group (ICG), Noah Bonsey. Un ejemplo es la situación de la población kurdosiria, en torno a la cual Rusia e Irán albergan objetivos dispares.

Desde Teherán se pide que el Gobierno sirio asuma el control de las áreas controladas por estas milicias auspiciadas por Estados Unidos. Rusia, por contra, no quiere traicionar los acuerdos particulares firmados con los kurdos. Damasco todavía no se ha pronunciado al respecto, a la espera de acabar primero contra los últimos bastiones rebeldes en el oeste de Siria.

Otro matiz es el de la situación en el sureste del país, donde preocupa especialmente la determinación de Israel a la hora de impedir que Irán tenga presencia militar cerca de sus fronteras. Rusia deberá actuar con mesura para impedir una escalada de tensión que pueda derivar en una nueva respuesta armada israelí en territorio sirio.