En México ha proliferado una nueva modalidad de engaño en la venta de productos “de alta seguridad” como el blindaje en todos sus rubros, pues se ofrecen vehículos, prendas, inmuebles o cristales que no cumplen con los requisitos mínimos de resistencia balística y/o las empresas fabricantes o comercializadoras no cuentan con los permisos oficiales expedidos por las autoridades correspondientes.
Hoy existen alrededor de seis mil compañías en todas sus modalidades de seguridad privada que trabajan de esta manera.
Dicha práctica, de acuerdo con René Fausto Rivera, presidente de la Comisión Ejecutiva y Presidente de la Comisión de Ética y Justicia de la Comisión Ejecutiva del Consejo Nacional de la Industria del Blindaje (CNIB) se ha extendido por todo el país, causando graves pérdidas y daños a los incautos.
Explicó que, “todas las empresas que estamos vinculados a la actividad de seguridad privada como blindaje automotriz, arquitectónico, chalecos blindados, vehículos tácticos, entre otros, estamos debidamente registrados ante la Dirección de Seguridad Privada, que depende de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, eso quiere decir que son empresas que cumplen con estándares de legalidad, capacitación y calidad”.
“Lo que hemos encontrado son empresas que no están debidamente registradas, no utilizan material que sean 100 en por ciento certificados como acero balístico, fibras aramidas, o fibras de polietileno o metales blindados con respaldo de policarbonato”, mencionó.
En algunas ocasiones se ha detectado que han llegado a utilizar acero de tres milímetros que se consigue en las ferreterías, sin embargo éste es diez veces menos resistente al acero balístico, pese a que físicamente parecen igual, aunque de composición química distinta.
Mencionó que estos negocios se caracterizan por ofrecer precio muy por debajo del mercado.
