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¿Y la Ruta de la Educación?

El Ministerio de Planificación (Mideplán) publicó el informe del cumplimiento de metas del Plan Nacional de Desarrollo (PND). Al revisar lo correspondiente al sector educativo, salta a la vista una clara discrepancia entre lo que el Ministerio de Educación se comprometió a alcanzar mediante este instrumento formal de política pública y lo que ofreció durante la presentación de la llamada Ruta de la Educación.

Mientras que el PND contiene seis metas que son responsabilidad del MEP (con fichas, indicadores y números concretos, aunque poco ambiciosas), el documento en Power Point de la ruta enumera cuando menos 136 acciones (agrupadas en 18 hitos) que serían ejecutadas, sin que exista una equivalencia entre las metas del PND y las aspiraciones de la ruta.

En el caso del PND, el MEP se encuentra obligado a reportar avances sobre sus metas de forma semestral y es responsabilidad del Mideplán la fiscalización de estos reportes.

La ruta, por el contrario, no es un instrumento oficial de política pública y, por tanto, ni el Mideplán ni la Contraloría General de la República ni ninguna otra institución del Estado pueden exigir cuentas al MEP sobre su progreso.

De hecho, lo único que sabemos sobre su avance fue lo que dijo la ministra Anna Katharina Müller Marín en setiembre anterior, que de la ruta tenía “más de la cuarta parte ejecutada”.

Seis meses después, los ciudadanos desconocemos el avance, ya que la información no se encuentra en la página en internet. Por eso, resulta imposible saber cuáles de las 136 aspiraciones muestran mayor progreso que otras, cuáles están estancadas o cuáles ni siquiera han arrancado.

Sin embargo, existe una solución práctica. El MEP podría solicitar al Mideplán una modificación del PND para ampliarlo, e incluir las 136 aspiraciones (o 100, o 50) de la ruta.

Estando en el PND, la ruta finalmente pasaría a formar parte oficial de los instrumentos de política pública que establece la normativa costarricense, y lo que sería aún mejor, los ciudadanos obtendríamos los informes semestrales.

El MEP está a tiempo de tomar una decisión trascendental como la expuesta, y librarse de las críticas justificadas a la opacidad de su ruta.

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El autor es economista.