Inicio México AD10S: Maradona conmociona al mundo con su muerte

AD10S: Maradona conmociona al mundo con su muerte

Diego Armando Maradona (Lanús, 1960-Buenos Aires, 2020) toma el micrófono. Inicia la entonación de la melodía que se convirtió en himno de sus fans.

Se trata de la canción “La mano de Dios”, una de las secuencias más conmovedoras del documental Maradona, obra del director serbio Emir Kusturica, estrenado en 2008.

“En un potrero forjó una zurda inmortal con experiencia sedienta ambición de llegar. De cebollita soñaba jugar un Mundial y consagrarse en Primera, tal vez jugando pudiera a su familia ayudar”, canta Diego, mientras la cinta proyecta los flashbacks que evocan su humilde infancia; los inicios como futbolista en Argentina y el auge que vivió su carrera en Europa.

Se trata de seis vertiginosos minutos que parecen una metáfora de la velocidad con la que Diego Armando vivió. De la rápida gambeta que le convirtió en leyenda del futbol mundial.

Fiel a su estilo, Maradona tomó al mundo por sorpresa, al que, como si fuera un defensa central, le realizó un último túnel para escaparse a su último gol: su entrada a la inmortalidad.

“Carga una cruz en los hombros por ser el mejor, por no venderse jamás al poder enfrentó. Curiosa debilidad, si Jesús tropezó, por qué él no habría de hacerlo”, sigue cantando Diego Armando.

Y suben al escenario sus hijas mayores, Dalma y Giannina, a las que abraza y retrata al otro Diego Armando, el ser humano que, al igual que en las canchas, tuvo una vibrante existencia.

Maradona no sólo enloqueció a los amantes del futbol, sino que, desde su partida del arrabal de Villa Fiorito, también se ganó los reflectores por la polémica que generó su vida privada y su postura ideológica.

Así, la memoria colectiva le recordará como el individuo autor de dos de las anotaciones más importantes en la historia de la Copa del Mundo (aquellas que consiguió contra Inglaterra en México 86), pero también al que la FIFA acusó de uso de sustancias prohibidas y le castigó en Estados Unidos 94.

Maradona, el que hipnotizó al mundo con sus actuaciones en la selección argentina y el Nápoles, en la liga de Italia, y el Diego Armando que no escondió su ideología política y aparecía junto a Fidel Castro (con quien ya comparte la fecha de muerte) o Hugo Chávez.

Ya en los últimos años de su intrépida vida, el 10 se dio tiempo, en 2018, para dirigir durante dos torneos a Dorados de Sinaloa, tiempo en el que deambuló por las canchas mexicanas de la liga de ascenso cual Quijote: con la triste silueta que dibujaban sus adoloridas rodillas y provocando a su paso comentarios a favor y en contra.

Diego, el que deja huérfana a la Iglesia maradoniana fundada en su honor y en la que ayer, al igual que en las calles de Argentina retumbó el coro: “¡Olé, olé, olé, olé, Diego, Diego. Te quiero Diego!”.

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