El presidente Sebastián Piñera ha declarado el estado de excepción en respuesta a las protestas contra el alza en el precio del metro. El viernes se contabilizaron 308 detenidos y 160 heridos.
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La capital chilena, Santiago, ha amanecido este sábado tomada por unos 400 militares que controlan los accesos a la ciudad y los puntos neurálgicos de la ciudad en el marco del estado de excepción declarado por el presidente Sebastián Piñera en respuesta a las protestas contra el alza en el precio del metro.
El general al cargo del estado de excepción, Javier Iturriaga, ha sobrevolado esta mañana la capital para supervisar la situación y las imágenes del sobrevuelo han sido difundidas por la cuenta del Ejército.
Pese al despliegue, se han producido numerosos «cacerolazos» en distintas comunas de Santiago y también ha habido enfrentamientos entre manifestantes y carabineros en lugares como la plaza Italia.
Desde la oposición, el presidente del Partido por la Democracia (PPD), Heraldo Muñoz, ha condenado los disturbios y ha pedido la dimisión de los secretarios de Estado responsables.
Para el presidente del Partido Socialista, Álvaro Elizalde, el Gobierno está «caricaturizando» el malestar ciudadano y «eso genero un clima de efervescencia». Así, ha denunciado que se haya «decretado por primera vez en democracia un Estado de Excepción como resultado de la protesta social y del malestar generalizado» y ha reprochado al Gobierno su falta de sensibilidad social».
Además, voces de la oposición han criticado que se viera anoche al presidente Piñera cenando en un restaurante. En respuesta, la portavoz del Gobierno Cecilia Pérez ha argumentado que se trata de cosas «humanas».
Este sábado se ha publicado el balance de la jornada de protestas del viernes: 308 detenidos y 160 heridos, la mayoría policías, según el Gobierno chileno. Las protestas comenzaron en la capital chilena después de que el Gobierno decidiera subir el precio del billete de metro.
