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Popular tiene un problema muy serio de ladrillo que le costará levantar, por lo menos, un lustro

Vemos a los mercados europeos y estadounidenses que han entrado en el segundo trimestre algo apáticos. Por delante tenemos las incertidumbres políticas de Francia y EEUU en estos meses. ¿Cree que es momento para consolidar o espera correcciones importantes a uno y otro lado del charco?
Son meses complicados porque Trump lleva más de 100 días en el cargo y no ha conseguido sacar adelante parte de su paquete de medidas, ni en los Tribunales, ni en las Cámaras, en un momento en el que la bolsa está tocando máximos que le va a costar mantener. De hecho, ya hay voces que hablan de una corrección severa en EEUU. Esto es un elemento bastante distorsionador de la política europea, pues si EEUU empieza a caer en bolsa, probablemente lo hagan el resto de bolsas. Cuando Wall Street estornuda, en Europa nos constipamos.

Además, en Europa tenemos las elecciones francesas y, si Le Pen ganara, dinamitaría el proceso unificador que se intenta relanzar. Parece claro que Le Pen va a ganar la primera vuelta y se espera que pierda en la segunda, pero ahí es donde vienen los problemas, pues ni siquiera se sabe quién será el contrincante en la segunda vuelta, lo que conlleva unas incertidumbres que imposibilitan que los analistas sean optimistas con la bolsa.

Entre tanto, lo mejor ahora es estar cautelosos, aunque desde un bottom up siempre se pueden conseguir empresas perla que generan valor.
 
Se esperan otras dos subidas de tipos en EEUU este año, ¿cómo afectará esto al sector inmobiliario estadounidense?
Creo que este año habrá dos subidas de tipos en EEUU, tres es poco probable y cuatro imposible. Ahora hay que ver cómo el mercado se adapta a la subida de tipos que ya ha habido este año, para ver cómo se adaptará a las siguientes. Entre tanto, en EEUU, desde hace varios trimestres, el precio de la vivienda está subiendo de una manera sosegada y en algunos Estados está en burbuja. Hay Estados, como California o Florida que marcan los tiros de por dónde puede ir el mercado inmobiliario. Lo que sí es cierto que en una situación de casi pleno empleo, si Trump consigue imponer sus posturas políticas, generará inflación y se trasladará al precio de las viviendas, por lo que el precio de las viviendas subirá y es probable que exista una burbuja, cuya manera de atajar es subiendo tipos de interés.

Como no termino de ver claro lo de los estímulos de Donald Trump, porque no veo claro cómo los va a pagar, a ver cómo termina todo esto.
 
En Europa el ciclo económico es otro, ¿Qué perspectivas maneja para el sector inmobiliario aquí?
En el mercado doméstico español nos encontramos que tenemos más vivienda de la que necesitamos y, por mucho que el sector inmobiliario lleva años diciendo que se ha tocado suelo y se va a rebotar, no para de caer. Por lo tanto, es una información interesada para que se produzca un despegue de los precios. Para que se produzca tal despegue lo primero que tiene que pasar es que se reduzca el paro de manera significativa. En España se ha reducido del 24% al 20% y se quiere bajar al 16%, que sigue siendo una auténtica barbaridad, mientras que en Europa la media es del 10-11%. Si se consigue una reducción del paro, probablemente se pueda incentivar el tema de la vivienda.

Otro tema es la tremenda austeridad, pues no podemos pretender que la gente compre viviendas cuando tiene su sueldo congelado. De hecho, en la última década el 70% de los empleados europeos, sobre todo españoles, ha perdido poder adquisitivo. Sólo un 30% ha ganado poder adquisitivo. Así que, si hay más caro y no se gana poder adquisitivo, es complicado que se compren viviendas y que el precio de éstas suba.

Además, en España hay lugares donde el precio de la vivienda sube, como en las grandes ciudades o en el País Vasco. En Europa sucede en ciudades como Berlín, Munich, Hamburgo, Londres, donde el precio de la vivienda ha subido por ausencia de suelo, pero hay otros lugares en donde esto no sucede y, por tanto, no tiene por qué suceder, como en Extremadura o en Andalucía.
 
Tras un mal dato de venta de vehículos en EEUU, el sector  automovilístico y el de autopartes europeos están viviendo malas jornadas, precisamente en una semana en la que Gestamp saldrá a bolsa en España. ¿Es el mejor momento para una salida a bolsa de este empresas o este bache le ha pillado a contra pie?
Gestamp ha elegido un año en el que se supone que la bolsa iba a despegar y no iba a tener problema en colocar ese dinero, sobre todo en institucionales, que también tenemos que darnos cuenta de que el sector institucional invierte en empresas que salen a bolsa porque tampoco tiene alternativas, pues en España la última emisión de deuda se ha colocado a tipos negativos.

Dentro del sector automovilístico, las caídas pueden ser algo coyuntural, pues según mejore la economía y la tasa de paro descienda, creo que se generará una mejora en la compra de vehículos. La realidad es que el parque automovilístico es muy anticuado, por lo que el precio del vehículo es probable que se dispare. También es necesario que se comience a dar crédito para la adquisición de vehículos.

Dentro del sector hay perlas, como Tesla, aunque a nivel macro el sector no esté en su mejor momento.
 
¿Qué debería hacer un inversor de Popular tras conocerse que tendrá que revisar sus cuentas de 2016 y que su CEO, Pedro Larena, haya dimitido?
Lo que está sucediendo en Popular es un verdadero culebrón. Ron está en una situación difícil, ha sido un pésimo gestor en los últimos años de crisis y también en los buenos, pues tuvo opciones de internacionalizarse y tener una situación de solvencia distinta, pero decidió centrarse en el mercado doméstico. Y ahora además quiere una indemnización.

La contratación de Larena vino para apagar fuegos, para que los inversores y analistas no se lanzaran sobre Ron, sino que Larena desviara la atención. Lo que ocurre es que con la llegada del nuevo presidente, Saracho tiene otros planes y contrató otra persona que reportaba directamente a su figura y no al CEO. Esto era una manera de decir que no confiaba en Larena, así que, por pura ética, Larena tenía que irse.

Luego, la sombra que hay sobre las cuentas es importante. Hay que ver las cosas en su justa medida, pues el auditor ha solicitado unos ajustes contables dentro de la contabilidad del banco, pero no hay limitaciones al alcance, ni ausencia de dar opinión respecto a las cuentas. Las cuentas no son falsas, pero hasta cierto punto no reflejan la situación del banco. Estos ajustes dan un tiro de gracia en la línea de flotación de solvencia del Popular y lo ponen en una situación más complicada. Es probable que estos ajustes hayan sido necesarios en otros bancos, pero el problema es que se realizan en un momento de crisis.

Como accionista del Popular, yo estaría extremadamente nervioso, pues aparte de la importante caída que tuvo el lunes, todos los analistas la ven como una “apestada”. A mi modo de ver, el nuevo presidente del banco es un extraordinario gestor que tiene muchas probabilidades de poder dar un giro importante al banco, pero lo importante es ver cuál será el futuro del banco: buscar solvencia para que continuar, o venderlo a un grupo inversor sólido que pueda hacer frente al problema que tiene la entidad. Popular tiene un problema muy serio con el ladrillo, algo que es muy difícil de levantar, por lo menos en un lustro. No se puede quitar el ladrillo rápidamente sin provisionar. El problema de Popular no es muy distinto al de otros bancos, pero él no tiene músculo para poder salir de la situación fácilmente, ni tampoco es tan grande como para no caer.