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Theresa May gana el primer asalto a costa de un partido dividido por el Brexit

Publicado 12/12/2018 23:16:22CET

LONDRES, 12 Dic. (EUROPA PRESS) –

Theresa May ha demostrado una vez más su resistencia política al superar la moción de censura que los ‘tories’ descontentos con el Acuerdo de Retirada habían lanzado para derrocarla como líder conservadora y del país.

Aplacada la rebelión interna, la primera ministra británica podrá pelear con mayor fuerza por sacar adelante su ‘hoja de ruta’ para el Brexit, que hará frente a su próximo escollo en el Parlamento.

May ha superado la moción de censura con 200 votos a favor y 117 en contra y, de esta forma, logra mantenerse en el cargo, si bien su partido continúa dividido por el acuerdo logrado con Bruselas y su aprobación en el Parlamento sigue siendo un asunto complicado.

Minutos después de la votación, la primera ministra ha salido a la puerta de Downing Street para expresar su «satisfacción» y reiterar que seguirá trabajando para lograr la aplicación del acuerdo de Brexit.

Pese a ello, ha reconocido que «un número significativo de colegas» han votado contra ella y ha dicho haber escuchado lo que han dicho en sus reuniones, si bien ha defendido lograr «un Brexit que responda a la votación de la gente, que devuelva el control de nuestro dinero, fronteras y leyes, que proteja trabajo y que una al país de nuevo en lugar de azuzar las divisiones».

«Eso empieza aquí en Westminster, con políticos de todas partes uniéndose y actuando en el interés nacional», ha sostenido. «Aquí está nuestra renovada misión. Lograr el Brexit que votó la gente, volver a unir el país y construir un país que funcione realmente para todos», ha remachado.

May, la ‘superviviente’ del Gobierno de David Cameron que impulsó la convocatoria del referéndum del Brexit, ha afrontado su semana más crítica como líder del Ejecutivo que encabeza desde que el Partido Conservador le eligió para gestionar el resultado de esa consulta, la salida de la Unión Europea, justo la opción contraria a la que ella y su predecesor defendieron en campaña.

Asumió el cargo de primera ministra el 13 de julio de 2016 tras ser elegida por los ‘tories’ en un proceso de primarias en el que terminó siendo la única candidata tras la retirada de sus rivales. Llegó así a Downing Street, tras haber sido la ministra de Interior con Cameron, para coger las riendas de un país dividido por la ajustada y sorprendente victoria del Brexit en el referéndum del 23 de junio de ese año.

Segunda mujer al frente del Gobierno británico, tras la etapa de Margaret Thatcher (1979-1990) en Downing Street, May inició su mandato como jefa del Gobierno con un claro guiño a los más férreos defensores de la salida de la Unión Europea (brexiters) incorporando en su Gabinete al principal exponente de esta corriente en las filas ‘tories’, Boris Johnson, como ministro de Asuntos Exteriores.

A pesar de haber hecho campaña con Cameron a favor de la permanencia en la Unión Europea, May no ha dudado en defender el Brexit y ha estado negociando dentro y fuera de su país, principalmente en Londres y en Bruselas, para intentar contentar a partidarios y detractores de los beneficios de un proceso pactado con las autoridades comunitarias, ordenado y con una frontera ‘blanda’ entre la región británica de Irlanda del Norte y la vecina república de Irlanda.

Este punto, el llamado plan de salvaguardia –‘backstop’, en la jerga comunitaria–, que garantiza que no habrá una frontera estricta entre el Úlster e Irlanda, ha sido uno de los mayores escollos para la aprobación parlamentaria de su Acuerdo de Retirada, por el rechazo que genera entre los más firmes defensores del Brexit, ante el temor a que el país siga inmerso ‘sine die’ en la unión aduanera, y también entre los unionistas norirlandeses del DUP, que se niegan a que su región tenga un trato distinto al resto de Reino Unido.

Nacida el 1 de octubre de 1956 en Eastbourne, en el sur de Inglaterra, May se ha destacado como una superviviente en la escena política británica por su capacidad de adaptarse a las coyunturas y por su discurso pragmático.

ÓRDAGO ELECTORAL

May decidió lanzar su primer órdago político tres semanas después de invocar el inicio del proceso del Brexit –la activación del Artículo 50 del Tratado de Lisboa–, con la convocatoria de unas elecciones anticipadas para intentar reforzar su posición de cara a las negociaciones con la Unión Europea.

La jugada no salió como ella y su partido esperaban y los ‘tories’ acabaron perdiendo doce escaños –aunque los sondeos llegaron a vaticinar una victoria de los laboristas–, con una clara rebaja en su mayoría parlamentaria, lo que dio paso a las especulaciones sobre el futuro político de May al frente del Gobierno.

Finalmente, imponiéndose a la incertidumbre, May logró sacar adelante la formación de su Ejecutivo, el primero en el que ella era elegida tras unas elecciones legislativas, gracias al respaldo de los diputados del Partido Unionista Democrático (DUP).

Tras el varapalo que supusieron los comicios para las perspectivas de May de cara a reforzar su posición en la negociación con Bruselas, la primera ministra encaró el proceso para tratar de cerrar un acuerdo para una salida ordenada de Reino Unido del bloque comunitario, intentando buscar el equilibrio entre las posturas de los ‘tories’ partidarios del Brexit ‘duro’ y los defensores del ‘blando’, sin olvidar la necesidad de consenso con los dirigentes comunitarios.

ACUERDO CON BRUSELAS

Antes de la recta final negociadora que llevó a cerrar el acuerdo definitivo sobre el Brexit con los otros 27 países de la Unión Europea, en el Consejo Europeo celebrado el 25 de noviembre, la primera ministra británica afrontó en julio de 2018 otro de los momentos críticos en su andadura en Downing Street, con la salida de Boris Johnson de su Gabinete y la del entonces ministro responsable del Brexit, David Davis.

La renuncia de estos dos destacados ministros no solo supuso un varapalo por la necesidad de sustituirlos sino también porque ambos pasaban a formar parte de las filas de los ‘tories’ molestos y contrariados por el curso de las negociaciones con Bruselas.

Impulsada al frente del Gobierno por el resultado de la consulta del Brexit, May ha estado durante todo su mandato en varias ocasiones en la cuerda floja precisamente por ese mismo complicado proceso para salir de la Unión Europea y por las divergencias internas sobre cómo abordar el llamado ‘divorcio’ de la UE.

Las últimas semanas han quedado marcadas de nuevo por las disputas internas, con la dimisión de su ministro para el Brexit, Dominic Raab, tras haber cerrado con la Unión Europea el acuerdo que debería haber sido el definitivo sobre el Brexit y que esta misma semana ha abogado por intentar mejorar para superar la crisis actual.

La moción de confianza en el seno del grupo parlamentario de los ‘tories’, presentada dos días después de que May decidiera aplazar ‘sine die’ la votación parlamentaria de su pacto sobre el Brexit, ha sido el último escollo en el camino hacia la salida de la Unión Europea.