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AMLO, del peligro para la economía a la responsabilidad fiscal en 12 meses

Al pasar de ser un candidato que supuestamente podría poner en peligro la estabilidad económica de México, a un modelo de responsabilidad fiscal en un corto año, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha sorprendido a los mercados.

Transcurrido el primer año de su mandato, el peso ha tenido un mejor desempeño que en el mismo periodo de los cinco presidentes anteriores, las acciones han subido y los bonos han superado fácilmente el rendimiento global promedio.

Si bien parte de eso se debe a una fiebre mundial por el rendimiento, también se debe a la gestión de la economía por parte de López Obrador.

A pesar de la promesa de deshacer años de gestión económica conservadora y aumentar el gasto en programas sociales e infraestructura, el mandatario se ha mantenido firme respecto al equilibrio fiscal. México está en camino de registrar un superávit presupuestario primario este año por tercera vez en una década.

López Obrador “ha practicado la prudencia fiscal hasta ahora. Es difícil decir si fue solo ineficiencia en la ejecución o una política premeditada, pero se ha beneficiado de eso”, asegura Shamaila Khan, jefa de deuda de mercados emergentes de AllianceBernstein en Nueva York.

“La clave será si eso continuará hasta el próximo año, y el crecimiento más lento en Estados Unidos podría ser un desafío adicional”.

Por supuesto, abundan los vientos en contra para la segunda economía más grande de América Latina.

México se libró de la recesión en el tercer trimestre por un margen muy estrecho, y la formulación de políticas de López Obrador –canceló por encima de cualquier objeción el proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), parcialmente construido y de 13 mil millones de dólares – ha mantenido alerta a la élite empresarial del país.

Las acciones mexicanas han subido 2.6 por ciento desde que López Obrador llegó al poder, en comparación con 1.6 por ciento durante el primer año de Enrique Peña Nieto, y 3.2 por ciento bajo el mandato de Vicente Fox en 2000. Aún así, el mercado ha tenido un rendimiento inferior al aumento promedio global de 4.6 por ciento este año.

El desempeño del mercado de valores de López Obrador va muy por detrás de la administración de Felipe Calderón. Calderón, quien venció en una cuestionada elección a López Obrador a la presidencia en 2006 por menos de un punto porcentual, desencadenó una recuperación de 19 por ciento durante su primer año en el cargo.

A los bonos corporativos y soberanos mexicanos también les fue bien, con un rendimiento promedio de casi 20 por ciento durante el mandato del presidente, muy por encima del promedio global de 11 por ciento.

“En términos generales, esta administración ha mostrado consistentemente deferencia a la estabilidad fiscal”, afirma Álvaro Mollica, economista en XP Investments con sede en Nueva York. “Esto ha sido positivo para los inversionistas”.

La mejor métrica de López Obrador es, con mucho, el peso mexicano, la moneda más negociada de América Latina, que subió más que durante el primer año de sus cinco predecesores. Es la sexta moneda con mejor desempeño en los mercados emergentes, y la única moneda latinoamericana que no cayó este año debido a las oleadas de protestas y disturbios sociales que envolvieron la región.

El propio presidente ha proclamado repetidamente la fortaleza del peso como un signo de confianza del mercado en su administración.

“Tenemos la tranquilidad de que no ha habido devaluación de nuestra moneda”, señaló López Obrador el jueves pasado. “Por el contrario, es una de las monedas que se ha fortalecido frente al dólar a lo largo de este año”.

Mucho ayuda el Banco de México (Banxico), que ha sostenido las tasas de interés altas y se ha mantenido firmemente agresivo, incluso ante la desaceleración de la economía.

Con tasas entre las más altas en los mercados emergentes, los inversionistas tienen una buena razón para mantener su dinero en México y recoger el carry relativo de la moneda.

“El consistentemente elevado carry del peso ha ayudado, ya que la mayoría de los otros bancos centrales latinoamericanos redujeron las tasas”, indica Danny Fang, estratega de BBVA con sede en Nueva York. “Con la popularidad de AMLO firme, el ruido político de México ha sido bajo”.

Por supuesto, López Obrador solo ha completado un año de seis, y los inversionistas continúan preocupados por la dirección de los activos mexicanos en el futuro.

Entre las principales preocupaciones de los inversionistas está Petróleos Mexicanos (Pemex). La compañía está teniendo dificultades para pagar una carga de deuda de más de 100 mil millones de dólares mientras intenta revertir más de una década de caídas en la producción.

Luego está el hecho de que el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que se suponía tranquilizaría a quienes hacen negocios en México, parece estar estancado en el Congreso estadounidense. Si a eso le agregamos temores generales sobre el crecimiento global y el comercio, la imagen comienza a verse sombría.

El peso fácilmente podría ir en cualquier dirección en los próximos meses, destaca Fang. Según él, la moneda mexicana no se mantendrá en su estrecho rango por mucho tiempo, pero nadie sabe si caerá o subirá.

“Hay algunas fuerzas opuestas en juego”, precisa Fang, y agregó que el riesgo de una caída es ligeramente mayor. “De cualquier manera, no creo que el peso se mantenga en el rango de 19.25-19.55 por mucho tiempo. Finalmente, uno de los factores sobresaldrá por encima de los demás”.