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Aeropuerto en Texcoco ‘daría la espalda’ a la ecología: experto de la UNAM

Continuar con el proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) que se construye en Texcoco equivaldría a darle la espalda a los problemas que enfrenta la zona del Valle de México por la carencia de agua que ha generado la sobreexplotación de su vaso lacustre, aseguró el biólogo de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Fernando Córdova Tapia.

Córdova expuso que «de considerar continuar con ese proyecto, implicaría destruir un lago de mil hectáreas, vestigio de la labor iniciada por Nabor Carrillo para demostrar que es posible rescatar al Lago de Texcoco».

A una semana de que se lleve a cabo la consulta ciudadana sobre el tema, aseguró que sería importante interrumpir de una vez las obras en Texcoco, ya que con ello únicamente causaría un daño del uno por ciento de toda la zona.

En entrevista con Notimex, dijo a los empresarios responsables del proyecto que «siempre reducen el impacto ambiental a simples trámites».

También advirtió que esta falta de visión ambiental no es exclusiva de esta obra, sino que se extiende a muchos otros proyectos, “y cuando hablamos de megaproyectos e infraestructura, lo que siempre se deja al final es la parte ambiental”.

Entonces los problemas en materia ambiental “se ven simplemente como trámites y no tanto como un procedimiento de evaluación serio. En ningún momento a las empresas les interesa evaluar el impacto y compensarlo o mitigarlo, lo que les interesa es que salga lo más rápido posible y tener los permisos”.

El experto, señaló que el gran problema era que la evaluación de impacto ambiental es el primer permiso que le da el gobierno a cualquier persona o empresa para hacer un proyecto, y una vez que tiene aprobado el proyecto, el resto de los permisos ya vienen en cascada.

Además, consideró que en el tema del proyecto del Nuevo Aeropuerto obvió este estudio de impacto a propósito “porque no es fácil declarar que vas a generar un ecocidio en una región” y por lo mismo no se puede evaluar el impacto real de la obra.

Este, dijo, fue el motivo por el cual surgió la campaña #YoPrefieroElLago, ya que es necesario refrescar la discusión en términos de “oigan, no nada más es esto, también se está poniendo en riesgo todo un ecosistema en el que nosotros también salimos afectados”.

Recordó que en 2014, la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad, en la que él coordina a un grupo de revisión de manifestaciones de impacto ambiental “auditamos el proyecto del NAIM de manera independiente con especialistas de la academia”.

La principal oposición desde ese momento y que prevalece hasta nuestros días, es que “no podemos darnos el lujo de perder esta región de Texcoco” en la situación en la que está la ciudad en temas de regulación de agua y de abastecimiento, así como de hundimientos.

Recordó que, tras retomar el análisis de este caso, luego de que a petición personal le solicitaron asesorar al nuevo equipo que administrará el país tras las pasadas elecciones federales, descubrió que en términos de los impactos de la obra “es mucho peor de lo que nos habíamos imaginado».

Expuso que la manifestación de la obra nunca consideró aspectos clave para tomar una decisión. Ellos se centran en los impactos que tendrá la obra en el polígono, es decir, la desecación de las lagunas de regulación, pero no consideraron los impactos en la región y entre cuyas acciones viene el proyecto de desecar el lago Nabor Carrillo para evitar la colisión de los aviones con las aves.

Esto implicaría desecar una superficie lacustre con más agua que toda la que contiene la región de Xochimilco, lo que revela la magnitud del impacto y que en caso de consolidarse sería completamente irreversible.

Además, incrementaría la presión urbana en dicha región de manera que en el transcurso de los siguientes años se estima el arribo de entre tres millones y cinco millones más de personas en el oriente, “nada más como consecuencia de la especulación inmobiliaria y la venta de tierras para el crecimiento de la zona urbana”.

El resultado inevitable será la necesidad de entubar más agua para llevar el vital líquido a una zona que por la forma en que ha sido administrada se ha quedado sin ella.

Esto, agregó, resulta irónico ya que la naturaleza de esta región es completamente lacustre “y si el agua fluye de manera natural hacia Texococo, pues entonces que te inunde Texcoco, y eso es lo que los programas de recuperación de agua han trabajado en este lugar.

«Obviamente hacer este proyecto con un aeropuerto de la magnitud del que se está construyendo, resulta incompatible entonces no solo vamos a tener el problema de hundimientos, sino que también continuarán incrementándose los problemas de las inundaciones«, destacó.

Para mpi es clarísimo que si logramos explicarle esto a la gente es obvio que el resultado de la consulta será que no puede haber un aeropuerto en esa zona y por lo mismo se debe buscar otra opción que no sea ésta.

Desde luego, dijo, no se trata de que no se resuelva el problema del tráfico aéreo. “Que se resuelva, pero no puede ser que sólo haya una opción y que esta opción sea la peor de todas”, afirmó.