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6 de enero

Esta fecha ya se volvió imborrable en el recuerdo tribal de Estados Unidos. Solo es comparable al 7 de diciembre, fecha cuando se recuerda el bombardeo de Pearl Harbor por kamikazes japoneses, y que resultaron en la entrada de Estados Unidos a la II guerra mundial. Las consecuencias de Pearl Harbor ya las conocemos, pero las de la toma del Capitolio aún no.

El peligro para la democracia persiste. La presidencia de Donald Trump desató los demonios internos de las fuerzas oscurantistas, y ahora siguen activamente intentando devolverle el trono a su depuesto líder. Parece trama de serie de televisión, pero no lo es.

El tiempo juega en contra de quienes pretenden llamar a cuentas a los responsables. Tienen hasta noviembre, cuando sean las elecciones intermedias. Todo apunta a que los republicanos recuperarán ambas cámaras del Congreso, y con ello sepultarán cualquier investigación que vaya en contra de Trump.

Cuando Ud. lea esto, ya se sabrá qué posición adoptará el Departamento de Justicia. El procurador Merrick Garland dio a conocer ayer por la tarde la política que seguirá en torno a las recomendaciones de investigación criminal que se están originando en el Comité Investigador de la Cámara de Representantes, que se ha mantenido activo durante las fiestas de fin de año.

A la fecha, hay denuncias contra Mark Meadows, el jefe de la oficina de Trump, y Steve Bannon, estratega de cabecera del ex-presidente, por negarse a cooperar con el comité. Pero es claro que ambos participaron activamente en la insurrección, y para la salud democrática de su país, deben ser llamados a cuentas.

Ahora, Bennie Thompson, quien encabeza el comité, hizo un llamado público al ex-vicepresidente Mike Pence a que se presente de manera voluntaria a declarar. Pence fue quien impidió violar los preceptos constitucionales que garantizan una transición, y por ello, tiene información altamente relevante para la investigación. También es el caso de Sean Hannity, conductor estrella de Fox News, y reconocido trumpiano. Algo así como el Lord Molécula gringo, pero con poder e influencia reales, no como nuestros paleros.

Hannity mandó correos electrónicos a Meadows el 5 de enero, expresando “profunda preocupación por lo que pueda pasar en las próximas 48 horas.”

Si Pence y Hannity se niegan a cooperar, les enviarán un citatorio oficial, con carácter de obligatorio. Si aun así no se presentan, quedará de nuevo la opción penal, y solo la ejerce el Departamento de Justicia. Pero todo eso llevará lo que los demócratas apenas tienen, y es tiempo.

Mientras tanto, con dos nuevas demandas civiles en cortes federales, el número de denuncias contra Trump por instigar los hechos del 6 de enero llegaron a 6. Todas ellas son de policías metropolitanos de Washington, o de guardias del cuerpo de seguridad del Congreso, que resultaron afectados física o mentalmente (o ambos) durante la revuelta. Los primeros casos, incluso, ya caminan en las cortes, donde los abogados de Trump lo declaran inocente. Alegan que sus palabras no fueron el detonante que desató la violencia el 6 de enero, y que él no tuvo nada que ver.

Claro que no todo es Trump. Es a veces inconcebible la ignorancia que exhibe un segmento importante de la población. Tenemos encima la siguiente ola de COVID, ahora con el omicrón. En Estados Unidos, se están infectando niños a gran velocidad, y están muriendo, básicamente, quienes no se han vacunado. Hay vacunas disponibles para niños, pero a veces son rechazadas por padres fanáticos e ignorantes.

Así no se puede.